CAPÍTULO V

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CAPÍTULO V

ERIC

Sábado 24 de diciembre, 2005.

   Era la primera navidad que Eric y su madre pasarían en Barquisimeto, y junto a la familia Sandoval. Eric miró al niño trastornado, que lo observaba desde los sofás de la sala, mientras miraba la televisión y sonreía de oreja a oreja.

   —Principito, ¿estás contento?

   Eric sonrió con hipocresía, asintiéndole a su madre, para verla feliz. Julio venía desde el patio, donde estaban haciendo asados unos amigos suyos, en busca de su madre.

   —Eric, campeón —dijo Julio con su mejor sonrisa—. Ven a conocer a mis amigos, tienen hijos como de tu edad, para que interactúes con ellos, porque Javier no quiere.

   Julio se llevó a arrastras a Eric, éste vió de reojo a Javier mirarlo presumido y eso lo desconcertaba. En el patio habían unos chicos como de su edad y otros como la de Javier, pero todos jugaban entre ellos; Julio lo presentó primero entre los adultos para después llevarlo a donde estaban los niños.

   —Ey, chamo —susurró uno de los chicos para hablar con él.

   Eric caminó hasta el niño, que era moreno y más alto que él, vestía ropa deportiva para el frío que hacía.

   —¿Ajá?

   —¿Ese niño es enfermo o qué?

   —¿Quién? ¿Javier? —El niño asintió viendo hacía la puerta—. ¿Por qué?

   —El otro día vine con mi papá y me puse a jugar con él, en eso entró el gato de la vecina y lo ahogó en la piscina. Menos mal que la quitaron...

   El rostro de Eric palideció, recordando que por su culpa casi se ahogaba.

[...]

Sábado 14 de julio, 2007.

   Sus padres bailaban contentos en la pista, Eric bebía un poco de refresco, deseando poder beber un poco de cerveza, tenía catorce años ya, pero su madre creía que seguía siendo un bebé y no lo dejaba; aunque Eric sabía que la verdad de todo, era que no quería que se convirtiera en un alcohólico como su padre.

   —¿Por qué no te atreves a robar una cerveza? —Eric giró al rostro al oír la voz de Javier, toda aniñada.

   El niño, su hermanastro, era cuatro años menor que él, tenía diez años y era un niño extraño, casi sin muchas emociones y cuando las demostraban, daba miedo, porque eran de una manera anormal.

   —Porque aún soy joven para beber —respondió.

   —No, sino que te da miedo —reprochó, con una sonrisa abierta, dejando ver los espacios donde apenas algunas dientes crecían.

   —¿Miedo a qué? ¿Por qué mejor no te callas, mocoso?

   —Miedo a ser un alcohólico como tu padre —dijo Javier, sonriendo presumido—. ¿Qué se siente ser hijo de alguien así?

   Eric quiso golpearlo, pero se acordó que su madre le había contado que Javier tenía problemas en la cabeza, como si fuese un niño retrasado, pero él no creía eso. Estaba seguro que Javier tenía problemas pero más serios que esos.

Hello!
Bueno, la trama va poco a poco, pero pronto llegaremos al prólogo.
Tenga paciencia.

Claire V.Rose.

Daños Inolvidables 1: Sin Salida (Libro #0.5 Saga Daños)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora