Capítulo 31- Resoluciones

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El día que Sienna se presentó al programa de televisión que conducía el mentor de Xiang, fue el inicio ode su nueva etapa como cantante. 

Mucha gente la conocía por la fama que había ganado a causa del juicio contra Chris Wen, pero el programa de televisión, que era de alcance nacional e internacional, le iba a dar un nuevo marco para lanzarse como cantante profesional. Cuando la presentaron y la pantalla del fondo se abrió, la chica apareció muy bonita y emocionada. El lugar explotaba de gente ya que Xiang había hecho llegar invitaciones para el programa a todos los integrantes del club de fans de la chica. Él también estaba invitado a ese programa, pero ellos dos nunca se hablaron, y se mostraron indiferentes el uno con el otro, para acallar los rumores.

Sienna cantó por primera vez ante el público después de más de cuatro años. A Xiang casi se le cayeron las lágrimas al oír la hermosa voz de la chica que cantaba una balada de amor dedicada sólo para él, a pesar de que no podía mirarlo. A duras penas se mantuvo tranquilo, escuchando sin expresar su emoción.

                        ***

Sienna se había quedado a vivir con Luoluo, pero después de un tiempo se compró un apartamento cerca de donde vivía Xiang, y se mudó a Shanghai. Aunque no podían vivir juntos, se veían en secreto todo lo que podían. Ella también se estaba volviendo famosa, y era vigilada por el fandom.

––Amor, solo puedo quedarme por hoy —le dijo Sienna. Habían podido verse en el apartamento de Xiang y pasar el día juntos—. Mañana temprano tengo que volar a Corea para presentar mis nuevos temas.

––¿Corea? ––Xiang se asombró de la velocidad con la que la carrera de la chica había despegado. Había estado unos meses atrás en Japón y también se había presentado en varias ciudades de su país.

––Sí... ¿Te das cuenta? A veces pienso que no sé si la fama que tengo se debe a mi voz, o a los escándalos...

Xiang la miró, asombrado:

––¿Pero qué estás diciendo? ¡Qué tonta eres!

Ya sabía que la chica iba a golpearlo, excusa perfecta para corretearla por la casa, y atraparla para llenarla de besos, en algún rincón apartado.

                         ***

Después de varios meses de esconderse, un día se decidieron y salieron a cenar a un restaurante. Enseguida comenzaron a circular por internet fotos de ellos juntos, y el romance se hizo público. Cuando los entrevistaron, ninguno de los dos lo negó. Ya tenían su historia armada: dijeron que se habían conocido en el set del programa en donde ella se había presentado por primera vez, que habían comenzado una amistad alli y que con el tiempo se habían enamorado. Hubo algunos comentarios suspicaces, pero ninguno de los dos les prestó atención. Todo fue fluyendo, y la gente finalmente aceptó la relación.

Para ese entonces, Sienna ya había formado una sólida carrera como cantante, y a pesar de ser la novia de uno de los personajes más famosos del país, lo imitó cultivando un perfil bajo. 

––Vas a ser más famosa que yo, linda...

––¿Estás loco? Eso nunca va a pasar. Tú eres la estrella aquí...

––Tonta...

––Dame un beso, estrellita...

                      ***

Xiang estaba muy misterioso mientras hacía averiguaciones y llamadas. A veces, delante de Sienna, cuando lo llamaban por teléfono se levantaba y salía de la habitación.

«¿Qué se traerá entre manos?», pensó la chica, intrigada.

Un día, Xiang la invitó a comer a la casa de sus padres. Almorzaron tranquilos en la propiedad, y pasaron la tarde en el jardín de su madre.

El chico recibió una llamada:

––¿Ya llegaron? —preguntó. Después esbozó una sonrisa––. Muy bien. Ya vamos para ahí.

––¿A dónde vamos, Xiang? —preguntó Sienna, aún más intrigada.

––A tu apartamento, linda. Compré algo para ti que espero te guste. Ya lo fueron a llevar. ¿Quieres ir a verlo?

––¡Cuánto misterio! —exclamó la chica—. ¿No me vas a decir qué es?

––Es una sorpresa... ––Xiang se rió de su desconcierto. 

Un rato después llegaron al apartamento de la chica, donde los esperaba Li, que había recibido a Lee. Los dos estaban en la cocina, esperando a la dueña de casa.

––¿Todo en orden, Lee? —le preguntó el chico.

––Si, Xiang. No hubo problemas.

––¿Y dónde está?

––En la habitación de la señorita.

Sienna los miraba, sin entender: la conversación de los dos hombres era muy extraña, y se reían mucho entre ellos, sin decirle qué era lo que le habían comprado.

––¿Por qué qué están con tanto misterio? —volvió a preguntar, desconcertada.

––Ningún misterio, linda —le respondió Xiang—. Puedes ir a tu dormitorio a ver tu regalo...

Sienna lo volvió a mirar con extrañeza, pero le ganó la curiosidad y fue a su dormitorio a ver. Xiang y Lee se quedaron en la sala riéndose, hasta que sintieron sus gritos alborozados:

––¡Patrick...! ¡Oh, Dios mío, es Patrick!

Cuando Sienna le confirmó a Xiang que quería quedarse en China con él, el chico recordó al gato, que había quedado en Estados Unidos al cuidado de su hermana. Sienna recibía fotos del enorme animal, tirado durmiendo en algún lugar, y se reía mucho con ellas, pero Xiang sabía que lo extrañaba.

Comenzó a hacer todos los trámites para traerlo, con la ayuda de la hermana de Sienna, que le hizo hacer los controles y ponerle el chip necesario para su traslado. El problema era que las mascotas no podían viajar solas en avión, y por eso Xiang decidió mandar a Lee para que volara con él.

Patrick estaba un poco adormilado, porque le habían dado un sedante suave para que viajara tranquilo, y se acomodó a dormir en brazos de Sienna, que lo llenó de besos y afecto.

––Xiang... ¡me ha dado la alegría más grande de mi vida!... Creí que no iba a volver a verlo... ––Sienna acarició con emoción el suave pelaje de su mascota.

––Yo siempre pensé en traértelo —le respondió el chico—, pero no sabía si tú ibas a quedarte aquí…

Sienna abrazó a Xiang, y el enorme gato se quejó un poco cuándo sintió que lo apretaron. Los chicos se rieron.

––Sigue siendo el mismo malcriado ––se quejó Xiang––. Ahora se va a interponer entre nosotros...

––Pobrecito bebé... —Sienna volvió a recostar al adormecido gato en su cama, y con los brazos ya libres, abrazó al chico para besarlo a su gusto.

––Linda... 

––¿Qué, amor? ––Sienna le respondió entre besos, sin abrir los ojos.

––Recuerda que no estamos solos...

––Oh, es cierto. ¿Te quedarás esta noche conmigo?

––No me lo preguntes dos veces...

––¿Te quedas...?

––Por supuesto, amor. Sabes que es lo que más deseo...

Esa noche, Patrick estrenó una lonueva cama y durmió apaciblemente, al contrario que su dueña, que no durmió en casi toda la noche.

Obsesión en francés Donde viven las historias. Descúbrelo ahora