Capítulo 29- Sorpresa

2 3 0
                                    

Chris Wen fue encarcelado, y de a poco empezaron a aparecer más chicas para denunciarlo. El escándalo parecía no tener fin, y Sienna trató de mantener un perfil bajo. Los medios de prensa la buscaban, deseosos de entrevistarla y saber más de ella, pero la chica desapareció de nuevo. Los padres de Luoluo la volvieron a hospedar en su casa, mientras pasaba la tormenta.

—Linda, ¿cuándo vamos a poder estar juntos? —Xiang estaba feliz por ella, pero la extrañaba mucho.

—Pronto, amor… —le respondió ella, mientras miraba con nostalgia el rostro de su amado a través de la pantalla de la computadora.

Unos meses después lo peor había pasado. Varias de las víctimas de Chris Wen habían salido a hablar, y el público, después de la catarata de información, notas y entrevistas, se había hartado del tema. Sienna mandó un video a su club de fans, que ahora se había llenado de nuevos suscriptores, y les agradeció su apoyo y su fidelidad en el tiempo.

Pero Xiang no podía quedarse al margen. Un día, la chica estaba ayudando a la mamá de Luoluo a cocinar, cuando recibió una llamada: 

—Linda, soy Xiang. En media hora un auto pasará a buscarte y te llevará a un lugar. Lleva equipaje para un par de días. Te estoy esperando en un lugar secreto...

—Pero, amor... —respondió la chica—, ¿dónde estás?

—Eso no puedo decírtelo... Espera el auto,  Lee irá a buscarte.

Sienna casi no pudo aprontar el bolso con su ropa: estaba tan emocionada que sus manos temblaban. Media hora después, un auto, manejado por Lee, llegó a recogerla. El custodio la llevó a una pequeña casa de campo, situada a las afueras del pueblo.

—¿Qué es esto, Lee? —le preguntó la chica. La pequeña casa, apartada del camino y rodeada por un espeso y alto cerco de plantas de bambú, se veía solitaria, como si no la habitara nadie—. ¿Dónde está Xiang?

—No se preocupe, señorita Sienna. Todo está bien —El hombre estacionó el auto en frente a la casa, y la ayudó con su bolso. Cuando golpeó a la puerta, Xiang salió, y lo primero que hizo fue tomar a la chica en brazos y alzarla del suelo:

—¡Mi amor...! —Sienna no pudo seguir hablando: Xiang atrapó su boca para darle el beso que había deseado durante tantos meses. Lee sonrió y dejó el bolso de la chica al lado de la puerta. Ninguno de los dos le prestó atención mientras volvía a subirse al auto y se marchaba de allí.

Se quedaron juntos por dos días, en la pequeña casa que Xiang había alquilado para esconderse del mundo con su amada. Dos días llenos de amor, pasión y alegría por el reencuentro, de planes y sueños de un futuro juntos, que ahora sí se veía posible.

—Linda, ¿te atreverás a dejar que te presente como mi novia? —Xiang no quería seguir esperando: deseaba que el mundo supiera que ella era su amor, y que quería construir una vida con ella.

—Pero, bebé... ¡eres demasiado impaciente! —replicó la chica, qué sabía que no iban a poder hacer las cosas tan rápido como él deseaba—. Todavía hay algunos asuntos que no se han resuelto…

—Pero lo peor ya pasó… Por suerte pudimos limpiar tu nombre…

—Nunca voy a poder agradecerte lo suficiente por eso, Xiang. Estos cuatro años fueron terribles, y a pesar de que estaba lejos del escándalo, nunca pude olvidarme de lo que pasó. Me afectó tanto… No pude volver a cantar desde entonces… —Los ojos de Sienna se llenaron de lágrimas a medida que hablaba, y por fin soltó toda su tristeza, en brazos de su pareja. Xiang se mantuvo en silencio, abrazándola mientras la dejaba que se desahogara. Se juró que nunca iba a permitir que alguien le hiciera daño de nuevo.

                         ***

Cuando por fin Sienna se atrevió a volver a Beijing, a la casa de Luoluo, comenzó a aceptar que le hicieran entrevistas, y recibió varias invitaciones para asistir a programas de televisión. Querían escucharla cantar, pero ella aún no sé atrevía a hacerlo.

—¡Debes empezar a practicar, Sienna! —le insistió Luoluo—. Tienes mucho talento, y la voz no se pierde por falta de práctica. ¡Solo debes animarte, amiga…!

Una tarde, Luoluo estaba viendo la televisión en la sala de su casa, y por encima del volumen del aparato, sintió otro sonido. Cuando lo puso en silencio escuchó una melodía, cantada en un tono vacilante, pero dulce y armonioso. Casi aplaudió de alegría, pero no quiso alertar a Sienna, que por fin estaba superando su trauma y mostrando su talento.

Un tiempo después, Sienna  recibió una invitación para participar en el programa conducido por el mentor de Xiang, y aceptó sin dudar. Se les había ocurrido una idea, y ese hombre  los iba a ayudar: en ese programa iban a aparecer por primera vez ante el público, los dos juntos.

Obsesión en francés Donde viven las historias. Descúbrelo ahora