Capítulo 26- Poder

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Sienna tomó la decisión de permitir que la investigación contra Chris Wen siguiera avanzando. Un día se atrevió a declarar ante los abogados del estudio. Xiang la sostuvo de la mano mientras ella relataba toda la situación que había vivido. 

—Eres una chica valiente, Sienna —le dijo el abogado—. Gracias por haber confiado en nosotros y declarar. Trataremos de que todo esto se solucione pronto.

—¿Estás un poco más tranquila? —le preguntó Xiang, cuando iban en el auto rumbo a la casa de sus padres.

—Si —respondió la chica con una sonrisa tranquila, que lo reconfortó—. Me saqué un gran peso de encima. Ahora me siento mucho mejor.

—Linda, hay una pregunta que quiero hacerte desde hace tiempo —le dijo Xiang, con algo de dudas: no quería remover una vieja herida—. Tu eres cantante. ¿Por qué nunca te escuché cantar?

Sienna bajó la vista y su rostro se ensombreció:

—Hace mucho que no canto —respondió con un tono seco—.  No sé, dejó de interesarme.

Xiang estaba seguro de que su amada tenía un bloqueo, e insistió:

—¿Podrás cantar para mí algún día? Vi algunos videos que tu antiguo grupo de fans subió a Internet, y tienes una voz fantástica. Me encantaría escucharte…

—No lo sé, Xiang —insistió ella, sin mirarlo—. Mi voz debe estar terrible.

—Está bien linda —Xiang esperaba que con el tiempo, Sienna se recuperara y volviera a cantar con el mismo sentimiento que había visto en esos videos—. No te preocupes…

                         ***

Xiang tenía un importante problema entre manos: ver cómo podía hacer para sacarse a Marielle de encima. Primero fue a la agencia a hablar con su representante, aunque sabía que iba a tener que enfrentarse otra vez con él para lograr lo que quería:

—¡Estoy en mi derecho de tener una copia de ese contrato con la marca de ropa, que firmaron sin mi consentimiento! —increpó al hombre, que lo miraba con un gesto de indiferencia.

—Xiang, debo recordarte que en tu contrato se especifica que la agencia puede firmar acuerdos comerciales sin necesidad de consultarte —le dijo con frialdad, aunque después trató de suavizar su tono—. Se que prefieres elegir tus outfits, pero la ropa de Marielle es solo para premiaciones y espectáculos. No tendrás que usarla en tu vida diaria si no quieres. Aparte, ganarás una suma muy importante de dinero —le recalcó, para intentar que se tranquilizara—. Te daré una copia del contrato; estás en tu derecho de tenerla.

Xiang no estaba convencido y trató de negarse:

—¿Y si no quiero usar esa ropa? ¿Qué pasa si pido que se anule el contrato? Pagaré la multa: no me importa.

—Será mejor que leas el contrato primero, Xiang. Anularlo te puede costar mucho.

Cuando el hombre le extendió una copia del contrato, Xiang casi la arrancó de su mano y se fue de la oficina dando un portazo.

                          ***

—¿Y a quién se le ocurrió firmar esto? —exclamó el abogado del chico mientras observaba ese contrato absurdo: si Xiang quería rescindirlo, iba a tener que pagar una enorme suma de dinero. El chico protestó:

—¡Pero yo no lo firmé! ¿No tendría que ser la agencia la que pague por la rescisión?

—A la gente de tu agencia no le interesa anular este contrato, Xiang. Por desgracia tu representante te dijo la verdad: si quieres rescindirlo, tú vas a tener que pagar la multa.

—¡Maldición…! —exclamó el chico. La multa era enorme e injusta, y él no quería darle su dinero, ganado con esfuerzo, a esa mujer. Debía buscar otro modo de sacarla de su camino.

—Solo hay una cosa que puedes hacer —le sugirió el abogado—. Deja que esa mujer se acerque a tí, y trata de grabar sus conversaciones. Si intenta acosarte, podremos amenazarla con una demanda. Tal vez así acepte anular el contrato.

