Cap 19

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Mariam, 29 de diciembre de 1922

Habían pasado muchas cosas, ¿verdad? No me juzguéis. Mi vida era una mierda.

No me atreví a escribir en este diario hasta que bueno... cambié de opinión hacía unos días. No le iba a decir a Salva que alguien me había estado enviando notitas. Así que le dejé creer que había sido gracias a él.

¿Admirador secreto?

No, más bien, era alguien conocido y que lo había descubierto todo. Cuando digo todo, era todo, verdaderamente todo. Así que efectivamente estaba un poco asustada por si nos metían en la cárcel, pero ese alguien no quería encerrarnos. No sabía lo que quería, pero lo averiguaría.

Aún recuerdo la primera nota. Ya había pasado la Navidad, y yo seguía encerrada en mi cuarto.
Salva salía bastante, oía la puerta principal desde mi habitación abrirse todos o casi todos los días.
Lo que yo hacía no era muy importante. Ni siquiera lloraba. Me tumbaba en la cama todo el día, solo quería dormir. Recordaba mis peleas no-peleas con Jack, o cuando me lo encontré en el tren y luego en Nueva York. Sin duda nuestra historia había sido tan extraña y efímera.

No lloraba porque no podía, aunque al principio parecía unas cataratas, pero había llegado un momento que no me quedaban lágrimas. Dormía mucho y aún así seguía cansada. A veces imaginaba que Jack estaba ahí, para sujetarme y me dormía.
Al abrir mis ojos por un momento pensaba despertar en la casa de Nueva York, luego veía dónde estaba y con suerte me volvía a dormir.

Pero el día que me enviaron la primera carta fue diferente.

Estaba durmiendo cuando noté un movimiento por el rabillo del ojos. Traté de abrir mis ojos, pero estaba tan cansada que aun veía borroso.

Al abrir mis ojos completamente vi que no había nadie y pensaba que lo había soñado. Pero diferencié un sobre a los pies de la cama. Inmediatamente pensé que habría sido Salva para avisarme de algo, pero el nunca irrumpiría en mi habitación.
Me estiré sobre la cama y llegué al sobre. Lo abrí con manos temblorosas esperando cualquier cosa. Pero el sobre era demasiado grande para la nota que había dentro.

Querida Mariam:

Sé quién eres, sé qué has hecho y sé por qué lo has hecho.

Obviamente yo me quedé pasmada por un momento. Pensé bueno tal vez Salva quiera darme ánimos con misterios, pero hacía años que no jugábamos a las pistas. Algo no me cuadraba. Pensé momentáneamente en Jack, pero él estaría en Nueva York.

Aprovechando que Salva no estaba, salí de la habitación confusa y con el papel en la mano. Fui al baño y me eché agua en la cara, como si eso me fuera a decir qué pasaba. Cansada de tanto pensar, decidí pasar del tema y volver a la cama.
Pensé: "bueno, miraré si envía más cartas".
Hubiese descubierto a la persona por la letra, pero la carta estaba escrita a máquina de escribir.

Esperé a la segunda nota, fue al menos a los tres días siguientes, cuando ya me había olvidado del tema. Pasó exactamente igual: noté un movimiento y al abrir los ojos la persona ya no estaba.

Querida Mariam:

Te he observado unos días Mariam. Deberías levantarte. Te diría cómo sé todo de ti, pero quizás no es el momento todavía.

Vale, esa persona me conocía muy bien seguro. Sabía que no le temía a nada, que estaba siempre en cama... debería ser Salva, pero por alguna razón no creía que fuera él.

Mariam: sobreviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora