𝐖𝐎𝐑𝐊

Capítulo 44

Sus sollozos no han cesado y estoy muy asustado. No me había dicha absolutamente nada sobre su embarazo. No sabía nada sobre esto y ahora veo que, por mi culpa, Eider puede perder a nuestro pequeño bebé.

Joe golpea mi pecho, pero me da absolutamente igual. Tengo mi mente en otro lado.

—¿Y ahora qué? —me dice enfadado. ¿Y si pierde al bebé?

—No lo va a perder aseguro mientras me trago las palabras que quiero decir ahora mismo.

Me siento un ser horrible. Un ser enfadado por lo que puede suceder y porque Eider no me había dicho nada sobre esto.

Entro en la habitación donde se encuentra y la veo debajo de las sábanas. Me siento cerca de ella y ni siquiera me mira.

¿Qué haces aquí? suelta y miro mis manos.

—He denunciado a Soyeon. Por culpa de la amnesia no me acordaba de lo que me hizo.

—Deberías de quedarte en sus brazos. Se nota que estabas muy feliz en sus brazos y en los brazos de muchas chicas más

Frunzo el ceño y la miró sin entender nada.

No he estado con ninguna mujer. ¿Qué está diciendo?

—Eider, eso es mentira. ¿De dónde sacas eso? —su mirada se centra en el techo y siento que no quiere ni mirarme.

—Te creaste una cuenta de Twitter nueva y comenzaste a hablarme por alli como si fueras un puto cavernícola —intenta controlar las lágrimas y su respiración. Un maldito machista con su puta polla lista para follar a muchas chicas,

Niego con la cabeza mordiendo mi lablo inferior con fuerza.

—Imposible.

—¿Quieres que te enseñe la conversación, Jungkook? —alza la voz mientras su lágrimas corren por sus mejillas.

Deslizo mi dedo por la pantalla de su móvil y leo la conversación.

Soyeon, así se llama, está sintiendo un gran placer mientras me la follo en su escritorio»

No quiero estar contigo. Tu cuerpo obeso me da asco.

Estoy pasándomelo de puta madre follando a todas las chicas australianas. No sabes lo buenas que están.

Los porros me dan más felicidad que tú. Ya estoy cansado de estar contigo.

Miro a Eider y siento un dolor en el pecho al leer todos estos mensajes.

Alguien se ha hecho pasar por mi y ha destrozado nuestra relación.

Me levanto de la cama y me mira con lágrimas en las mejillas.

—¿Y ahora que vas a hacer? —me pregunta.

—Voy a denunciar de nuevo a este monstruo. Y nosotros seguiremos juntos. Saldrás adelante con tu embarazo —me mira con atención y se sienta en la cama—. Se tiene que pudrir en la cárcel.