Elle

El calor que emana el ventanal de la habitación de Matthew por los rayos de sol que van hasta ello me pegan directo en la cara cuando abro mis ojos, me doy vuelta quedando sobre mi espalda y examinando con la cabeza en alto que no hay nadie a mi lado. El espacio tan grande que tiene su cama me hace sentir diminuta por alguna razón. El clima que hay hoy es de mi agrado, por no decir mi favorito. Aunque sea otoño, hay días soleados todavía que te hacen creer que estás en otra estación del año, pero en las sombras te das cuenta de que no es así. Simplemente: la maravilla del otoño.

Me destapo descubriendo la mitad de mi cuerpo de las sábanas, me siento escuchando los resortes crujir debajo mio, y pongo un pie en el suelo cerrando los ojos ante un leve escalofrío por lo gélido que se encuentra el contacto entre mi pie descalzo y el suelo de la planta alta de esta casa. Doy pasos a la puerta para saber dónde está Matthew y me recojo el cabello en un moño bajo antes, volviendome consciente de no tener nada de la cintura para abajo más que mi ropa interior, que casualmente es estampada por dibujos de Dragon Ball Z. Si el me llega a ver estoy segura de que, o va a reírse abiertamente de mí, o va a quedarse mirando como un descarado haciendo muecas que me incomodan. Causando regaños y refunfuños de mi parte. 

Busco mi falda que dejé ayer por la noche a un lado de su cama, regresando en pasos lentos. Mi cara de dormida desaparece en el momento en el que me doy cuenta de que mi falda no está en el lugar en el que la deje, ni en ningún otro lado del cuarto. Maldigo en un susurro apretando mis manos a los lados de mi cuerpo, queriendo haber despertado en mi casa, reviso los cajones del cuarto en busca de mi falda sin ningún éxito. Entonces me viene de nuevo la inspiración, me acerco a el closet de Matthew, y abro una de las inmensas puertas corredizas, sus prendas están ordenadas en un perfecto degradé que me sorprende, un fuerte aroma complace a mis fosas nasales, todo lo que salga de ses closet está perfumado con el más delicioso perfume. Mejor que el de Alex, para ser sincera. Exploro con la vista el espacio de los pantalones y escojo una bermuda blanca que me llega hasta las rodillas. Rápidamente me visto con eso, pensando en donde debe de estar una de mis prendas de vestir en este mismo instante.

Silbidos.

El sonido de un silbido me deja helada, que se oye cada vez más fuerte con los segundos, me siento en la orilla de la cama para recibir a Matthew como si recién me hubiese despertado y la puerta se abre.

—Oh mi dulce Julieta, aquí tu amado Romeo, Julieta.—Grita con un tono de diversión, yo me froto los ojos fingiendo. Me giro para verlo y junto las cejas.

El castaño entra al cuarto con una sonrisa de par en par plasmada en su rostro, sus manos cargando una bandeja llena de cosas deliciosas que hacen que mi estómago ruga de hambre. Hay donas, una taza con vapor saliendo de la misma expandiendo un olor riquísimo, tostadas y muchas cosas más que se me apetecen. 

Además del cocinero, claro.

—¿Qué…?—Me recuesto de espaldas a Matthew y me cubro los ojos cuando enciende la luz blanca que me da directo para cegarme—, Matthew, tengo sueño.

El sonido de la puerta cerrándose me pone en alerta, aun puedo ver la sonrisa que él tiene sin darme la vuelta.

—Dormir mucho hace mal, mi Julieta.

Abro mis ojos para ver al chico que tengo atrás, me doy vuelta sentándome en el medio de la cama, bostezando falsamente. Ahora puedo detallar bien lo que lleva puesto, Matthew lleva una visera negra en su cabeza que le queda muy bien, una bermuda como la que tengo ahora yo con un dibujo de Bugs Bunny. Y una camiseta blanca común sin ningún tipo de estampado, luciendo impecable como siempre. Como lo pensé, una sonrisa ilumina su ligeramente carmesí rostro, lleva también una faja en su brazo izquierdo, anunciando que, supongo yo, haya vuelto de entrenar. Su rostro está transpirado y el sudor pega su cabello a los lados de su cara. Para mi sorpresa sigue viéndose igual de atractivo.

Incorrespondido (Bilogia Viajes)  -Brunella Bonavigna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora