CAPÍTULO IX
ESMERALDA
Año presente...
Lunes 21 de marzo, 2016.
Era su primer día de clases, la morena estaba nerviosa, pese que tenía veintidós años y trabajaba como abogada en un pequeño bufete en las tardes. Encontró el aula de su primera clase, se sintió intimidada al ver chicas y chicos más jóvenes que ella, con sus rostros angelicales; se sentó en el primer pupitre disponible, al lado de una chica pelinegra, que conversaba con otra.
—Firmen la asistencia, alumnos.
Esmeralda esperó su turno pacientemente, cuando le tocó firmar, no pudo evitar leer el nombre de su compañera: Débora López. Por los dígitos de su cédula, debía tener sus dieciocho años, como la mayoría que estaban allí. El profesor se presentó, dejó su planificación y los despidió hasta el otro día, así que Esmeralda guardó sus pertenencias y salió del aula de clase, tropezando con su compañera que venía pisándole los talones.
—Chama, lo siento. Es que voy al comedor —dijo la chica llamada Débora—. ¿Tú no vas?
—Eh, no.
—Están dando perros, si no te lo vas a comer me lo das. Vamos, chama —apremió la pelinegra, jalando a la morena de un brazo y llevándosela con ella.
[...]
Viernes 23 de septiembre, 2016.
Corría por todo el pasillo en busca de su aula de clase, se había quedado dormida por haber estudiado hasta tarde y estaba llegando ahora tarde al parcial de biología. La puerta estaba cerrada, tocó avergonzada Esmeralda y enseguida el profe Díaz le abrió la puerta con molestia, sus cejas canosas lo demostraban.
—Está llegando tarde, Hernández —dijo visualizando la hora en su reloj de bolsillo—. Media hora para ser preciso.
—Sí —afirmó y él lo tomó como cinismo por su parte—, el bus que me recoge pasó muy tarde, profe —agregó rápidamente para excusarse, a decir verdad, no era algo que no sucedía muy a menudo.
—Está bien. —Él se hizo a un lado para dejarla pasar—. Solo le queda 30 minutos, Hernández.
Esme asintió rodando los ojos, como algo sumamente normal, todos sus compañeros estaban sentados en la parte de atrás del aula, dejando los asientos de adelante vacíos. Buscó a su amiga Débora con la mirada para encontrar el asiento que le había guardado; caminó hasta ella, al acercarse y sentarse, se acercó hasta a su asiento.
—Chama, iremos a la disco en la noche —susurró Débora.
La morena rodó sus ojos fatigada, el profe colocó su examen en la mesa y se dio media vuelta para seguir vigilándolos, caminando a sus alrededores.
—No tengo dinero para ir... Además, llegaré agotada del bufete —susurró de vuelta, leyendo su examen e iniciándolo.
Débora le dio un ligero golpe con su pie a su silla y la hizo hacer rayar un poco su hoja, haciéndola refunfuñar y borrarlo con velocidad.
—Yo me encargo de eso...
Holis xD
Nuevo capítulo /o/
Nos leemos.—Claire V. Rose.
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Daños Inolvidables 1: Sin Salida (Libro #0.5 Saga Daños)
Kort verhaalLa vida de Eric Montero cambia cuando su padre lo abandona y luego cuando su madre se vuelve a casar, ganándose un nuevo papá y un hermano, como si fuese poco. Aprende a trabajar duro y conseguir lo que quiere con esfuerzo, e incluso hasta el amor...