Era un plan un poco retorcido, pero por el momento no tenían otra opción, y Xiang aceptó. Unos días después tuvo que ir a una entrega de premios de la industria. Al principio había pensado en no asistir, porque preferiría usar su tiempo libre en quedarse en su casa con Sienna antes que en asistir en esas premiaciones donde se aburría por horas, pero, pensando en tenderle una trampa a Marielle, a último momento confirmó su asistencia y le pidió a su ayudante que se comunicara con ella para que le mandara outfits para escoger.

Como esperaba, Marielle en persona fue a la prueba de ropa.

—Al fin te decidiste a usar mis creaciones... —le dijo la mujer, mientras lo miraba a los ojos con aquel gesto seductor de antaño, que siempre le había dado resultado. Pero Xiang ni siquiera la miró a la cara:

—Como si tuviera otra opción… 

—¡No seas así, Xiang! —le dijo Marielle, tratando de hacer que cediera—. ¿Acaso no puedes olvidar el pasado? En serio, ¡lamento mucho lo que te pasó…! —Mientras le hablaba, dio unos pasos hacia él.

—No te acerques más, Marielle —le advirtió Xiang.

—Vamos, niño... —Marielle volvió a su tono de seducción—. En otras épocas no me pedías que me alejara. ¿Acaso ya me olvidaste?

—Era un tonto inmaduro, y por eso te seguí el juego y me puse en riesgo.

—Pero no te pasó nada, y al final tuviste una experiencia diferente. Nos divertimos mucho juntos... ¿Recuerdas? —Llevada por el deseo, Marielle volvió a acercarse a Xiang, que trató de retroceder hasta quedar atrapado contra un escritorio. La mujer se pegó a él y apoyó una mano en su pecho para buscar su piel dentro de su camisa.

—Eres tan bello… —le dijo al oído, y después arrastró los labios con lentitud por la mejilla del chico, para buscar su boca.

Xiang apretó sus manos contra el escritorio, para no tocarla, y ladeó la cabeza para que ella no lo besara.

—¡Suéltame, Marielle! —exclamó—. ¡No me toques!

—Antes te gustaban mis caricias... 

—Antes, tú lo dijiste.

—¿Acaso estás con otra mujer? —Al verse rechazada, la expresión seductora de la mujer se borró en un instante.

—Eso es parte de mi vida privada —dijo el chico, con un tono incierto que la hizo sospechar—. No te interesa…

Marielle quitó su mano del pecho de Xiang. Después hizo un puño con ella y dio unos pasos hacia atrás:

—Es eso… —susurró con la voz enronquecida—.  Ya tienes otra… —Después de lanzarle una mirada intimidante, Marielle salió de la habitación dando un portazo.

Xiang se quedó quieto contra el escritorio, impresionado por lo sucedido: había sentido miedo cuando Marielle dijo "otra", y la imagen de Sienna había cruzado por su mente. Después de unos minutos pudo calmarse y fue hacia un mueble cercano, de donde extrajo una cámara que había escondido: toda la escena estaba grabada.

                         ***

—¡Que mujer mas intensa...! —exclamó el abogado de Xiang mientras miraba la grabación de la cámara, sin percatarse de que el chico se había puesto incómodo—. Oh, lo siento —se disculpó, mientras pausaba el video—. Me dejé llevar... Pero bueno, con esto tenemos más que suficiente para hacer que deje de molestarte por ahora. Estaba pensando en una estrategia diferente que deseaba discutir contigo...

Marielle cenaba sola en su casa. Aunque estaba muy celosa, aún tenía la sensación de la suave piel de Xiang en su mano, y del perfume que le había quedado en ella. Recibió un mensaje:

Era un pequeño video de unos segundos, en donde se la distinguía con toda nitidez, tocando a un chico que tenía el rostro pixelado. Su actitud era de claro acoso. No había ningún mensaje, pero ella sabía muy bien lo que eso quería decir. Furiosa, dio un manotazo y tiro platos y copas al suelo.

—¡Maldito niño!

Obsesión en francés Donde viven las historias. Descúbrelo ahora