CAPÍTULO XXI

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CAPÍTULO XXI

ESMERALDA

El sonido de un mensaje de texto asustó a Esmeralda y la despertó, restregó sus ojos y alargó su mano en busca del teléfono en la mesa de noche. A duras penas vio la identificación del mensaje y cuando volvió a leerlo, amplió sus ojos al leer número desconocido.

Número Desconocido.

Tampoco me gustó lo de anoche.

12 de Nov. 9:50

Frunció su entrecejo, su boca se abrió y sintió la garganta seca, comparó los números con los mensajes anteriores y como era evidente, no eran los mismos.

—¿Amor, qué pasa? —preguntó medio dormido Eric.

Esme se dio cuenta que la observaba, le dio una sonrisa radiante mal disimulada y le acarició el cabello.

—Nada —contestó, él se veía convencido y se echó a dormir nuevamente, cuando lo rodeó con sus brazos.

[...]

Lunes 14 de Noviembre,2016.

—Estás loca, Esmeralda —se burló Débora.

—No estoy loca —se defendió—, es extraño que reciba por casualidad esos mensajes como si nada. Y que coincidan, que estén acorde a los momentos.

—Es posible que sean por casualidad. —Se encogió de hombros desinteresa Débora y saludó a un par de amigos suyos—. Muchas personas se equivocan o lo hacen para molestar, además estamos en este país tan desactualizado y sin dejar de lado al loco insufrible de tu ex.

—Lo sé, pero también me asusta que sea la persona que Eric haya golpeado y quiera vengarse, ni siquiera Eric recuerda como era su aspecto... ¿Quién quita y sea una persona de bandas? —explicó angustiada la morena.

—¿Vengarse? Si dices que tiene semanas que te llegan esos mensajes dudo que tenga que ver con lo que Eric hizo, lo que me da la razón de que sea el loco de José —señaló obvia Débora—. ¿En serio dices bandas? ¿No querrás decir malandrito*? —corrigió frustrada.

—Eso quise decir. —Dirigió la mirada en su amiga con súplica.

—¿Qué? —preguntó confundida Débora, después alzó ambas cejas y suspiró irritada—.Dale pues, te ayudaré con un amigo a descubrir esos mensajes, aunque lo obvio es que sea José.

—Gracias, Débora. —Sonrió agradecida la morena.

—No es gratis esto, chama —advirtió mirando sus uñas con suficiencia.

—Ah, ¿sí? —Le asintió.

—No me gusta pedirle favor es a Carlos Martínez y lo sabes —explicó con un mohín, Débora—, me tocará sacrificarme por ti, pendeja*. —Esmeralda hizo una mueca porque sabía a dónde iba esa conversación y eso la abrumaba—.Por eso harás algo por mí...

—¿Qué cosa, Débora? —susurró lentamente.

Desde que Esme había conocido a Débora unos meses atrás, ella fue abierta con ella y le contó toda su vida, desde que era hija única y consentida, hasta sus desamores y los chicos que babeaban por ella. Carlos era uno, siempre había creído que Débora era el amor de su vida, cuando Débora le pedía un favor, él no desaprovecha la oportunidad de invitarla a salir; además que Débora terminaba asqueada por su cursilería, por lo que para ella eso era un gran sacrificio.

—Necesito que seas cariñosa con Luis Graterol, y le pidas que hable con sus amigos porteros para que una amiga menor de edad pueda entrar a la nueva disco que abrirán hoy en la noche. —Sonrió genuinamente Débora, como si fuese poca cosa lo que pedía.

—¿Estás loca? —Se sobresaltó por su idea Esmeralda.

La morena sabía lo que significaba eso, así como Débora tenía a Carlos babeando por ella, este chico también lo hacía con ella. A él lo había conocido en un día de disco con Débora, apenas estaba empezando a salir cuando se lo encontró y enseguida se imaginó que tendría algo con él, cosa que no fue así, porque lo rechazó mil veces.

—No —respondió seria—. Hablo en serio, Esmeralda.

—No haré eso delante de Eric —aclaró, era una completa locura.

—Obvio que no —dijo y Esme quedó confundida—, no lo estoy invitando.

—Es mi novio —le recordó la morena y su amiga bufó irritada.

—Tu ratico* —corrigió señalando con un dedo y Esme se lo bajó molesta.

—Él no es mi juguete, Débora. Nuestra relación es seria y formal.

—Lo dirás por ti, porque dudo que él crea eso —insinúo irónica.

—¿Por qué te cae tan mal Eric? —explotó ofendida.

—Porque no te deja respirar —respondió con desprecio.

—Eso no es cierto —lo defendió a toda costa Esmeralda.

—Ah, ¿no? ¿Por qué ya no sales con nosotros como antes? O ¿Por qué siempre te tiene que acompañar para todos lados? —inquirió con voz grave y llena de desprecio Débora.

—Somos una pareja, debes entenderlo —dijo lo más cordial posible.

—Bien. —Fue lo único que dijo.

Caminaron hasta el aula de clase sin hablar se ni mirarse, se sintió incómodo para Esmeralda, pero no sabía qué podría haberle dicho para calmarla tensión que habían creado. Por una parte, Débora tenía razón, desde que había conocido a Eric había cambiado un poco porque casi no se separaba de él y admitía que ya no salía con ella como antes, pero debía entender que no pensaban iguales y ella era mayor que ella.

»—Olvida lo demás tarde, yo arreglaré eso —comunicó sin mirarla.

Débora entró al aula y se sentó en un pupitre distinto al que acostumbraban sentarse, Esme también entró al aula e hizo lo mismo, esperó que ella se diera cuenta de su grave error.


*Malandritos: Personas que comenten actos delictivos.

*Pendeja: Expresión que se refiere a alguien como tonto.

*Ratico: Forma de decir que no es una relación seria.



—Claire V. Rose.

Daños Inolvidables 1: Sin Salida (Libro #0.5 Saga Daños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora