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-Sé que lo harás bien muchacho, ya conoces este trabajo mejor que muchos, esto no es muy diferente, ya verás -
-Muchas gracias, señor Kim, prometo poner mi mejor esfuerzo- le sonrió.
Era sin duda algo que Jimin jamás pensó lograr, habían sido años de esfuerzo, y de mucho apoyo de las señoras que ahí trabajaban, al fin tenía un puesto algo mejor en aquel bello trabajo.
La vendimia era divertida, desde el trabajo a la planta hasta la cosecha, donde a punta de esfuerzo se cortaba la pequeña uva que después se transformaba en finos vinos, ser temporero sin duda fue una etapa dura, pero ahora, ahora era un asistente, debía tener todo lo que el administrador necesitaba para el día listo, era el intermediario entre él y la secretaría, aquella que jamás salía de la oficina.
Y todo ese esfuerzo era para él, su pequeña uvita, como él le decía, Yeonjun su hijo de ahora tres años, un reflejo vivo de él cuando era un infante.
-Cómo se portó el niño mas lindo del mundo -
-Miem - estaba aprendiendo sus primeras palabras, decía papá, tía, leche, pan y papu lo típico a esta edad.
-Se portó muy bien Joven Park, sin duda es un niño muy bueno - todas las tardes iba por él a la sala cuna, la cual le quedaba de camino del trabajo a su casa.
Era un niño sano, Jimin se había desvivido cuidándolo cuando Jennie se lo dejo, era parte de él, y no tenía culpa alguna de haber llegado a este mundo, más bien fue irresponsabilidad de ellos, pero ya ni al caso acordarse.
-¡Entonces parece que alguien se ganó un caramelo!- el pequeño sonreía haciendo que sus ojitos se perdieran igual que su padre - tranquilo o te caerás de mis brazos hijo-
-Hasta mañana Yeonjun - el pequeño le hizo el gesto con la mano y así, en los brazos de su padre, se fue feliz.
La tarde noche pasó tranquila, Jimin ya podía pagar una casa un poco más grande, más cómoda para él y su hijo, quien requería de espacio, ya que era un poco inquieto.
La música sonaba algo fuerte, Jimin cada que ordenaba o cocinaba ponía algo de música, ambos bailaban y cantaban.
-Eso Yeonjun, muévelo!- el menor se movía como podía al ritmo de la movida música, que su papá escuchaba.
Después de la cena, un rico baño y a la cama, Jimin le leía cuentos de fantasía, muchos inventados por él, pero que al menor entretenían bastante, sin duda lo mejor que le pudo pasar fue la llegada de su pequeña uvita, ya no se imaginaba sin él, esa era la rutina de la pequeña familia Park.
El día comenzaba a eso de las 6 de la mañana, el primero en despertar era Jimin, quien después de hacer sus necesidades y lavar su cara y dientes, se preocupaba de su almuerzo y las cosas que su hijo necesitaría para el día, su leche y algunos panales, ya que aún los usaba cuando dormía la siesta, luego despertaba con besos a su pequeño, para vestirlo, alimentarlo y seguido salir rumbo a la guardería.
-Buenos días, Park-
-Hola señor Kim, ¿cómo está hoy? -
-Muy bien, Jimin hoy llega el dueño, viene con su hijo, así que diles a todos que mantengan el orden y se comporten, si?-
-Si pierda cuidado, yo le digo a Jung y a los demás-
-Bien- se estiró un poco y emprendió camino a las bodegas donde parte del personal estaba, era normal que cada tanto el dueño de la viña viniera a hacer acto de presencia, ya lo había visto un par de veces cuando él era un simple trabajador, un temporero, aunque ahora era algo distinto, ya que de alguna forma tendría que tratar con él.
-Hobi!-
-Hey! Jimin cómo estás? -
-Bien y tú? -
-Bien preparando las máquinas para comenzar con el trabajo-
-Que bien, oye, hoy viene el jefe grande con el cachorro, así que ya sabes, juicioso y ordenado - dijo en un tono algo bromista.
-Oh, se acordó de los pobres - bromeo- es raro que vengan a esta parte, pero lo tendré en cuenta -hablaron un poco más, hasta que las máquinas comenzaron con su bullicio diario.
Recorrió un poco más dando la misma información a todos, siempre con una sonrisa, todos le tenían cariño por eso, la forma de ser del ojiverde era alegre y amable.
Caminaba de regreso a la oficina para hablar con Nayeon, la secretaría de los viñedos Jeon.
-Bien, solo mantenme informado - miro al frente y vio a un grupo de personas muy bien vestidas para estar en un lugar con más tierra de la necesaria, tuvo la intención de regresar sobre sus pasos, pero - Jimin ven por favor! -
-Genial - dijo bajo - respiro profundo y camino con la mejor sonrisa que sus nervios le permitieron- dígame señor Kim -
-Señor Min-ho, este es Park Jimin, mi asistente - todas las miradas se fueron sobre el ojiverde- ha estado con nosotros por tres años ya, conoce muy bien el manejo de todo aquí-
-Hola muchacho, soy Jeon Min-Ho, y este es mi hijo menor - de detrás del imponente hombre apareció un peli negro alto con cara de pocos amigos- Jeon Jungkook - miro al chico frente a él y lo escaneo de pies a cabeza, gesto que al menor no le gusto mucho - lo verás muy seguido, ya que tiene que aprender como funciona todo por aquí -
-Un justo señor - hizo una reverencia- que bien que quiera saber más joven Jeon -
-Bueno, los dejamos trabajar, vamos Jungkook- ambos Jeon se fueron rumbo a las oficinas, pero hubo un detalle que Jimin no noto y esa fue la mirada que Jungkook le dio antes de entrar en aquella oficina.
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*Uvitas De Amor*
FanfictionJimin tenía 17 años cuando tuvo su primera vez con la que fuera su novia, misma que lo termina un mes después porque se enamoró de otro, 9 meses más tarde llega con un bebé diciendo que es hijo de ambos y que tiene que ayudar con la criatura, tenien...