Elle

                       

—Si, está bien, mañana a las dos de la tarde, es justo que lo haga, Alex.—Respondo al otro lado de mi teléfono, finalizando mi llamada con Alex. Al final no tuve otra opción que hablar con él porque Henry tuvo que estar de compras en el supermercado con miles de babosas a su alrededor. Incluso ya me estoy imaginando de qué forma les darán las chicas sus números celulares a mi querido hermanito, que sin duda aceptará y arrojará a la basura como la roca que es en su interior. 

Subo las escaleras con rapidez luego de colgar con Alex, aún todas esas suposiciones en mi mente, ¿Como sabe Matthew que no estoy para nada interesada por él?, No puede ser solo por haber presenciado el beso de Clay y yo ¿Cierto? Debe de haber pasado algo más para que me haya dicho todas esas cosas sin sentido alguno, pero no me cabe ninguna de las cosas que me invento en mi cabeza como lo más posible.

Y eso de las suposiciones… fue extremadamente extraño, pero muy sabio a las vez, lo recuerdo todo con claridad y se repite una y otra vez. Suponer, eso que creemos a nuestro parecer es pura ilusión, que crece y crece hasta que se rompe delatando la falsa realidad y ponerla frente a nuestros ojos. Sonó tan sincero que tengo miedo de lo que vaya a suceder cuando vaya a entrar por la puerta de su habitación.

A punto de llegar, tomo un descanso poniendo mis manos sobre mis rodillas. Las escaleras de esta casa no terminan más, solo queda  un poco y, en pocos segundos, estaré en la habitación de Matthew por segunda vez en el día. Me da escalofríos pensarlo porque se suponía que tenía un plan, y se ha ido al caño cuando lo besé.

Respiro con profundidad y tomo el pomo de la puerta.

Cuando la abro, cierro mis ojos exaltada.

—Oh, mierda ¡Lo siento tanto! Yo no quise…

Matthew se ríe roncamente, una toalla envuelve su cintura, él está sin camisa, recién salido de la ducha, porque el agua que queda como gotas pequeñas en su cuerpo que pegan su cabello corto y castaño a los costados de su cara me dicen todo y más. Es muy atractivo de cualquier forma en que lo vea, pero me resulta inutil pensar que antes no me atraía nada físicamente, ahora es eso y no querer ser más que amigos.

Sin camisa. Sin camisa. Sin camisa.

 Y vaya que cuando quiero me la puedo complicar.

—Solo, avísame cuando te vistas—. Doy un paso atrás buscando el pomo de la puerta para salir de aquí y no lo encuentro.

—¿Te pongo nerviosa?

Ignorando su pregunta logro encontrar el pomo de la puerta y salgo de ahí como si me persiguiera un asesino en serie.

Respiro poniendo mis manos en mis caderas y, luego de un rato, Matthew grita algo:

—¡Elle!—El castaño abre la puerta, me ve sentada en el suelo con las piernas extendidas a los lados y levanto la mirada para observarlo, lleva una camiseta negra con el nombre Metallica en su centro y unos leggins color gris para completar el pijama—. Tienes las pupilas dilatadas, ¿Estás bien? 

Me levanto fingiendo que no lo vi semi-desnudo en su habitación y asiento con la cabeza.

—Si, ¿Por qué no estarlo?

Con una sonrisa brillante ladea la cabeza hacia los lados y me toma de la mano para adentrarnos a su habitación de nuevo.

—Ven aquí.

Entramos a su habitación, las luces están apagadas con la excepción de una lámpara en su mesa de luz, que hace el ambiente más cálido.

Lo sigo muy obedientemente y me quedo sin moverme esperando a que por supuesto salga mágicamente una cama extra de su impecable matrimonial. Pero solo veo que Matthew se recuesta cómodo en su cama y da una palmada que me hace levantar las cejas.

Incorrespondido (Bilogia Viajes)  -Brunella Bonavigna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora