LA VISITA

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JULIO

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JULIO


EMMA

Al darme el alta, los días fueron pasando y Marco nunca más apareció, eso significaba que no lo había visto desde el día que desperté en el hospital. Me pareció extraño pero había escuchado a mi madre hablar con Henry de que Marco la estaba sustituyendo en la presa y sé que eso implicaba bastante. Me di cuenta de que seguro tenía muchas cosas y ahora entendía porque mi madre había confiado en él; no tenía mi teléfono conmigo y ni sabía donde lo habían puesto, quería llamarlo pero desde mi número celular. No quería llamarlo desde casa y menos quería que mi madre sospechara lo que estaba ocurriendo entre los dos. Aunque no sabía que ocurría, solo me había detenido a pensar que los dos nos gustabamos y ya estaba, pero no me había puesto a pensar en el siguiente paso que eso conllevaba. En mi vida había tenido un novio y me resultaba difícil pensar que Marco en un futuro fuéramos algo. Me quedé pensando en muchas cosas y es que cuando la mente está ociosa piensa más. No se si era yo, pero pensé que al menos si hubiera tenido mi teléfono conmigo, hubiese llamado a Marco o el hubiese llamado a mi casa. Bueno no, mi casa era una red flag en grande ya que se iban a poner a hacer preguntas.

Estar en el hospital era frustrante, odiaba estar ahí, mi niñez completa la pasé allí y odiaba estar allí. Me caía regordo pasar más de una noche en el hospital, era mi ansiedad más realista, pero hoy, hoy ya me iba gracias a Dios. Por fin iba a respirar aire fresco, iba a poder. Eran las cuatro de la tarde y mi madre había firmado todo, solo me faltaba cambiarme para irnos.

—¿Cariño estás lista?. —preguntó entrando por la puerta. Yo estaba sentada en la camilla tratando de respirar tranquila.

—Aun no, pero dame unos minutos y lo estaré. —dije mirándola a los ojos. Ella se quedó observandome y caminó hacia mí.

—Emma, solo quiero que estés bien. —dijo acariciándome el rostro. Yo asentí. Una vez cambiada me quedé mirando hacia la ventana de la habitación del hospital, solo hice suspirar por lo que había pasado, ni yo misma me creía como me había olvidado de mis propias pastillas; sentía que Francia me estaba drenando a un punto que no me daba tiempo para nada, se lo que conllevaba trabajar duro, pero no sabia que sacrificio había que hacer para lograrlo. Mi mamá tocó la puerta sonriente, creo que sonreía para no ocultar la tristeza que había en sus ojos, ella me esperaba en el marco de la puerta acompañada por Henry. Yo fui hasta donde estaban y le sonreí, seguimos caminando hasta que salimos fuera del hospital, una vez dentro en el auto mamá y Henry en el camino completo me preguntaban cómo me encontraba, eso me ofuscaba un poco, pero les dejé saber que ya me encontraba bien, no quería que me preguntaran más acerca de mi enfermedad o del hospital. De camino a casa solo hacía pensar dónde rayos estaba mi teléfono, yo solo quería hacer una sola cosa, ya que él no se había aparecido por allí.

Fue difícil entrar a nuestra casa, fue vergonzoso entrar por el enorme portón de mi casa a través del auto y que estuviera rodeada de periodistas, fue tan agobiante a la hora de bajar del auto que solo me hizo respirar hondo. Henry y mi madre salieron del auto y me agarraron tratando de protegerme para dirigirnos a la casa. Mientras caminaba con ellos hacia mi casa las preguntas que soltaban los periodistas me descolocaron completamente...

ERES X PARA MÍ  #1 [NUEVA VERSION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora