Capitulo 1. El despertar.

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La transmigración, el hecho de que el alma cambie de un cuerpo a otro, es algo que duele. Cuando empecé a leer libros de ficción con este tipo de tramas donde la o el protagonista despertaban en un cuerpo diferente, no recuerdo tantos que hayan mensionado esto, así que yo lo comento: Duele, tiene lógica, es decir, tu alma está pasando de un estado conocido a algo totalmente diferente; aunque muchas veces pasa que el protagonista entra en un cuerpo similar al propio. Yo fui un caso distinto, cuando desperté en el cuerpo de Ophir, había pasado de la pequeña y debilucha Almendra, una joven mujer de 26 años que nunca había hecho algún deporte o demasiada actividad física a ser Ophir, un joven varón de 19 años que había entrenado la mitad de su vida con los caballeros y que gozaba de una increíble capacidad física. además de que había aumentado 20 cm de altura. Lidiar con los músculos de Ophir fue difícil, no podía controlar mi fuerza, todo lo rompía o lo torcía, lastimaba a las personas que me tendían la mano. Y aun así fue más cómodo pasar de ser Almendra a ser Ophir, que volver a ser Almendra.

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Qué difícil es bajar la guardia, sobre todo después de una guerra, es decir, podía estar en mi casa con mi esposa cocinando la cena o bebiendo unas cervezas en la taberna con mis amigos, pero estaría con la guardia en alto y no es como que no quiera relajarme es que no puedo.

El sonido y la vibración de un aparato electrónico me altero de sobremanera, me desperté de golpe de la cama, extendiendo mi mano para tomar mi espada... y no estaba, caí de la cama por un tremendo mareo que me dio y al alzar la vista: no estaba en mi cama, no estaba en mi habitación, no estaba mi esposa y no estaban mis hijos. La presión me altero como nunca, sentía que no podía respirar y no entendía lo que pasaba. Me puse de pie, pero de nuevo el mareo me hizo caer de rodillas. Ahí fue cuando me mire, mire mis brazos delgados, carentes de músculos y con tatuajes diferentes a los que yo recordaba. Mire de regreso a la habitación en donde estaba, todo lo que veía, ya lo conocía. Era mi habitación, la de mi yo como Almendra, no como Ophir. Debo de decir que los primeros segundos había estado aturdido. Me levante, tome mi celular que seguía bajo mi almohada y vi la alarma eran las 6:30 am del 14 de junio.

Todo lo que había vivido entonces había sido un sueño. Concluí, que mi vida como Ophir no había pasado. No había estado en una guerra, no había peleado con mi primo, no había entablado una amistad con Davania y Kosj, no me había casado con Viviana y no había sido padre. Todo había sido un sueño.

Me derrumbe, ¿Qué más podía hacer? Estuve en el suelo de una habitación vacía hasta que me dio hambre, camine por una casa donde solo había libros regados por todos lados y desayune sola. A las 10 de la mañana me llamo mi jefe:

—Almendra, linda, ¿Qué no vas a venir a trabajar?

—Estoy enfermo.

Me esforcé por fingir una tos y no me creyó, pero aun así mi jefe me dijo:

—Está bien, linda, recupérate pronto.

—Gracia.

—... Y Almendra.

—¿Sí?

—No quiero ser entrometido, pero si quieres hablar de algo, aquí sabes que estoy para escucharte.

No entendí porque decía eso, aun así, agradecí y colgué. No creo que pudiera ayudarme en estos momentos.

seguí devorando la avena que había preparado, era extraño, desde la guerra que no había comido avena y estaba esperando aquel insípido sabor, pero al llevar la cuchara a mi boca solo sentido la dulzura. Suspire, me dolía la cabeza, los músculos, era como si me estuvieran oprimiendo. Todo se sentía extraño y lejano. Impropio. Hasta los latidos de mi corazón se sentían vacíos, en mi mente solo se encontraba lo que pude haber vivido con mis hijos, con mi amada Vivian.

Mi Nombre es Ophir (CT).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora