Elle

Al abrir la puerta del baño, la imagen de Matthew devorando el desayuno que él mismo trajo me hace soltar una carcajada, las persianas del cuarto que solo reflejaban una mínima parte del sol ahora están completamente abiertas dando paso a la luz solar que arrasa iluminando todo el espacio que tiene la habitación. 

Corro lo mejor que puedo a pesar de la incomodidad en mi entrepierna hasta donde está él y todas esas delicias que no sé de dónde sacó. Me arrodillo a su lado probando las tostadas con mermeladas y jaleas que me encantan, le doy un sorbo al café que está a mi gusto y perfectamente azucarado y noto que Matthew me mira con diversión.

—¿Qué pasa?—pregunto confundida, el chico sonríe detenidamente.

—Tienes algo aquí—dice apuntándome con el dedo en dirección a mi boca y parte de mi barbilla—, listo.—Musita luego de limpiarme con una servilleta de papel suavemente.

Él se lame los labios y sigue comiendo, yo decido imitarlo para no quedarme como una boba mirándolo, así que tomo un poco más de mi café disfrutando de cada sorbo, Matthew se levanta y se sienta en la cama, yo me quedo arrodillada en el suelo deleitando toda la comida que queda y me altero una vez que Matthew camina a la puerta, ¿Va a irse?

—Matt.

El chico se da la vuelta, se rasca la cabeza y me habla de una vez.

—No quería molestarte, pero mis padres van a quedarse dos días más con mis tíos, tienen cabañas y compraron unas allí.—Asiento chupandome los dedos manchados de jalea de moras—. Solo..–Él parece concentrado en mi acción–. Quiero decirte que puedes quedarte aquí hasta que quieras volver a tu casa, voy por tu falda, debe estar seca.

Antes de irse, se acerca nuevamente, tomando una dona y llevándosela a la boca, sus ojos sin dejar los míos en ningún momento, trago fuerte bebiendo de un trago mi café para terminarlo y cierro los ojos en anticipación. Un beso en la cabeza me hace atragantarme con mi bebida, él me golpea la espalda con la palma de su mano, poniéndose de cuclillas, adentrándome más a él con sus piernas, yo quedando a centímetros de su perfilado rostro.

Mi corazón late como un desquiciado insinuando salirse de mi pecho.

 —Lo siento, Elle —Se disculpa Matthew.  Es la segunda vez que pasa esto,  y estoy empezando a creer que cuanto más esté con él más nerviosa me ponga, y me aterra más que nada saber de qué forma se podrá cortar esta tensión que hay estando juntos. 

—No. —Toso un poco más y me paro frente a él—. No tienes porque disculparte.

Matthew asiente con la cabeza, quitándose la gorra visera negra para dejarme observar su cabello, que está empapado de sudor. Maldigo en mi mente porque ni el sudor de la mañana hace que se vea menos atractivo, y la verdad es que nadie podría negarlo, o eso o estoy loca.

Me doy una cachetada mental por mi anterior pensamiento y me sobo el cabello.

—No entiendo como no usas el cabello suelto.

Su expresión es seria. Lo miro frunciendo mi entrecejo, ¿que quiere decir?

—Sabes, aunque te quiero no voy a hacerte caso, Matt.

Él me sonríe y se vuelve a lo que estaba por hacer, camina a la puerta mientras suspira con pesadez, como si se quitara un peso muy grande de sus hombros, como si se estuviera decidiendo por algo importante que hacer. Me echa una última mirada y antes de cerrar la puerta y dejarme ahí sola, su susurro me petrifica en más confusión.

—Supongo que quería llegar a la conclusión de que te ves hermosa con el cabello suelto.

Me giña el ojo y otra vez estoy a solas, me desplomo en su cama sonriendo.

Me alegra saberlo ahora, oficialmente él está coqueteando conmigo. 

Y eso es…delirante.

Incorrespondido (Bilogia Viajes)  -Brunella Bonavigna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora