CAPÍTULO I
ESMERALDA
Años antes...
Barquisimeto, Estado Lara, Venezuela.
Sábado 23 de junio, 2001.
Esmeralda lloraba encima del cuerpo sin vida de su madre, a su lado, su hermano Ernesto sobaba su espalda y su padre, solo se mantenía en silencio. El corazón de Esme, parecía que deseaba desmoronarse en su pecho, el dolor que sentía era peor que una inyección, que un raspón en la rodilla; sólo tenía siete años, y no era justo que Dios hubiese solicitado a su madre tan temprano. Era un dolor desgarrador, que le hacía preguntar si algún día se le quitaría.
—Esme, la funeraria llegó —dijo Ernesto, esta vez en su oído y dejando de sobarle la espalda—, deben llevarse su cuerpo.
Esme negó con la cabeza, al mismo tiempo que se aferraba al cuerpo frío y sin vida de su madre. No comprendía el por qué estaba muerta, si el día anterior habían ido al parque y jugado, hornearon galletas en la noche y hoy simplemente había amanecido muerta. Le parecía injusto perder a su madre de esa manera, cuánto más la necesitaba.
—Es hora, hijos —informó su padre.
Ernesto se encargó de quitar a su hermana, para que los de la funeraria se hicieran cargo, la sostuvo con fuerza cuando empezó a patalear y a gritar por su madre. Esmeralda gritaba a todo pulmón, como si con sus gritos harían despertar a su madre del sueño eterno.
—¡Mami! ¡Mami! —chilló Esmeralda.
Emilio Hernández con un gesto le indicó a su hijo que se hiciera cargo del funeral mientras hablaba con su hija. Esmeralda fue liberada de los brazos de Ernesto, para lanzarse a la cama de su madre y llorar más desconsoladamente.
—Esme, cariño... —inició su padre, tocándole el hombro—. Tu mamá se fue a un lugar mejor, el Señor la está cuidando y está al lado suyo.
—¡No me importa! —gritó Esmeralda—. Quiero a mi mamá...
—Eso no se puede, Esmeralda... Está ahora en el cielo, en un lugar mejor.
—Yo quiero ir con ella —dijo, levantando la cabeza y dejando ver su rostro mojado por las lágrimas y los mocos mezclarse con ellas—, ¿por qué me dejó?
Emilio se quedó mudo, no sabía que responderle. Esmeralda estaba muy pequeña todavía para entender algunas cosas y su padre no estaba preparado para llegar a esa situación de explicarle y estar allí para ella, porque iba a necesitar a una figura femenina para ciertas cosas.
—Porque Dios tiene planes para ti, pequeña —contestó Emilio, limpiándole las lágrimas de las mejillas—. Y cuando seas grande lo entenderás y te darás cuenta de porqué tu mami no te llevó con ella.
Esmeralda asintió, sorbiendo su nariz con fuerza y quedándose viendo hacia la puerta, donde Ernesto estaba sonriéndole y deseando que las palabras de su padre fueran cierto, porque no estaba segura poder sobrevivir sin su madre un día más.
[...]
Martes 24 de Julio, 2001.
Aprovechando que era día feriado y que su madre cumplió un mes el día anterior, Esmeralda y Ernesto traían flores a la tumba. En la tarde, era la misa, y después un rosario* en su casa, su tía lo había arreglado, para así pudieran asistir todos los allegados. Su madre lo merecía todo, si fuese por Esmeralda viviría en el mismo cementerio solo para estar cerca de ella.
—Sabes, mami —habló Esmeralda, besando la tumba—. Ya descubrí porqué no me llevaste y debo seguir aquí con los vivos.
—¿Por qué? —cuestionó Ernesto intrigado.
Esmeralda le sonrió a la tumba de su madre, para después mirar al cielo como si ella la estuviera viendo y pidiéndole que contestara a la pregunta realizada por su hermano mayor.
—Porque quiere que sea una doctora y que salve vidas, para que Dios no se vuelva a llevar a ninguno de nuestra familia —respondió inocentemente Esmeralda.
Ernesto tragó un nudo en la garganta, y se agachó para besar a su hermanita, Esmeralda sólo pensó que su hermano deseaba lo mismo que ella, por lo que lo abrazó con fuerza.
*Rosario: Oración que rezan los católicos en la que se recuerdan los misterios de la vida, muerte y resurrección de Jesús y la asunción y coronación de la Virgen María; consta de la recitación de series de diez avemarías, un padrenuestro y un gloria.
Aquí tenemos el primer capítulo, sencillo y todo, pero es el abreboca para lo que se avecina.
Espero les guste.—Claire V. Rose.
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Daños Inolvidables 1: Sin Salida (Libro #0.5 Saga Daños)
ContoLa vida de Eric Montero cambia cuando su padre lo abandona y luego cuando su madre se vuelve a casar, ganándose un nuevo papá y un hermano, como si fuese poco. Aprende a trabajar duro y conseguir lo que quiere con esfuerzo, e incluso hasta el amor...