21

0 0 0
                                    

Elle

Antes…

El pecho se me reprime. La rabia sale de mi alma. El dolor se aproxima. Y aun necesito fuerzas para procesar todo, procesar la pelea que tuvimos Matt y yo en el carro, el interrogatorio de mis hermanos. El estupido de Clay, su repulsión, sus celos, su furia…Necesito una canción. No importa cual, no importa de quien, solo una buena canción me haría sentir menos…sola. Por unos minutos.

El reproductor Bluetooth sigue conectado a mi teléfono móvil,  el sudor frío recorre mi nuca, y solo puedo presionar una sola vez, para la reproducción aleatoria.

Too good at goodbye de Sam Smith.

¿En serio? Parece que no tengo suerte, una canción triste para una chica triste. Ok, diciéndolo de esta manera es menos deprimente. Más irónico.

Ahogándome en sollozos, presiono el boton de pausa, tomo mi teléfono para tratar de reparar mi exageramiento con Matthew y con el pulso descontrolado, mi mano temblorosa toca el botón de llamar. Matthew responde al primer tono.

  Matthew

La repulsión de Elle me deja atónito, antes de que pueda frenarla y estampar mis labios contra los suyos, ella cierra la puerta furiosa. La sangre sube por mi garganta quedándose en mis mejillas. Mi respiración errante y culposa deja mis labios, mis pómulos ojerosos se mojan con mis lágrimas saladas. Un gruñido me hace llorar más.  La urgencia y necesidad de irla a buscar se desaparecen, recordando que su respuesta sería peor. Y en todo caso violenta. Como ella. Como la mejor novia del mundo. 

Te ha abandonado, te ha dejado solo está vez.

Tu amor se fue.

La parte irracional de mi mente me habla, maldigo mis propios pensamientos y me refriego la cara, y el pelo. Se que Elle no es un amor, ni lo más perfecto e increíble, pero ¿No ha sido eso lo que más me gusta de ella? 

—Mierda, ¿Que he hecho?

Suspiro con los ojos enrojecidos.

Me sobo la frente y pienso en alguna posibilidad para que todo esto se arregle, me es una opción hablar con Henry, o con su padre para que traten de tranquilizarla, de calmarla, y de comunicarle que no puedo estar asi, y ella tampoco, pero no me convence y lo desecho como si esa idea jamás se me hubiese ocurrido. 

Enciendo el motor, viendo como las pequeñas gotas de agua caen en el espejo retrovisor izquierdo del carro. En la gente que camina a mi alrededor y en los autos. Ya la noche oscurece todo camino, así que prendo las luces del auto alumbrando la oscuridad. Mis ojos húmedos, con un tono carmesí intenso largan dos gruesas lágrimas, que me seco rápidamente, manejando desde el centro comercial hacia mi casa.

Una sonrisa en el rostro pecoso de mi madre me recibe al verme entrar, su entusiasmo me sorprende, se recoge el cabello rojizo en un rodete y se acerca a mi con precaución.

—Mattie, mi amor, ¿Qué sucede? —Sus brazos me envuelven cálidos, suelto un respingo y ella me toma del rostro para verme mejor—. Has…has estado llorando, mi vida.

Me separo de ella y me pone una mano en el hombro.

—¿Quieres contarme qué pasa?

Niego con la cabeza, su mano se posa en mi cabello mojado y lo acaricia.

—Oh, mierda, es esa maldita, ¿No?

Yo entrecierro mis ojos.

—No le digas maldita. —Su expresión se ablanda y retrocede de mi.

—Ve, date un baño. 

Asintiendo, camino subiendo las escaleras hacia mi cuarto, el calor de mi cama me recibe mientras me desplomo en ella. Me quito por encima de mis brazos mi camiseta, y me paro unos segundos después. 

Ya desnudo por completo, me meto en el agua hirviendo, un ardor en mi mano se acentúa, me miro la palma de la misma y veo dos marcas de unas pequeñas uñas en ella, las marcas me arden haciendo contacto con el agua caliente. Me maldigo a mi mismo por lo bien que se sintió todo este tiempo con ella, y , sin muchos rodeos, me ducho buscando paz.

Incorrespondido (Bilogia Viajes)  -Brunella Bonavigna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora