Elle

Supongo que quería llegar a la conclusión de que te ves hermosa con el cabello suelto…Esas palabras dan vueltas en mi cabeza una y otra vez. Aunque quiera no puedo olvidar todo lo que paso, inconscientemente me pregunto si el solo se está divirtiendo conmigo o de verdad es algo que sobrepasa lo pasajero. Pero también me pregunto en donde van a quedar todos estos años de amistad, porque si hablamos de lo obvio, en conclusión yo le gusto, el ha gustado de mi durante todos estos años. Lo difícil del amor prematuro es que mientras uno más sepa que sus sentimientos son sinceros, menos puede demostrarlos. Por esa razón yo no sé qué hacer cuando él me dice ese tipo de cosas que me vuelven más conscientes de que lo que pasa es real y es hermoso. Estos días con él me han revuelto la cabeza, el estómago y el corazón, y sin embargo sigo sin comprender lo que me pasa. Esto es más complicado de lo que creía, pero así es la maldita adolescencia ¿Verdad? 

—Lo siento, pero sigo pensando que está arrugada.

La voz de Matthew me distrae sacándome de mi burbuja mental, mientras desayunamos terminando todas las cosas ricas que hay en la bandeja que él mismo trajo, yo ya estoy vestida con mi ropa y me siento muy cómoda de esta manera, Matthew toma un trago de su jugo de naranja mirando cómo ruedo mis ojos.

—Deja de insistir, así está bien.

Sin prestarle atención, sigo masticando mi desayuno ignorando sus quejidos por no dejar que planche mi falda, que aunque está completamente limpia de cualquier rastro de sangre tiene algunas arrugas bastante pronunciadas en la parte superior donde se coloca el cinturón.

—Como digas.

Él alza las manos derrochando inocencia, un fuerte pinchazo por mi estómago de hace soltar un gemido de dolor, el espasmo va bajando mientras yo pongo mis manos en mi barriga, el dolor va desapareciendo con el paso de los segundos pero la cara de “¿Que mierda pasa?” de Matthew no. Maldigo en un susurro volviendo a meter un bocado del desayuno en mi boca, si no fuera por la primera vez que me paso esto a su lado ya estaría llevandome a urgencias, solo que ha parecido olvidarlo y la precaución se acentúa más en cada una de sus expresiones y movimientos.

—Código rojo. —Le menciono con una sonrisa cruda.

—Rojo sangre de ahí abajo, ¿Tanto te duele?

 Me pregunta cambiando de tema, bueno, cambiando a uno más doloroso.

Nah, solo veinticuatro horas al día, tres veces por semana, y una vez al mes.

—Tengo ovarios fuertes, no es mucho dolor.

Mentira.

—Además ,creo que tu no sabrías diferenciar entre un ataque de cosquillas y un flechazo en tu bajo vientre.

Matthew sonríe, piensa, me sonríe, y sigue pensando…

—Oh, ¡no! Espera Elle, ¡Elle!..

—¡Ataque! 

Me levanto de un salto de mi silla y empiezo a cosquillear la barriga de Matthew, sus músculos se contraen mientras muevo mis manos causando un revoltijo, así puedo ver que no le gusta nada que le hagan cosquillas. Sus manos me frenan y mi risa es un descontrol, al parecer la persona que hace cosquillas no lo hace para que la persona atacada se divierta, sino para su propio beneficio, muy cruel pero, viniendo de mí, no importa, a mi me gusta.

Su pecho sube y baja, con cada respiración se reducen mis carcajadas.

—Eres increíble. —Si bien hay enojo en su voz puedo notar que se está controlando.

—Gracias. —Digo con un tono burlón. Sin embargo puedo notar que lo que he hecho no le causó nada de gracia, me arrepiento instantáneamente y tuerzo mis labios. Busco sus ojos entornando los míos y se encuentran, la diversión y el brillo en los suyos no es algo de lo que esperaba en este momento.

Incorrespondido (Bilogia Viajes)  -Brunella Bonavigna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora