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Elle

La calle al anochecer solo me trae mas remordimiento, más y más recuerdos de lo que en una noche pasó, ¿Como olvidar? ¿Cómo dejar llevar por el viento, algo que es tan importante para mi?  Matthew y nuestra primera cita me esperarían mañana, tanta felicidad me absorbe y necesito calmarme, necesito que mis emociones se calmen de una vez por todas. Al entrar a casa un sonido flácido me hace casparrear, Henry y sus problemas para usar una cafetera. Entro en la cocina para intentar ayudar a mi hermano con lo que sea que le este haciendo a esa pobre maquina y me sorprende que el rubio está también sentado en la mesa, sus hombros flexionados por detrás de su cabeza y su cabello descontrolado, una cálida sonrisa en sus labios. 

–¿Necesitas algo de ayuda?–Pregunto y los dos chicos se vuelven a mirarme.

Henry contesta a mi pregunta.

–De hecho si, supongo que solo las mujeres saben de estas cosas. –Echandole una severa mirada, coloco el café en la parte superior de la cafetera y vierto agua en ella y prendo la hornalla para mirarlo de brazos cruzados–. Gracias, Elle.

–No me agradezcas, son cosas de un adulto funcional, no de mujeres, hematoma.

Henry me sonríe y se sienta en la mesa junto a Alex, lo imito no antes de tomar una taza para esperar el café.

–Ella…quiere salir conmigo. –Miro a Alex y me quedo quieta–. De verdad debo de tratarte como te lo mereces, lo siento por todo– se levanta de su silla y se va por la puerta central–, ah, y gracias por decirle que soy genial.

Henry sonríe plácidamente.

–¿Tienes algo que ver con esto?

El no adjunta ni una palabra a mi intento de conversación.

–Nope.

Tuerzo los labios. No le creo nada, él no sabe mentir muy bien que digamos.

–Henry… –La desesperación en mi voz es irradial.

–Nope, y si yo hubiese sido te lo hubiese dicho.

Ja! Se ha desmentido el solito, pobre hermanito.

–¿Hacer que?

El ruido voluptuoso de la cafetera sacando vapor hace que el muchacho corpulento se levante de su asiento, yo suelto un suspiro, tengo que saber en que se ha entrometido Henry, porque si alguien sabe la razón por la que Alex está así de feliz, es el.

–Te has delatado, Henry.

Se sirve el café y yo extiendo mi taza pasandole una fría mirada. Él la toma.

–Por mucho que te esfuerces, no me vas a sacar ni un poco de información. –Me siento con la taza de café en mi mano y pruebo un sorbo, alejo la taza de inmediato escuchando la risa del mayor, mi labio ardiente.

–¿Qué es tan gracioso? –Pregunto cortante.

–Nada, nada.

Me sobo la nariz con mi mano, el frío es insoportable. Me quedo frente a frente con Henry mientras termina su café, yo espero a que el mio se enfrie rapido. El personal de limpieza ingresa sin su uniforme.

Henry se da vuelta y la mira desvergonzado, abro mis ojos cuando ella le sonríe y se va, ¿Estos dos… ?

–¿Están saliendo?

Henry se sorprende al igual que yo, pero es que no puedo contenerme, él nunca ha tenido novia, y digamos que Ofelia es demasiado joven, al igual que él, solo que ella tiene cuatro años menos que Henry, o sea, diecinueve.

–No–responde serio–, ella…digamos que también sabe algo de Alex.

Frunzo mi ceño, es entonces cuando recuerdo la vez que Alex entró borracho a la cocina, mi atención estaba tan centrada en sus sentimientos, que no me permitió poder entender algo que se escuchaba de lejos. Bajo.

Murmullos.

–¡Merci ! –Me levanto de un salto de mi silla, salgo de la cocina llegando a el pasillo conector que va del salón hasta la cocina, ojeando por doquier para encontrar a Ofelia, Alex podría matarme si se entera que yo no hice nada, o por lo menos…desilusionarse.

–¡Elle! ¡Espera!

Henry es solo una distracción en este momento, debo solucionar esto antes de que se me vaya de las manos la situación.

Corro, mirando a los lados, Ofelia probablemente esté en la lavandería, o en su cuarto para invitados, como todo fin de semana.

–¡Te diré todo!

Esas tres palabras me hacen parar, sonrio maliciosamente y me doy vuelta, Henry me toma del brazo y me lleva de nuevo a la cocina, me siento en mi asiento frente a él de nuevo con lentitud, mi estómago ardiendo de impaciencia, y, probablemente el dolor de ovarios sea el causante. Pero eso no importa. 

Tomando un sorbo del café, ya un poco menos caliente, cruzo mis dedos sobre mi regazo, Henry chasquea su lengua y comienza a hablar.

                                               Henry

Unas horas antes…

Dejar a Ella sola con Alex me cuesta, más sabiendo que ambos tienden a sobreponerse sobre sus emociones dejándose llevar por su orgullo en toda situación complicada, después de todo yo soy el más sensible a ese tipo de cosas, solo que lo demuestro de distinta manera.

–Necesito que me digas algo. –Le susurro a la chica de baja estatura que se encarga de limpiar la casa entrando al pasillo con ella.

Ofelia frunce el ceño, mostrando su confusión.

–Señor, no se que es lo que quiera hacer, pero…

Mi expresión se vuelve dulce.

–Por favor–tomo sus manos haciendo puchero–, tienes que hacerme un último favor.

Ella se tensa por el contacto, pero liberándose de mí se cruza de brazos y asiente.

–¿Qué tengo que hacer? –Sonrio triunfante y le explico a Ofelia todo lo que tiene que decir y hacer, es fácil, pero sin duda las personas con las que tengo que hablar reconocerian mi voz, y todo se iría por el caño.

–Entonces, ¿tengo que llamar a sus padres, y convencerlos de que Alex es un buen candidato para Madeline? –Hago un gesto para que hable bajo y se calla–. ¿Vives en el siglo pasado? –Su susurro me hace ladear la cabeza.

–No, pero conozco a esa gente, y estoy seguro de que como dueños de las grandes empresas en electrónica van a aceptar que su hija salga con el hijo de uno de los más grandes exitosos empresarios. Creeme.

Ella asiente seria.

–Está bien, pero…¿Qué hay a cambio?

Pienso en que le podría dar a cambio al personal de limpieza y respondo en tono infligido.

–Dos meses sin hacer la limpieza general del cuarto de Elle, ¿de acuerdo? –Me da una pequeña sonrisa y musita las palabras que quería escuchar:

–De acuerdo, señor.

Incorrespondido (Bilogia Viajes)  -Brunella Bonavigna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora