Incorrespondido (Bilogia Viajes) -Brunella Bonavigna

14

Elle

–¡Elle! ¡Elle!–Matthew me llamó por decimosexta vez, buscándome entre la multitud de gente a la salida de la escuela primaria, la gente no me permitía ver al castaño, que no me pasaba de altura aún, pero que me era imposible de ver entre todos aquellos alumnos que salían festejando por el ultimo dia de clases.

–¡Mattie!–Alce mi cabeza para ver mejor–. ¿Dónde estás enano?–Susurre para mis adentros.

–¡Elle!

Escuchaba sus gritos, si, pero no aparecía.

Baje los escalones y empuje a la gente a mi alrededor con mi flaco cuerpecito, algunas personas se movieron para dejarme pasar y lo vi, Matthew estaba todo rojo y sus mejillas ardían flameando llamas, no en el sentido literal. Claro.

–¿Matt? 

El chico un año menor que yo se me acercó.

–Oh, Elle.–Se arrodilló tomando aire, casi que creí que se iba a desmayar en ese mismo momento–. Vine a…acompañarte a casa.

Mis cejas se juntaron, y llevé al chico jalandolo del brazo a una esquina.

–¿Mi madre lo sabe?

El asintió.

–Y…¿Que se supone que vas a hacer? Puedes aburrirte, además, no me gusta hablar con extraños.

Matt abrió la boca.

–¡No soy un extraño!

Me crucé de brazos mirándolo de arriba a abajo.

–Y entonces, ¿Qué eres?

Mi pregunta fue de lo más improvisada, y por supuesto no me esperaba la respuesta.

–Tu amigo, claro, ¿O por qué piensas que estoy aquí?–Baje mis manos a los costados de mi uniforme–. A veces creo que estás loca.

Lo mire y chasquee mi lengua.

–Oh, pero me caes bien, no te preocupes.

Suspire, frustrada, y no tuve remedio de ir caminando a mi casa con él.”

–¿Te acuerdas cuando fuiste por mi al ultimo dia de clases?

Matthew sonríe y su pecho retumba a pequeñas y roncas carcajadas.

–Si, ese dia tuve el pensamiento de que eras la chica más hermosa y valiente que conocí en mi vida.

Mis mejillas vuelven a arder, me escondo bajo las sábanas de mi cama mientras Matthew se ríe e intenta destaparme de ellas.

–¿Sigues creyendo eso?

Me destapo indagando con la mirada.

–En lo absoluto–Contesta volviéndome a deslumbrar–. Esa camiseta te queda fantástica.

Su comentario me hace bajar la cabeza a mi pecho, pero si es una camiseta común, o está siendo muy cariñoso, o simplemente está viendo mis pechos que se alcanzan a visibilizar un poco por la transparencia de la tela.

¡Qué pervertido!

 Suelto un quejido y me cubro con mis manos, él no deja de sonreír sin molestia alguna.

–Solo fue un halago, linda.

Oh, otra vez con lo de linda, si que me va a infartar.

–Un halago que emite perversión, lindo–Farfullo en un tono burlón la última palabra.

 Matthew se tapa el rostro con sus manos con una cara de decepción, se rasca la frente y vuelve a mirarme decaído.

–Lo siento, Elle, no quise incomodarte.