CAPÍTULO X
ERIC
Eric era el gerente de la empresa de su padre adoptivo Julio, había empezado la mañana ajetreada porque los camiones debían marchar hacia Caracas, Valencia, Maracaibo y Monagas. Tenía que supervisar, aunque había un supervisor para eso, su deber era también visualizar; los caleteros* subían mercancía tras mercancía, trabajando velozmente para que se fueran los camiones cuanto antes.
—Señor Eric, su padre lo llama en la oficina —le avisó un trabajador.
Malhumorado obedeció, no sin antes dejarle órdenes al supervisor sobre el destino y guía de las mercancías. Hace unos años, Eric se independizó, se había graduado de contador, por lo que con esfuerzos y un poco de apoyo de su padrastro, se compró un apartamento, dejando de vivir en la gran casa y feliz de no verle la cara a Javier, su hermanastro medio raro. Abrió la puerta sin tocar, Julio hablaba por teléfono y le hizo gesto para que esperara; miró distraídamente la oficina pequeña y tosca, que solo tenía el escritorio con dos sillas, un filtro de agua, una cafetera y un estante.
—Eric, campeón —expresó Julio, con una sonrisa que dejaba ver sus dientes amarillentos por el cigarrillo y café—. Ven a la casa a almorzar, Norkis quiere celebrar que abrirá una boutique.
—Ah, claro.
—Javier también quiere verte, se está comportando mejor —añadió emocionado—. Dice que quiere estudiar abogacía.
—Ah, que bueno por él. Sentando cabeza ya —comentó con interés fingido Eric—. Bien, iré para allá.
No esperó que Julio contestara y se fue.[...]
Después de saludar a su mamá, Eric subió a la habitación de su «hermano», no tocó sino que entró como perro por su casa. Javier yacía sentado en unos cojines en el suelo, con un porro en la mano y el mando del Wii en la otra mano, jugando sin mucho interés.
—Que oficioso —ironizó Eric.
La sonrisa del gato de Alicia en el País de las Maravillas, apareció en el rostro de Javier, quien giró el rostro para observarlo.
—«Hermanito» —dijo, imitando el acento españoleto de su padre—. Que gusto verte.
—Ajá —cortó Eric, cruzándose de brazos. Javier dirigió su vista al videojuego, por las películas, Eric reconoció que era Resident Evil—. Julio dijo que ibas a estudiar abogacía...
—Papi Julio —corrigió Javier burlón—, sí. Bueno, en un futuro.
Eric apretó la mandíbula para sonreír con indignación, Javier era un caso insólito, no tomaba nada en serio. No sabía que iba a hacer con su vida, ni interés en la empresa tenía, al saber que era el único heredero. El celular de Eric sonó, vio que era su amigo, así que salió hacia el umbral y contestó:
—«Marico*, ¿qué pasó?».
«Marico, el papá de Francisco le dio pase libre para hoy en la discoteca. ¿Te apuntas? Tenemos días sin beber». Eric entrecerró sus ojos, viendo de reojo a su hermanastro.
—«Dale pues. ¿A las diez?».
Oyó la respuesta afirmativa de su amigo y salió con destino a la cocina, ya su estómago pedía comida.
*Caletero: Operario perteneciente a una caleta de cargadores.
*Marico: Manera de llamar amigo.—Claire V. Rose.
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Daños Inolvidables 1: Sin Salida (Libro #0.5 Saga Daños)
Short StoryLa vida de Eric Montero cambia cuando su padre lo abandona y luego cuando su madre se vuelve a casar, ganándose un nuevo papá y un hermano, como si fuese poco. Aprende a trabajar duro y conseguir lo que quiere con esfuerzo, e incluso hasta el amor...