Capitulo 21. Hermanos menores.

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Me acerque al sofá, donde Joana se había quedado dormida. Empecé a sacudir a la pequeña lentamente, cuando ella se removió incomoda fue cuando le susurré: —No puedes dormir aquí, ve a dormir a la cama.

—Mi mamá dijo que...

—... Dijo que dormirías aquí hoy, ve a la cama, Esther y yo iremos en un momento— le explique, la niña, demasiado dormida para renegar, se levanto y arrastro los pies en dirección a mi habitación. —Coraje, ve con ella— pedí al cachorro, el cual gustoso siguió a la pequeña.

Cuando me gire, mi jefe me miraba fijamente, sonreí, incomodo por la calidez en sus ojos.

—Estas ayudando mucho con Joana, te lo agradezco— susurro mi jefe, Esther estaba sentado a su lado, tomando algunos apuntes.

—No es nada— dije avergonzado por las palabras de mi jefe.

Esther suspiro, melancólica.

—Es como cuando éramos niños, ¿recuerdas, Esther? —pregunto mi jefe empujando con su hombro a su hermana, esta le devolvió el golpe y luego mi jefe me miro. —Ahora la vez muy calmada, pero antes Esther era toda una revoltosa. Se metía en problemas a cada rato y regresaba a casa muy tarde, siempre se quedaba dormida en el sillón.

Esther sonrió. —Esme siempre me despertaba, decía que tendría problemas de espalda cuando fuera vieja, pero mírame, estoy en perfectas condiciones.

Mi jefe la miro. —Que mentirosa.

—¿Quién es Esme? —interrumpí a mi pesar a los hermanos, quería entender el contexto para que ellos pudieran seguir recordando el pasado.

—Nuestra hermana mayor— hablaron los dos al mismo tiempo, el amor brotaba de ellos. Ignore la forma en la que la voz de Esther se ahogó.

—Era asombrosa, Ophir— dijo mi jefe, también ignore aquel "era" y lo que implicaba. —Hermosa, inteligente, amorosa.

—La envidia del barrio— aseguro Esther con una mano en la barbilla. —Era como si el mundo estuviera hecho para ella, siempre sabia que hacer o que decir, las palabras le salían natural y los abrazos.

—Es una lástima, no aprecie los abrazos de mi hermana lo suficiente y tu no te dejas querer— se quejo mi jefe.

—Eso es porque eres demasiado empalagoso— argumento Esther.

Pedí historias de la hermana mayor de la familia Palacios y ambos hermanos menores accedieron gustosos.

—No había mejores desayunos que los domingos de hot cakes, Esther y yo nos despertábamos tarde, Esme hacia el desayuno y juntos mirábamos la televisión todo el día.

—Esme era la mejor cubriéndome, mamá jamás se enteró de mis escapadas nocturnas y siempre daba los mejores consejos para salir de casa.

—Ella jamás fue mala, pero enojada era otra persona, una vez arrastro a una vecina, la tomo de los cabellos y la llevo de nuestra casa a la suya; dijo que había hablado mal de nosotros y que se lo merecía.

—O la vez que se peleo con la mamá de Joana cuando recién estábamos saliendo.

—Ella lo dijo, no te conviene esa loca.

—Pero también dijo: el amor es ciego, sordo y tonto.

—Ella me sugirió que estudiara Psicología y pago mis estudios.

—También me ayudo a buscar casa propia.

La última anécdota fue de Esther: —Ella hacia coronas de flores en el día de las madres, llore cuando el mío se marchito... llore casi tanto como el día en el que... ya es tarde vamos a dormir.

Mi Nombre es Ophir (CT).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora