CAPÍTULO XVII

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CAPÍTULO XVII

ERIC

Domingo 06 de Noviembre, 2016.

    Para la ocasión, Eric prefirió colocarse un suéter manga larga azul marino, sus jeans negros y zapatos deportivos; peinó su cabello bien, para atrás con cremas. Deseaba dejar una buena impresión a su suegro, que Esmeralda catalogaba como «gruñón» y «amargado», esperaba caerle bien y tener una relación formal, seria y muy bonita con su hija. Tocó la puerta de la casa con educación, ni muy bajo ni muy fuerte, para ser abierta por un hombre blanco y de la misma estatura que Esme, con los mismos ojos marrones claros, pero con el cabello envejecido.

   —Hola, señor Hernández —expresó Eric, rascando inconscientemente su barba—. Soy Eric Montero.

   —Ah, pasa —se limitó a decir. Eric obedeció, entrando por primera vez al hogar, y siendo educado con la visualización que hacía—. Toma asiento, muchacho. Esmeralda no tardará en llegar...

   Tomó asiento en uno de los muebles individuales, viendo al señor Emilio hacer lo mismo al frente suyo. Eric estaba intimidado, porque el hombre lo vigilaba, escudriñándole sin pudor.

   —¿Cómo sigue? —preguntó con respeto.

   —¿Bien? —contestó medio desconcertado Emilio, frunciendo sus cejas espesas y canosas.

   —Esmeralda me había mencionado que estaba enfermo...

   —No, he estado bien —aseguró ofendido Emilio.

   Eric parpadeó incrédulo, estaba seguro que Esmeralda se había ido aquel día porque su padre estaba enfermo... no entendía esto. Estaba adormilado y cansado, pero no sordo o loco para oír aquello.

  —... Debe ser que comprendí mal, disculpe —dijo.

   La conversación entre ellos murió, haciendo más intenso e incómodo el ambiente para Eric. Emilio no despegaba su vista de él, y por el contrario, él solo miraba la casa y su decoración, como si fuese una buena forma de que los minutos pasaran volando. Agradeció cuando Esmeralda apareció, viéndolo a los dos con mucha intriga.

   —¿Te has comportado con Eric, papá?

  —Por supuesto —bramó Emilio.

  Esmeralda le dio un beso en la mejilla como saludo, para sentarse en el mueble grande y sonreír.

  »—¿Así que eres como gerente de una empresa? —Inició Emilio hacia Eric, quien asintió con la cabeza—. ¿Ganas bien?

   —Papá... —masculló Esmeralda.

   No le quedó otra cosa a Eric que reír, por las miradas que Esme y su padre se daban, para retarse.

  —Sí, lo necesario para sobrevivir su hija y yo, si a eso se refiere —respondió ante lo que su suegro dio a entender. Vio a Emilio esbozar una sonrisa socarrona—. Y también para invitarlo a tomar unas cervezas.

   —Eso está mejor —aceptó Emilio de buena gana—. Ya me caes bien, muchacho, pero deberías de una vez empezar a traerme nietos, estoy envejeciendo y Esmeralda también.

   Dicho esto, Emilio se levantó hacia la cocina, impresionado por las palabras Eric rió a carcajadas, contagiando a Esmeralda que rodaba los ojos y se tapaba el rostro con una mano. Ahora si estaba seguro que Emilio Hernández lo aceptaba, pero sin embargo eso no lo tenía muy feliz, porque no sabía por qué Esmeralda había mentido... ¿tendría a otro? Eso parecía no creíble para Eric, porque Esmeralda no era de esas chamas así. Deseaba que fuese otro motivo el que hizo que Esme le mintiera y que pronto se lo aclarara, porque no quería pensar lo peor de ella y terminar con el algo que apenas iniciaba.

Estamos casi  que al final de esta primera parte.
Les dejo a San Eric

Les dejo a San Eric

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Claire V. Rose.

Daños Inolvidables 1: Sin Salida (Libro #0.5 Saga Daños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora