Mariam, Nueva York 15 de noviembre
Nuestro nuevo jefe, Salazar Jones (era irónica que fuera nuestro jefe) nos dejó un tiempo para instalarnos en la ciudad y familiarizarnos un poco. Un par de días después empezábamos a trabajar.
Mientras que Salva trabajaría todos los días de entre semana por la mañana, yo solamente cuando me llamasen por alguna ocasión especial. Aunque hoy debía ir igualmente para que me enseñaran las instalaciones de su gran mansión. Además de que querían verme trabajar, hoy mismo le haría un vestido a su hija, o al menos el inicio del vestido, ya que llevaba mucho tiempo.
Así pues, me levanté a las siete de la mañana. Aún no me creía que estuviese en Nueva York, estaba tan emocionada. Fui como en mi película favorita a abrir las cortinas y ver el paisaje. El viento fresco me acariciaba el rostro. Pero no me acordaba de que enfrente tenía al peor vecino que alguien pudiese tener.Oh pero no te sientas triste Mariam.
Lo vi tumbado en la cama sin moverse. Él iba sin camisa y jugaba con una pelota pequeña a lanzarla a la pared. Cantaba algo, pero no sabía el qué. De ese modo parecía menos imbécil. Ni
sé cuanto tiempo me quedé mirando, hasta que reaccioné y me pegué mentalmente para apartar la mirada.Me quedé un rato parada mientras estaba absorta en mis pensamientos mirando la carretera.
¿Y si el plan no salía bien?
Saldrá bien.
¿Y si nos pillaban y nos atrapaban? O peor, ¿y si nos mataban?
Alejé esos pensamientos justo cuando me interrumpió una voz.
- ¿Otra vez me espías? -levanté la mirada, y ahí estaba otra vez, qué pesadilla. Rodé los ojos, aunque no estaba segura de que viera eso
- Tal vez seas tú el que lo hace, tanto que lo dices -suspiré devolviéndole la frase
- Al menos yo no voy en camisón -se burló con una sonrisa maliciosa
Entonces los ojos se me volvieron blancos del susto. Iba en un camisón bastante corto, por las rodillas, de color negro con los bordes de encaje. Encima no llevaba nada debajo, seguramente se me notaba todo. Después de abrir mis ojos como platos y colorarse mis mejillas fui rápidamente a buscar una bata y atármela.
- Pues deja de mirar, pervertido -con eso me alejé de la ventana
- Aún me debes algo, no lo olvides -pero ya no lo escuchaba y suspiré
Me dirigí a mi armario, que quedaba lejos de la ventana. Así que Jack no me podría ver. Escogí un vestido de color blanco roto. Siempre iba de negro, pero a veces el blanco me gustaba. Me pondría una chaqueta también blanca y con detalles de color negro, por el frío que hacía en Nueva York, y elegí mi sombrero favorito de color negro pequeño. Sí, me encantaban esos dos colores, eran muy elegantes. Encima hacían buen contraste con el carmín que siempre me ponía.
Bajé sin los tacones hasta la cocina. Odiaba los tacones. Resaltaban la figura, sí, pero eran incómodos. Y quien dijera que no, que mirara como se quedaban mis pies de curvados cuando me los quitaba.
En la cocina ya estaba mi hermano.
- Hasta que bajas -se rio haciendo como si mirara un reloj invisible en la muñeca
- Lo siento... estaba... -pero me interrumpió
- Oí voces desde aquí, tu habitación está sobre la cocina -sonrió en burla
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Mariam: sobrevive
Mystery / ThrillerCuando te pasa un suceso traumático en la vida, pasas por varias fases hasta aceptarlo y vivir tranquilamente como antes. Primero está la fase de la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación. Sin embargo, algunos pasan directame...