Capítulo 36

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Subrayo mi nombre escrito en un sobre cuando acabo uno de los tantos dibujos que tenía que hacer para el cuento.

Sonrío contento por mi trabajo y cierro el sobre. Salgo de mi oficina con este en la mano y me dirijo al principio del pasillo. Meto el gran sobre en un buzón y sonrío mirando el buzón negro.

—Se nota que has acabado con tus tiernos dibujos —dice Robert a mi lado apoyando una mano sobre mi hombro. Se une a mirar el buzón y yo me giro con una gran sonrisa en mis labios.

—Estoy tan feliz y orgulloso de mi trabajo. Estuve pensando en lo que tenía que dibujar mientras leía el cuento sin dibujo alguno —río al saber que el texto no tenía ningún dibujo porque yo los tenía que crear—. Y allá van —señalo el buzón—. Se enviarán muy pronto y publicarán el libro con mis dibujos —doy un salto apoyando mis manos sobre los hombros de mi amigo—. ¿Te lo puedes creer? —digo gritando y noto las miradas de los trabajadores de mi planta, pero ya me da igual. No me importa que me miren, soy humano, ¿no?

—Me alegro un montón por ti, amigo —dice con una sonrisa y me da varios golpecitos en la espalda—. ¿Quieres salir a algún sitio para celebrarlo? —alzo una de mis cejas y sonrío negando.

—Demasiado temprano para celebrarlo, ¿no crees? —me mira un poco confundido y sonrío mirándolo—. No se ha publicado el libro aún y tú quieres celebrarlo.

Me río caminando hacia mi oficina y cojo mi chaqueta azul oscura. Me la pongo y abandono la planta entrando en el ascensor. Espero a que se abran las puertas mientras pienso en mi vida ahora después de estar en coma.

Todo ha ido bastante normal. Giselle se ha alegrado mucho al saber que me he despertado y, joder, cómo la echo de menos. Han pasado dos meses desde que no nos vemos y eso me está matando. Los mensajes y las llamadas son más abundantes y esto alegra mis días.

Por otra parte, Soyeon está siendo muy amable conmigo y me encanta lo dulce que está siendo conmigo. Nos hemos visto varias veces, yo diría muchas, pero eso no es nada malo, ¿no?

Siempre sonríe cuando estamos juntos y hace todo lo posible para verme con una sonrisa en la cara. Le encanta mi sonrisa y me lo paso en grande con ella.

Puede ser que sea una chica algo mimada, pero es un encanto conmigo. No me arrepiento de conocerla. Me encanta esta chica.

Las puertas del ascensor se abren y salgo. Y allí la veo, detrás de un pequeño mueble. Está sentada escribiendo algo a mano.

Alza la vista y me ve.

—Señorito Jeon —comienza a hablar.

—Señor —corrijo.

—Perdón, señor Jeon —sonríe y lleva el bolígrafo a sus labios rojos—. ¿Podemos vernos más tiempo?

—Claro. Podemos quedar para comer después de trabajar.

Mueve lentamente el bolígrafo sobre sus labios y se levanta. Voy a abrir la puerta de la salida del edificio y ella intenta detenerme entre risas. Me río con ella y ambos salimos del edificio.

Caminamos hacia un restaurante que está cerca de la empresa y entramos. Elegimos mesa y nos sentamos esperando la comida que hemos pedido.

Me mira como si fuese una adolescente enamorada y yo sonrío.

—Ahora vuelvo —dice levantándose de la silla.

Miro cómo se aleja y gira hacia la izquierda.

Espero a que vuelva mientras miro a todas las personas que están en este restaurante. Unos comen y otros esperan por la comida como yo.

Me llega un mensaje y lo leo:

«Necesito tu ayuda. Me he quedado encerrada en el baño»

Me levanto y escribo:

«Ahora voy. Espera»

Camino hacia los baños e intento abrir la puerta del baño de las mujeres. Esta se abre con una gran facilidad.

No entiendo nada. La puerta está abierta.

Entro tímidamente sabiendo que no debería de estar aquí. Este es el baño de las mujeres.

Me encuentro a Soyeon cerca de la puerta. La cierra con llave y se gira para mirarme.

—Me has mentido. La puerta estaba abierta. No te has quedado encerrada.

Sonríe y se acerca a mí. Mi espalda choca con la pared y noto su aliento en mi rostro.

—Lo sé, Jungkook —susurra—. Lo sé.

Toma mi rostro con sus manos y me besa sin pensárselo dos veces. Siento sus cálidos labios sobre los míos. Al principio no cierro los ojos, pero luego los cierro cuando me sigue besando.

Se aleja de mí mirándome a los ojos y no muevo ningún músculo. Solo la miro sin decir nada.

—A esto me refiero con comer —confiesa y se acomoda un poco el pelo rubio.

Sonrío un poco y ella ataca mis labios de nuevo. Ahora mis manos sujetan su cintura mientras me besa.

Jungkook, sabes que esto está mal. ¿Por qué no paras?

𝐖𝐎𝐑𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora