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Elle

Dios.

Mi corazón insinúa salirse de mí sintiendo el aliento fresco de Matthew que roza mi cuello ligeramente causándome un pequeño chillido. El empieza a leer en voz baja y yo lo imito, tratando de controlar mi lado que dice que me salga de mis casillas a atacar como una loca su boca. Pero me contengo.

Así nos quedamos, leyendo y comentando sobre libros, a medida que sube el sol más cansancio tengo a pesar de que sean las 11:40 am. Matthew se queda mirando la página siguiente para saber cuánto falta para terminar el capítulo, yo contengo una risa por lo apurado e impaciente que se demuestra conmigo. Mis ojos suben a su cabello, que es marrón castaño con algunos reflejos rojizos, sin modificaciones desde que lo conozco, solo con un efecto de recién despertado, por el desorden de sus mechones, y algún que otro mechón ondulado. También me quedo mirando sus ojos, destellantes como las estrellas, marrones por herencia de su padre y un centro negro con verde como los de su madre. Siempre me atrajeron sus ojos, aun cuando me había enamorado de Clay y me había obsesionado con él hasta parecer una acosadora serial. Sus ojos me encantan ,lo admito. Todo de él me encanta y mantener una relación secreta con mi mejor amigo…

Error.

Con mi novio, es lo que ahora importa.



—Adios, novia.— Me susurra Matthew al oído luego de dejarme en casa, me contengo para no sonreír porque Henry está enfrente de nosotros mirándonos a los dos fijamente, penetrandonos con su fría mirada, sus manos en los bolsillos de su bermuda negra que es tan cara como las lociones de Alex y su closet.

Trago fuerte para contestar y me acerco al oído de Matthew.

—Hasta luego, novio.

El solo sonríe luego de lamerse los labios y se despide con la mano de Henry y su ego. Al entrar a mi casa siento un alivio inmenso, Henry me pone una mano en el hombro antes de abrazarme con intensidad, dejándome boquiabierta, la verdad él no suele demostrar lo sensible que es, escondiendo su lado débil con una fachada intimidante hasta para mi.

—Oh, ¿Qué pasa? 

Desentierra su cara de mi hombro y me mira con algo cercano a la…¿Desesperación? Sus ojos se bajan a los libros que tengo en mis manos y se vuelven a mi en cuestión de segundos.

—Te…Yo te…

Las palabras salen de mi boca sin que pueda controlarme.

—Tambien te he extrañado, tonto.

Henry me sonríe y se cruza de brazos, elevando una ceja.

—Ahora, ¿Dónde dormiste anoche? 

Me percato de que aun tengo los shorts de Matthew y hago una mueca.

—En la casa de Matthew, claro.—Le respondo con tranquilidad.

—¿Con él? ¿O sola, quizás…pasó algo entre ustedes?

Me alejo caminando hacia la cocina-comedor, cruzando el salón, cuando llego saludo a nuestro personal de limpieza —Ofelia—, con un abrazo y me siento en una silla para esperar el almuerzo.

—¿Acaso importa? Además, si gustas saberlo, si, dormí en su cama y la he pasado MUY bien.—Menciono exagerando el tono.

Mentira.

No pasó nada.

—¡Ah! Lo sabía—farfulla golpeando con su puño la mesa, me sobresalto al igual que Ofelia, quien me hecha una mirada preocupada antes de seguir fregando los platos—, tan bien que vienes luego de un día, ¿cierto? 

Incorrespondido (Bilogia Viajes)  -Brunella Bonavigna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora