Cap 21

51 2 6
                                    

Mariam 2 de enero de 1923

La mañana era muy triste. En verdad estos días habían sido muy tristes. Ni siquiera habíamos celebrado nochevieja ni año nuevo. No había ánimo para fiestas.
Me rompía el corazón ver a Jack tan triste. Su madre había fallecido, pero también había sido la mía. Como nos cocinaba galletas, nos daba las buenas noches con dos besos, se preocupaba por Salva y por mí... Todo eso aún sin si quiera ser sus hijos biológicos. El plan había sido para curarla, y nos la habían arrebatado igual.

El tiempo acompañaba el momento, tan nublado. Casi podía oír los violines tocando música triste.

Íbamos todos de negro, nuestras pieles parecían grises, y nuestras rostros, rotos. Los pobres hermanos Jack y Mary estaban realmente mal. Nunca los había visto así de decaídos. Por primera vez en mucho tiempo, me sentía mal por ver gente triste.

Nuestro cura de confianza ofició una pequeña misa en el funeral. Nadie quiso hablar para no estropear el momento. Pensamos que un discurso sería una bobada, porque el amor por ella no se podía explicar con palabras, y el de cada uno era diferente, no sería justo generalizarlo en un discurso.
Vimos como el ataúd descendía lentamente y se adentraba en la oscuridad. Luego le tiraban tierra por encima, para no volver a verlo más. Era como si acabasen de enterrar una parte de mí que nunca volvería a salir.

Lágrimas decoraban nuestros rostros. La sensación era horrible. El dolor de garganta por reprimir dolor, dolor de estómago de malestar y dolor de cabeza por sobre pensar. No volver a ver a esa persona que tanto amas, y encima muerta por culpa de tu peor enemigo y quien ya mató a tu familia una vez. Lo que se sentía era impotencia, un sabor agrio, ira... todos esos sentimientos se apoderaban de mi corazón y me nublaban la mente. Mi garganta en un puño solo quería gritar, y matar al asesino en venganza. Por suerte todos los presentes éramos así, íbamos a hacer lo que fuera falta para que Salazar pagara. Íbamos a vengarnos de esa persona, y lo haríamos juntos, como debió ser desde un principio.

Pusimos flores en la lápida y la gente fue desapareciendo. El primero fue Brandon, seguido Mary y Salva, y por último Adler iba tras ellos limpiándose con un pañuelo y guardándose un colgante en el bolsillo que habría llevado su esposa por años.
No sabía qué le demoraba tanto a Jack, pero no iba a dejarlo solo. Ya lo dejé una vez, y no iba a volverlo a hacer.

- Puedes irte, estoy bien -murmuró rodando una rosa entre sus manos

- No te voy a volver a dejar solo -me miró de reojo, pero volvió a mirar la tumba

Me acerqué y le acaricié la espalda- ¿Sabes...? Fue la que unía a toda la familia... por suerte Mary heredó su carácter... son tan iguales -se limpió una lágrima

- Todo va a estar bien, Jack. Ese hombre pagará por todo lo que ha hecho. Ha matado a mi familia... dos veces ya -se giró hacia mí

- Lo siento Mariam

- ¿Por qué? -arrugué la frente

- Por no haberlo matado cuando pude. De estar muerto habría evitado muchas cosas, todo esto es mi culpa

- Ey no Jack... No es tu culpa... no eres un asesino -no entendía porqué se tiraba a él la culpa, estaba muy alejado de tenerla y por eso apoyé mi cabeza sobre su hombro y le di un beso en la espalda

- Cuando me vengue sí lo seré...

- Y yo contigo, porque no me pienso volver a separar de ti

- No esperes que te deje tampoco -una sonrisa triste se formó en nuestros labios

Agarré su mano fuerte y no la soltó. Él se quedó mirando a mis ojos por un tiempo. Me dio un beso tierno y corto. Se giró, se agachó... yo me agaché con él. Dejó la rosa, se quedó parado y pensativo por un tiempo. Luego se levantó ayudándome a mí también y empezamos a caminar.

Mariam: sobreviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora