Capítulo 19. transmigrados.

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Transmigrar duele.

Ya lo he dicho, pero lo repito. El hecho de cambiar de cuerpo duele y deja retrasos de trauma.

Davania era una mujer guerrera que tuvo que aprender a usar la mano izquierda cuando su mano derecha quedo destrozada tras una batalla; Selina, aunque su mano derecha era completamente funcional, casi no la movía, usaba su mano izquierda para todo. Davinia era una mujer fuerte, llena de tatuajes, cabello rubio y con un estilo entre gótico y hippie; visualmente Selina solo mantenía su estilo de ropa: faldas andrajosas, collares y joyerías de cuencas. Ella odiaba el contacto, solo su marido la podía tocar, la luz natural le molesta, los sonidos altos la alteran; en su presencia, se mantiene distancia, las cortinas se mantienen cerradas y se debe susurrar.

Tsarech es un demonio, sus extremidades crujen cuando hace movimientos bruscos, era alguien atado a las reglas, aunque fuera inconscientemente, se menosprecia y detesta su aspecto. Matías, mantiene la vestimenta de alguien de alta clase, aunque repudia los lujos, cuando pasa por n espejo se queda mirando en este, como si no se creyera lo que ve. Después de haber estado años usando una monstruosa piel gruesa, no se acostumbraba a su piel. Los demonios no tienen mucho sentido del tacto, la suavidad pasa desapercibido por ellos; ahora como humano añora el tacto de su mujer, Selina lo acaricia y lo acuna para darle consuelo.

Kosj...

—Duele— me queje y el se quedo quieto, tuve que removerme en su agarre para tener una posición donde no me doliera. Él continúo intentando recargarme en las almohadas para poder sentarme.

Kosj es cálido, alentador, amable, tiene una sonrisa única que te da esperanza. Andrés, el nombre sabre agrio en mi lengua, no cambio. Una vez, en un entrenamiento con Kosj, este termino hiriéndome, su garra casi se incrusta en mis pulmones; desde entonces se mueve con cuidado a mi alrededor. Él también albergó la piel de un monstruo, pero, el aspecto no era algo que le afectara como a Tsarech, a Kosj le afectaba dañar a las personas, por eso cuando me ayudaba y soltaba un quejido, se tensaba por completo, su rostro se queda helado.

—Estoy bien— le dije cuando se apartó, yo ya estaba sentada, con tantas almohadas en mi espalda que no había manera en la que no estuviera cómodo.

—Estuve buscándote— susurro Kosj.

En mi casa solo estábamos los transmigrados, Selina estaba frente a la cama, entrelazando sus manos en las de Matías, este mantenía a Violeta, una pequeña bebe en sus brazos. Kosj había traído una silla para sentarse a mi lado.

—Todos lo hicimos— aclaro Davania, ella me miraba fijamente.

Davania era implacable, estoica y fuerte. Eso no cambian siendo Selina, todo en ella era autoestima.

Kosj asintió. Se veía como un niño castigado. Un niño alto y musculoso.

—Kosj, ¿Qué edad tienes? — pregunte porque me moría de curiosidad.

Él se sonrojo y miro a otro lado, quería estirar sus mejillas. Como demonio ya era adorable, ahora con piel suave era mucho mas tierno.

—Cumplo 20 años en unos meses— respondió avergonzado.

Era un niño.

Y en el otro mundo fue cazado como una bestia.

Lleve mi mano a su mejilla, suave. La piel de los demonios es áspera, como una lija. Ya no tiene sus ojos rojos, ni sus astas, no tiene las orejas de un elfo y no cuenta con colmillos. Es humano. Pero la apariencia no era lo que le afectaba a Kosj, mire a Tsarech, él se había llevado una mano a su mejilla, tocando su piel y sintiendo la suavidad. Recordando a si mismo que era un humano.

Mi Nombre es Ophir (CT).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora