Cap 12

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Revisaba que lo tenía todo: maquillaje, guantes, tocado, tacones... Me encanta ser mujer para llevar tantos accesorios. Podías vestirte tan diferente cada día.

De pronto giré la cabeza hacia la ventana sin darme cuenta. Había tenido la ventana cerrada por si a caso gritaba el señorito Jones, como quería ignorarlo me tocaba aguantarme. Digo aguantarme porque odiaba tener la ventana cerrada, sentía que me ahogaba, que no corría el aire... como aquel día encerrada en el armario.

Pero ahora estaba preparando muchas cosas y en verdad necesitaba aire. Necesitaba notar algo más frío que yo, si no me agobiaba mucho. Todo cerrado y embutido... no no, no podía, si aguantaba más me iba a dar un ataque de pánico y no quería. Observé que Jack no estuviera en su habitación, así que era la oportunidad perfecta.

Por un rato estuve arreglando todo con bastante paz, pero se tenía que acabar...

- ¡Mariam! -lo ignoraba- ¡Mariam! -sonaba realmente cabreado- ¿Por qué me ignoras? Estás pasando de mí estos días, me he dado cuenta... -pero yo no le contestaba- ¿He hecho algo mal?

Ya se me estaba formando el dichoso nudo en la garganta. No lloraba desde pequeña y este idiota había conseguido que lo hiciese bastantes veces ya.

- Por favor Mariam -se le rompió la voz y el alma se me partió en dos

Me asomé a la ventana entonces a paso lento. Lo vi sentado en el suelo con la cabeza apoyada en la cama. Tenía una botella de a saber qué en la mano, con la camisa desabrochada y el pelo desordenado.

- Lo siento -fue lo máximo que pude decir y de manera entrecortada, pero se giró enseguida

¿Lo siento? Si él es el espía.

- ¿Qué he hecho? -sonaba decaído

- Nada... soy yo -dije con sinceridad, pues una parte era verdad

- Te puedo ayudar, pero no te alejes así de mí

Entonces me di cuenta de que lágrimas rodaban por mis mejillas. Eran lágrimas calientes y me iban a estropear el maquillaje, así que me limpié.

- Te lo explicaré todo en la fiesta... no me odies

- No te odio... te quiero, por eso no permitiré que te alejes... Estaba apunto de escalar esa ventana -me reí flojo

- Lo siento de verdad... yo... también te quiero

¿Qué?

No es nada raro.

Sí para ti.

Cállate... ni siquiera sé porqué lo he dicho. Me salió del alma, ni siquiera lo pensé. Dijimos distracciones cero.

Eso lo dijiste tú.

Cállate. Al menos ya no está enfadado y es una preocupación menos en la fiesta. Seguramente estaría detrás mía todo el tiempo para decirle qué me pasaba.

¿Harás el plan?

¿Por qué me hacía ahora esta pregunta? No había tiempo de volver atrás.

Pero... y si...

¡No! El plan se hará como lo había dicho, y punto.

- Te veré en la fiesta -sonreí, pero estaba rota por dentro, por alguna razón me sentía fatal por hacerle esto, y eso no me solía pasar

- Sí... resérvame todos los bailes -asentí y salí de la habitación

Salva mientras tanto, en la mañana fue a comprar comida, robar... ya sabéis cosas normales, o no tan normales... Cuando regresó cocinamos y comimos. La fiesta era por la noche, así que daba tiempo.

Mariam: sobreviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora