Capítulo 26

3.1K 172 20
                                    

—¿En serio no vas a dejar ver la ciudad? —se queja mientras esquivo a todas las personas que hay en una de las calles cercanas a mi departamento.

Mi mano está rodeando su muñeca y tiro de mi chica preguntándome porqué hay tanta gente aquí fuera. Con su otra mano sostiene su chaqueta negra y yo agarro su maleta marrón con la mano que tengo libre. Arrastro la maleta y escucho las ruedas moverse contra el suelo.

Escucho perfectamente a Eider, pero no quiero responderle ahora mismo. Quiero llegar a mi departamento y pasar bastante tiempo con ella.

Necesito estar con ella. Solo con ella, sin nadie más.

Llego al portal y, sin importarme que haya personas que nos ven sí o sí, coloco su cuerpo contra el frío mármol negro. Su espalda choca contra la pared y me mira. Deposita una mano en mi nuca.

—Sólo quiero pasar tiempo contigo —respondo por fin—. Solo tú y yo. Eso es lo que necesito ahora mismo.

Sonríe mirándome y susurra.

—Chico tonto —se ríe un poco antes de besarme.

. . .

—Bonito apartamento para ti solo —comenta mirando mi habitación.

Dejó la maleta en el suelo y la abro. Estoy a punto de tomar su ropa, pero me detiene colocando una mano encima de la mía.

—Para, Jungkook —me pide y me da un beso en la mejilla—. No hace falta que pongas mi ropa en algún sitio ahora. Vamos a disfrutar de nuestro momento juntos.

Sonrió y asiento.

Nos acostamos en la cama después de deshacernos de nuestros zapatos. Mi brazo está alrededor de su cuerpo y ella acariciaba mi cabello. Mi cabeza está sobre su pecho y miró por unos segundos la televisión.

Eider se centra en el aparato acariciando mi cabello. Besa mi cuero cabelludo y sonrió.

—¿Feliz en tu almohada favorita? —me pregunta segundos después y una risa se escapa de mi boca.

—La echaba mucho de menos —me acomodo en su pecho y deposito un beso en este. Siento que estoy en el paraíso.

Escucho su risa y suspiró feliz.

Es una locura que mi chica esté aquí. Mis planes para esta noche eran meterme en una cama y pensar en ella. Me quedaría dormido soñando con Eider, como de costumbre, pero a veces las pesadillas se apoderan de mí y me despierto sudando y asustado.

Pestañeo intentando olvidar lo que me pasa por las noches.

Venga ya, Jungkook. No destroces este momento con tus mierdas.

Eider se mueve debajo de mí y la miró confuso.

—¿Qué te ocurre? —Pregunto alejándome un poco de ella— ¿Estás bien?

Asiente y sonríe levantándose de la cama. Su mirada es algo tímida.

—Necesito ir al baño —dice en un tono alegre ocultando su timidez.

Sé que tengo cara de preocupación ahora mismo, según ella, es adorable y le hace reír. Lo único que hago es preocuparme por ella, pero ella sonríe mirándome, cosa que me hace sentir mejor,

Sonrió cuando desapareció de mi vista.

Me levanto de la cama y camino de un lado al otro mirando la gran ciudad. Esta oscura, pero las luces de esta la iluminan.

Apago la televisión y me siento en un sillón gris. Miro mis manos y escucho la puerta del baño abrirse.

—¿Has apagado la tele? —me pregunta acercándose a mi. De inmediato, me levanto del sillón para encenderla, pero ella me empuja un poco para que vuelva a sentarme— ¿Acaso ibas a encenderla de nuevo? —asiento y ella sonríe.

Se sienta en mi regazo mirándome. Sus piernas están cerca de mis caderas y levanta un poco su falda ceñida para que pueda abrir sus preciosas piernas un poco más.

—Por cierto, estas muy preciosa —sonrió y apartó su cabello hacia la izquierda. Coloco mis manos en sus piernas y siento como se acerca más a mí.

—Tu también, Jungkook —dice y acaricia mi rostro—. Cada vez estás más guapo y no puedo parar de pensar en ti y cuando estas delante de mí, mi mirada solo se centra en tu bonito rostro y en todo lo que haces,

Noto mis mejillas sonrojarse y ella se acerca demasiado a mi cuerpo. Sus manos viajan a mi cuello y me mira desde su altura. Ahora está más alta que yo porque está sentada sobre mi,

—Me encanta verte con traje —confianza y pasa su lengua por su labio superior. Sonrió enseñando un poco la lengua y ella se derritió mirándome. Unos pocos centímetros nos separan—. Extraño ver tu lengua —hace una pausa y mira mi cabello por unos segundos distrayéndose un poco—. Y también extraño sentirla.

Se mueve un poco en mi regazo y toma mis manos. Poco a poco las coloca en su trasero hasta llegar a su cintura. Muerdo mi labio inferior y comienza a moverse de arriba abajo con movimientos lentos.

Solo se escuchaban nuestras respiraciones en esta habitación. Mis manos se mueven en su cintura y luego bajan hasta sus muslos. Las suyas se ocupan de la cremallera que se encuentra a un lado de su falda. Baja la cremallera y escucho como la falda cae al suelo,

Mis manos suben hasta llegar a su trasero. Lo aprieto y ella suelta un sexy gemido.

—Echaba de menos tus manos —dice y respira contra mí rostro agarrándose mí. Aprieto más fuerte su trasero y una de mis manos se estrella contra este. Muerde su labio inferior y me mira.

—Suerte que están ocupadas —se ríe dulcemente y toma una de mis manos. Me deshago de su agarre y muevo mi mano sobre su muslo. La muevo lentamente y pasa por la parte más íntima de su cuerpo. Se echa un poco hacia atrás y mira preocupado. Detengo los movimientos de mis manos— ¿Estás bien, nena?

Asiente y siento que está siendo tímida.

—Supongo que he retrocedido —explica y se esconde entre sus manos—. Aquella chica tímida ha vuelto y quiero que se vaya.

—¿Quieres que pare? —le pregunto y niega con la cabeza. Me mira y pestañea varias veces.

—Sigue, por favor.

Asiento un poco y se sostiene en mis hombros. Me mira y asintiendo diciendo que siga.

Es en ese momento que recuerdo aquella chica que se moría de vergüenza cuando la tocaba. Pero poco a poco se sintió cómoda conmigo. Dejo que tocase su cuerpo porque sabía perfectamente que no le haría ningún daño.

Se sitio tan cómoda que, poco a poco, se convirtió en la mujer que es ahora. Una mujer que se aleja de la timidez y que me pide que la toque.

Delante de mí esta chica es una diosa que me recuerda a su pasado conmigo. Ahora está siendo tímida. Podemos tomarnos todo el tiempo que ella quiera.

—No te haré daño —le recuerdo cuando muevo mis dedos sobre su body de encaje sin apartar mi mirada de su rostro.

—Solo me amas y me vuelves loca —ríe un poco y sonrió asintiendo. Me besa y muevo mis dedos lentamente cerca de su intimidad.

Sus caderas comienzan a moverse ayudando a mis dedos. Desabrocho su body e introduzco mis dedos en su ropa interior. Cuando hago esto, gime contra mi boca.

—Me pregunto cuánto tiempo llevas con esta...

—Calla —me interrumpe riendo y sus manos comienzan a deshacerse de mi ropa.

𝐖𝐎𝐑𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora