LA NOCHE

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AGOSTO

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AGOSTO


MARCO

Verla a Emma con ese pijama me puso demasiado caliente, pero no quería dañar las cosas con ella y cuando me dijo que sí, que quería ser mi novia me sentí la persona más afortunada del mundo y que yo fuera su primer novio eso me ponía y bastante. Desde joven había sido una persona muy demandante con las cosas y no me gustaba que nadie absolutamente nadie tocara lo mio. Y con Emma tenía esas mismas reglas, que nadie la tocara en ningún momento. Así era yo.

Solo pude observar cómo hablaba con su madre y como se tomaba sus pastillas, Emma era simple sin importar todo el dinero que le rodeaba. Me había dado cuenta que Helena la había criado bien. Los pequeños detalles de cómo sus mejillas se tornaban rojas y de cómo sus labios se hinchaban por nuestros besos y que cada vez se ponía nerviosa, me estaban llevando al borde de la locura. Tuve que hacerme a la idea de irme a dormir, al salir con ese pijama puesto me desconcontroló bastante. Yo quería hacer las cosas bien pero Emma me estaba provocando como nadie lo había hecho. Así que ella solo me besó y observé como ella se fue a su habitación, yo suspiré muy despacio y me acosté en el sofá. Pasaron segundos, incluso minutos, y ya no respiré demasiado, solo pude respirar agitadamente —maldición me voy a volver loco— Me incorporé del sofá, necesitaba a Emma, necesitaba sus besos, necesitaba sus abrazos, la quería a ella. La chica que ahora es mi novia. En ese momento me sentía entre la espada y la pared, no quería dañarla, no a ella. Yo había dormido con tantas chicas que había perdido la cuenta, pero con Emma, con ella todo era diferente, ella era mi frágil e indefensa y dulce Emma que me hacía querer cuidarla y amarla cada vez más.

Me puse de pie y caminé a pasos rápidos y con la respiración agitada, me quedé en la puerta de su habitación y allí estaba ella parada; solo nos miramos unos segundos y es como si la mirada que nos dimos hablasen por sí solas. Ella abrió la boca para decir algo pero no dejé que hablara, caminé hasta ella y la besé, por lo que sentí que ella quería hacer lo mismo, nos hundimos en un beso bastante tierno, solo éramos ella y yo contra el mundo. Nuestras caricias allí de pie, nuestros susurros y nuestro momento. No determiné el tiempo ni tampoco los segundos en cuanto estuvimos besándonos, solo se que no podíamos detenernos, hasta que fui yo que me aparté lentamente para mirarla a los ojos, los dos teníamos la respiración acelerada y estábamos tratando de coger el aire. Le detallé los labios con mi pulgar, lo toqué suavemente y los dos sonreímos. Hasta que ella volvió a besarme, ella hundió sus dedos en mi cabello con fuerza pegando su cuerpo al mío, se me escapó un gruñido de mi garganta y yo la atraje a mi, la cargué por impulso y ella entrelazó sus piernas por mi cintura y con pasos lentos cambiamos a su cama y nos tumbamos en ella. Los dos nos quedamos mirándonos uno al otro, no necesitaba luz para verla, me había aprendido sus fases como loco.

ERES X PARA MÍ  #1 [NUEVA VERSION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora