Mariam: sobrevive

Cap 25

Mariam

Llegamos al viejo campanario, pero no había nada. Incluso entramos a la antigua iglesia. Todo estaba desastrado, normal, estaba abandonado. Incluso habían crecido plantas en su interior.

- No creo que vaya a aparecer nadie, llevamos esperando una eternidad -y tenía razón, seguro tenía que ser una trampa

- Deberíamos ir a casa, para reorganizar el plan y saber qué ha descubierto cada uno -suspiré

- Pues bajemos -estábamos en la parte superior de la iglesia, desde ahí se veía el altar y los bancos más o menos ordenados

Pasamos por delante de unos cojines. Había unos dibujos en ese rincón que reconocía perfectamente. Me vinieron recuerdos de Salva y míos contando historias ahí sentados, y una lágrima calló por mi mejilla. Pero diferencié un sobre en un cojín. Estaba demasiado bien como para llevar ahí años, así que lo agarré con la frente arrugada.

Jack se paró porque no lo estaba siguiendo- ¿Qué tienes?

Pero no le respondí demasiado extrañada. Era para mí. Decía: para la jefa. No había dirección, así que el remitente sabía que íbamos a venir a esta iglesia.
Jack se puso detrás mía, leyendo la carta sobre mi hombro. Abrí la carta y desplegué el folio muy curiosa, atemorizada, nerviosa, irritada... y muchos más sentimientos a la vez.

Para la jefa:

Querida hija mía, Mariam, y tu pequeño ejército. Tengo a tu hermano y a tu cuñada, además de hermanastra viéndolo desde mi punto de vista.

No prometo no hacerles daño, pero voy a ser franco: voy a descubrir vuestro plan. Vosotros iniciasteis esta guerra, yo la voy a acabar.
Si los quieres de vuelta necesito una promesa: no incumbiréis a la policía en esto. Además de devolverme mi dinero y desaparecer de mi vida para siempre.

Pd: Salva te envía saludos mientras es estirado hasta el mismo infierno.

Pd de la pd: nos veremos en el bar de las Castigas a las 6 p.m. el día de hoy.

Salazar

Este hombre verdaderamente estaba loco. Él más que nosotros necesitaba una pequeña visita a un psicólogo, o a un psiquiatra. ¿De verdad después de matar a mi familia, aún quería un premio y salirse con la suya? ¿De verdad?
Aplaudía lo sucio que sabía jugar y lo inteligente que era, pero él no sabía que yo podía hacer lo mismo, o peor.

Lo que temía era a qué se refería con que mi hermano estaba siendo estirado hasta el mismísimo infierno. Solo podía significar que lo estaban torturando. Algo en mi mente se rompió y algo hizo que mi corazón se apretara. No podía perder a Salva, era la única familia que me quedaba. Y yo podía morir o matar por él.

Empezó a nacer furia dentro de mí. Seguramente estaba roja porque ardían mis mejillas. Me salieron lágrimas muy a mi pesar y arrugué la carta con fuerza en un puño. Jack se apartó un poco conmocionado. Grité con todas mis fuerzas. Lancé los dichosos cojines y pegué a la pared.

- Va a pagar por lo que ha hecho, juro que me voy a vengar por todo lo que está haciendo -dejé claro mientras veía la ciudad por la ventana

Jack me abrazó por detrás para calmarme- Y yo lo voy a hacer contigo

- Lo que él espera es que nos pongamos nerviosos y respondamos con violencia y sin pensar -pausé y lo miré- Vamos a pensar en todas las posibilidades

- Tenemos que ir a casa y hablar con Adler -dijo Jack y asentí

Fuimos lo más rápido posible a casa. Mi mente dolía de fruncir tanto el ceño por la furia. La gente de la calle me miraba sorprendida y asustada a partes iguales. Me daba exactamente igual, ellos no sabían lo que pasaba en mi vida y no lo iban a saber.