Bonus: Almendra... antes de la transmigración.

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—¡Almendra! —Carol abrió la puerta de la oficina tan rápido que me preocupo de que fuera a romperse.

Levante la mirada, estaba renunciando a desayunar, en mi taza solo había té de piña. Cada vez me sentía mas y mas cansada. Trate de sonreír, de ser una buena compañera de trabajo.

—¿Sí? —pregunte.

Carol tomo asiento frente al escritorio. Ella sabe perfectamente que es aquí donde puede encontrarme, de hecho, todos en el edificio saben que si me necesitan no estaré en mi área de trabajo, si no en la oficina del contador: El licenciado Palacios.

—Estuve pensando... me he esforzado mucho el día de hoy...— ella canturrea, se mueve inquieta y sonríe. --¿Puedo irme temprano hoy?

Ella intento hacerme unos ojos de cachorra, pero solo alce ambas cejas.

—Por favor, Almendrita, es el cumpleaños de mi sobrino... bueno, es la hija del amigo de mi hermano, pero son como familia, pero déjame ir... por favor, mañana te traigo pastel.

Se me revolvió el estomago de solo pensar en algo dulce. Casi podía sentir el té subiendo por mi garganta. Negue.

—¿Respondiste los correos de hoy? —pregunte, ella asintió. — Vete, felicita a la niña por mí.

Carol dio pequeños saltos en su lugar y luego fue a rodearme con sus abrazos. Su entusiasmo empeoraba mi mareo y su toque me hizo temblar; además de eso, es todo lo que ella provoco en mí. Se fue corriendo en cuanto pudo, soltando mil agradecimientos mientras.

Quede sola.

Sola en una oficina sin mucho por hacer.

Sola en mi...

Subí las piernas al asiento, abrazándola mientras veía el leía el nuevo encargo que tenía pendiente. Avance tanto como pude hasta que se termino mi horario laboral; trate de recoger mis cosas cuando la puerta se volvió a abrir.

—¡jefe! —dije entusiasmada, estaba segura de que si había alguien que celebraría mi nacimiento seria él, mi jefe no se habrá olvidado de...

—Almendra, linda— la voz de Mafer, la nueva secretaria de mi jefe, me hizo sentir vergüenza, me había escuchado como una niña abandonada. —Edwin ya se fue... su exesposa llamo, parece que su hija tuvo un accidente en la escuela y se fue rápido.

—¡Oh! Claro, solo iba a pedir disculpas por estar tanto tiempo aquí— reí para no llorar, tan rápido como pude prepare mis cosas, intentando escapar de la mirada de pena que me dirigía Maher.

Salí de inmediato. Tratando de volver a casa antes de pasar otra vergüenza.

Mi maldito auto se había quedado en el taller mecánico esta semana, por lo que me apresure a caminar. Me detuve en seco cuando escuché el timbre de mi teléfono.

—¡Hola! —conteste casi de inmediato, Samanta tendrá algo que decirme.

—Hola, te llamo rápido porque tengo que ir a la editorial, pero a mi madre le urge saber si conoces un lugar donde hagan una buena manicura...

—¡Ah! —no me dolió, ni siquiera me dolió cuando sentí algo estrellándose contra mi costado, mire a mi lado para encontrar a un niño con patines que se aferraba a mi falda en un intento de no caer por completo, lo tome del brazo para levantarlo. —Por la Teófilo Borunda, llegando al parque el reliz, ahí me hago la manicura— respondí mientras ayudaba al niño a recobrar el equilibrio.

—Gracias Almendra, siempre cuento contigo— eso fue todo, colgó la llamada.

Suspire mientras guardaba el teléfono, para después inclinarme, quedando a la altura del niño.

—¿No deberías usar, aunque sea un casco? —pregunte un poco divertida por el rostro enrojecido del niño.

—No...— murmuro mirando el suelo.

No pude evitar reír, cubrí mi boca en un intento de disimular.

—¡Fran! ¡Fran! —el grito de una mujer llego a mi junto con la figura de está acercándose.

Era una mujer muy linda con ojos pequeños y sonrisa que me dejo helada. ¡Una persona tan linda! Ella se inclinó para tomar a su hijo de los hombros.

—¡¿Qué te dije de alejarte?!—pregunto la mujer, sonríe mientras me levantaba.

—perdón mamá— susurro el niño abrazando la pierna de su madre.

Por fin la madre se fijo en mí.

—Disculpa, no quería molestar— dijo ella.

—Tranquila, no paso nada— respondí.

Ella se comenzó a alejar con el niño tomando su mano.

Fran es un lindo nombre...

Antes de llegar a casa pase a una panadería comprando una pequeña dona y una vela. Con eso llegue a casa. Una casa vacía. Solo encendí una luz para ver mi camino. Cuando comencé a rentar esta casa, los dueños del lugar me habían comentado que habían pasado muchos momentos buenos en este espacio y esperaban que su calor también me protegiera; pero estamos a media primavera y yo tengo frio.

Tome asiento en la mesa, dejando el teléfono a mi lado. No había ni un solo mensaje. Tampoco esperaba alguno. Deje la dona frente a mí, clavando la vela y encendiéndola. Lo que dijo Carol más temprano volvió a mi mente, iba al cumpleaños de una niña. No quiero mentir, odio mis cumpleaños. No hay nada que odie más que mis cumpleaños, ahora resulta que una niña que si es querida cumple el mismo día que yo; ese pensamiento se aferra a mi tanto como yo me aferro a no llorar.

—Feliz...— quise comenzar a cantar, pero un nudo se formo en mi garganta. Tuve que respirar para volver a intentarlo. —Feliz cumpleaños a mi... Feliz cumpleaños... querida Almendra... Feliz cumpleaños a...

No lo soporte más, apague la vela y tire la dona a la basura. seguí mi día leyendo un nuevo libro... un buen libro de un Dios que todos menospreciaban, un dios de la basura, al cual nada le parecía salir bien... y aun así, él había encontrado alguien que estuviera a su lado... ¿Llegara el día en el que no estaré sola?

Mi Nombre es Ophir (CT).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora