Matthew

Horas antes…

 El sol mañanero de la ciudad me pega a la hora más temprana, a pesar de que sean las siete de la mañana la intensidad del clima es insoportable, corro con velocidad por todo el perímetro del parque, midiendo mi pulso de vez en cuando, el deporte nunca ha sido un pasatiempo de mi agrado, no hasta que mis padres me demostraron lo contrario. 

“—Ganar, perder, empatar, no importa cuán veloz seas, o por cuánto tiempo aguantes bajo las profundidades, siempre mantente orgulloso de lo que haces, Mattie, el legado de tu familia es disfrutar el tiempo sin perderlo”. Claro, eso y todo un sermón más de funcionamientos y habilidades por mantener para toda la vida que mi madre y padre decían, pero por suerte yo solo los escuchaba en revistas, anuarios, u otro tipo de medios. Nunca por mis propios oídos, porque por más que lo repita en mi cabeza, el deporte solo me hacía bien cuando era para mi solo. No me gustaban las competencias, ni competir por dinero, o mucho menos por trofeos baratos. Prácticamente lo material iba por el lado de mis padres, yo buscaba algo que me hiciera reír, algo con que me divirtiera, algo con que no se relacione la fama parental, más específicamente; un amigo. Y aunque haya tenido muchos amigos en mi antiguo pueblo, chicas con las que pude tener una relacion que fuera más que sexo, alli no habia encontrado lo que queria. No era suficiente.

Por supuesto, no hasta que la conocí a ella, rebelde, perspicaz, burlona, sin timidez, con un sentido del humor increíble y, al igual que yo, con familiares a los que les vienen muy bien el lado en el que los medios te exponen para el consumo. Elle. Mi amor platónico inalcanzable por donde lo vea…

El sudor pega mi cabello a mi rostro como una segunda piel cada vez que salgo a entrenar, que no es más de dos veces por semana. Lo suficiente.

El recorrido de hoy me lo dio mi padre, atleta, y lo tengo que cumplir por más que no tenga ganas.

Hoy necesitaba esto, sinceramente, Elle me ha sacado de mi mundo las últimas horas, tener un tiempo para mí me relaja y me sirve para acomodarme mentalmente de los hechos que sucedieron durante los últimos días.

Fueron como una montaña rusa de emociones que compartí con mi “Mejor amiga”: Elle.

Si, ya lo se, muy mi mejor amiga no es después de haberla atacado como un loco a pocos minutos de su visita a mi casa, nadie en toda mi vida me había dejado de la forma en la que me dejó ella, sus movimientos, la forma en la que se avergonzó por el tamaño de sus hermosos pechos, el momento en el que me confesó sus pequeños traumas de su infancia, y sus expresiones, lo transparente que me es, que con cada gesto que hace me motiva a impulsar más mi atracción por ella y a no detenerme cada vez que nos rozamos, es…delirante.

Bueno, creo que debo dejar de pensar de esa forma con ella o sino voy a tener una situación en medio de la calle, pensándolo de una forma menos vulgar, Elle ha encendido una parte de mi que yo había dejado atrás, la que sin duda alguna le demostraria y le confesaría solo a ella. 

A Elle, mi loca…

Incorrespondido (Bilogia Viajes)  -Brunella Bonavigna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora