C13/T2: Yin y Yang

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Pov Christopher

Me despierto con una sonrisa. Me levanto con cuidado de no despertar a Luka y rebusco en el armario un conjunto que sea totalmente de color negro.
¿La causa de mi extraña alegría matutina?
Hoy es el cumpleaños de Erik.
¿Por qué, si es el cumpleaños de mi hermano, me visto de negro?
Es una tradición que tenemos los dos.
Él se viste de blanco y yo de negro, como en el Yin Yang. Desde que nos pusimos esos apodos mutuamente, siempre ha sido así en nuestros cumpleaños.
Encuentro un conjunto que me gusta y me cambio en silencio.

Me cuelgo el colgante con la parte del Yin que comparto con Erik y salgo de la habitación en silencio

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Me cuelgo el colgante con la parte del Yin que comparto con Erik y salgo de la habitación en silencio.

Recorro los pasillos desiertos sumido en mis más profundos pensamientos

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Recorro los pasillos desiertos sumido en mis más profundos pensamientos.
De repente, siento un profundo dolor en mi cuello que me hace detenerme en seco y sujetarme fuertemente de la pared. Aprieto los labios para soportar el grito que intenta salir de lo más profundo de mi garganta.
Ha empeorado mucho.
Christopher: *Lo sé...*
Puedo soportarlo.
¿Y cuándo ya no seas capaz de hacerlo?
Sólo tengo que aguantar hoy.
No puedes, se te está yendo de las manos.
Hago una mueca de molestia. El dolor disminuye hasta desaparecer.
Christopher: *Lo sé, ya lo sé...*
Comienzo a caminar de nuevo frotándome ligeramente mi válvula olorífica con los dedos.
Debes contárselo a Erik.
Y se lo contaré. Pero no hoy.
No deberías tentar tanto a la suerte.
No quiero estropearle el día.
Mi Lobo resopla frustrado.
Pues al menos deberías hablar con Diego, el podría saber cómo curarnos.
Lo dudo mucho. Yo no encontré ninguna información en la biblioteca.
Diego es muy buen médico. Seguro que él posee mejores conocimientos que los de los libros.
Suspiro irritado.
Es posible. Pero no puedo permitirme el lujo de que ni Diego ni nadie se haga preguntas sobre mí.
Mi Lobo gruñe molesto.
¡Eres un verdadero hipócrita!
¿¡Yo hipócrita!? ¿Por qué si se puede saber?
Siempre le dices a todos lo que deberían hacer como si fueras la persona más inteligente del mundo, pero a la hora de la verdad te escondes y huyes. ¡No eres más que un cobarde, débil e hipócrita!
Siento la ira y la impotencia recorrer mi cuerpo.
Déjame tranquilo.
Será un placer.
Vuelvo al triste mundo real y me doy cuenta de que ya he llegado a mi destino. Me dirijo hacia la estatua de Fengári profundamente irritado.
Christopher: *Con lo contento que yo me había despertado.*
Llego frente a la estatua de la diosa con un suspiro, pero frunzo el ceño inmediatamente al notar algo extraño. Las estatuas están increíblemente limpias, ya no hay musgo ni telarañas ni polvo cubriéndolas.
Christopher: ¿Pero qué...?
Blake: Os noto irritado Alteza, eso es extraño en vos. ¿Puedo preguntar?
Me giro sobresaltado. Este chico es realmente silencioso.
Christopher: Eres tú... Que susto me has dado.
Él me dedica una sonrisa de disculpa.
Blake: Perdonadme, creía que me habíais visto.
Suspiro y me obligo a mí mismo a sonreír.
Christopher: Pues no, no te había visto. ¿Acaso quieres quitarme mi puesto como el más silencioso?
Él niega con la cabeza.
Blake: No me he movido, llevo todo el rato aquí.
Me siento en el suelo.
Christopher: Ah bueno, entonces te has ganado un nuevo puesto como el invisible.
Él se sienta a mi lado y levanta las cejas.
Blake: Ser invisible no está entre mis poderes, que yo sepa.
Sonrío melancólico.
Christopher: A veces no necesitas tener poderes para ser invisible.
Él se me queda mirando.
Blake: Me culpáis de ser extraño, pero vos también lo sois.
Ante sus palabras no puedo evitar reír alegremente.
Christopher: Pues tú eres demasiado sincero Blake. Tienes suerte de estar con el hermano tranquilo, a Erik no le habría hecho gracia que le dijeras eso.
Blake se encoge de hombros y niega con la cabeza.
Blake: Con todos mis respetos Alteza, creo que el Príncipe Erik no es tan raro como vos.
Se queda pensativo durante unos instantes.
Blake: Aunque sí es más irascible, vos sois muy calmado en comparación.
Vuelvo a estallar en carcajadas.
Christopher: Agradece que Erik no está aquí, si te hubiera escuchado seguro que en este momento estaría tirando humo por las orejas.
Él hace un movimiento con su mano.
Blake: Justo de eso hablo.
Le observo con diversión.
Christopher: Así que, ¿yo soy extraño pero calmado y Erik es irascible pero normal?
Blake ladea la cabeza y no puedo evitar recordar a Luna en ese gesto.
Blake: Sí, bueno, algo así.
Christopher: ¿Y Luna?
Blake hace una mueca.
Blake: Ella es una caso aparte.
Esta vez, ambos reímos.
Christopher: Luna es algo complicada de clasificar.
Blake suspira.
Blake: Luna es... Luna.
Se encoge de hombros y volvemos a reír.
Christopher: Yo diría que Luna es la más extraña de todos nosotros.
Blake: Cierto. Es muy extraña, por no decir problemática.
Los dos suspiramos casi al mismo tiempo.
Christopher: A mí me lo vas a contar. Es como si los problemas la buscaran.
Él ríe ante mi ocurrencia.
Blake: Cierto. Pero a la vez, es imposible no quererla.
Me tumbo en la hierba con un suspiro y cierro los ojos volviendo a sumirme en mis pensamientos.
Podrías contárselo a él.
Creía que me ibas a ignorar.
¿Has escuchado lo que te he dicho?
Suspiro molesto.
¿A Blake? ¿Para qué?
Es un hechicero blanco. Debe tener conocimientos que los Lobos desconocemos por completo.
Se crió con los Cazadores. Puede que sea un hechicero blanco, pero no creo que sus conocimientos sean tan amplios.
No pierdes nada por preguntar.
Que lo descubra y se lo cuente a Luna y luego Luna se lo cuente a Erik y tengamos un problema.
<Tengas> un problema. A mí no me metas en tus meteduras de pata.
Resoplo frustrado.
Muchas gracias, eres un gran apoyo, en serio, te lo agradezco con todo el sarcasmo de mi hipócrita corazón.
Mi Lobo gruñe con desgana.
Tú mismo.
Vuelvo al mundo real y me incorporo para mirar a mi alrededor. Blake ha desaparecido. Me levanto y miro a todos lados extrañado.
Christopher: ¿Blake?
No hay respuesta.
Christopher: ¿¡Blake!?
Silencio. Frunzo el ceño desconcertado.
Christopher: *¿A dónde puede haber ido en tan poco tiempo?* ¡Blak...!
De repente, hay un fogonazo de luz y Blake aparece a mi lado cargado con dulces y un café. Me mira tranquilamente dejándolo todo en la hierba a nuestro lado.
Blake: Perdonadme Alteza, es que os desconectasteis completamente y como no quería meterme en vuestros pensamientos decidí ir a por algo de desayunar.
Parpadeo un par de veces desconcertado y luego meneo la cabeza con un suspiro.
Christopher: Prefiero no preguntar...
Él me sonríe amablemente.
Blake: Teletransportación. Es muy útil en ciertas ocasiones, aunque admito que no me gusta mucho utilizarlo. Prefiero moverme con el método tradicional.
Mientras me explica todo eso se sienta en la hierba y coge la taza de café.
Blake: No sé muy bien lo que os gusta, por eso he intentado coger un poco de todo. No sé si os gusta algún tipo de bebida por las mañanas, por eso sólo he cogido el café para mí, pero si queréis algo en concreto decídmelo e iré a por lo que me pidáis.
Seguidamente le da un sorbo a su café mientras me observa. Yo sólo meneo la cabeza aún aturdido, le sonrío y me siento a su lado.
Christopher: Da igual, gracias por traer todo esto.
Él me sonríe bondadosamente.
Blake: No tenéis por que dármelas.
Blake bebe de su café y yo cojo mi dulce preferido; un bollo de chocolate.
Le doy un buen bocado a mi bollo y observo a Blake, que está bebiendo tranquilamente de su café, y luego giro mi cabeza para observar las estatuas completamente impolutas.
Levanto una ceja con ironía.
Christopher: Oye Blake, ¿por casualidad no habrás limpiado este sitio?
Me sonríe inocentemente, obviando mi tono irónico.
Blake: Sí, lo he limpiado. ¿Por qué?
Levanto la otra ceja y le observo.
Christopher: Te debe de haber costado un buen rato limpiar todo esto. ¿O acaso tienes también un hechizo de limpieza o algo así?
Él me sonríe humildemente y le da otro sorbo a su café.
Blake: Desconozco completamente si tengo algún hechizo de limpieza.
Me lo quedo mirando fijamente a la espera de que diga algo más, pero sigue bebiendo de su café tranquilamente.
Christopher: *¿Cómo puede haber tanto café en esa taza tan pequeña?*
Blake: Le he hecho un hechizo para que el café aparezca mágicamente cada vez que se agote.
Le dedico una mirada irónica. Él parece darse cuenta de lo que acaba de hacer, porque enrojece.
Blake: Disculpadme, lo he hecho sin querer.
Suspiro y le sonrío amablemente.
Christopher: Lo sé, no importa.
Le doy otro mordisco a mi bollo y él continua bebiendo de su café. Intento volver a preguntarle lo mismo de antes de manera diferente.
Christopher: Entonces... ¿Puedo saber que te ha llevado a tener esa inspiración para limpiar todo esto tú solo?
Él me mira y sonríe ladeando la cabeza.
Blake: Bueno, me gusta este lugar y pensé que estaría bien limpiar un poco las pobres estatuas. Ahora están mucho mejor que antes.
Me dedica una sonrisa completamente falsa.
A lo largo de los años, he aprendido a fingir felicidad cuando estaba triste, serenidad cuando estaba preocupado, diversión cuando estaba irritado... etc. Y todo eso, me ha enseñado también a identificar una sonrisa, una palabra, un abrazo, un beso... etc. falso; por lo que no me cuesta demasiado identificar la sonrisa forzada de Blake y la mentira en sus palabras.
Le observo algo disgustado ante su mentira.
Christopher: ¿Estás seguro de que no hay otra razón?
Blake parece comprender rápidamente que no va a poder mentirme. Sonríe apenado.
Blake: Siempre me ha solido funcionar esa táctica...
Christopher: Conmigo no te funcionará. También sé lo que es ocultar tu vida y mentir a todas horas. No te aconsejo que lo hagas. Al final, no resulta muy bueno para la salud...
Dibuja una sonrisa vacía en sus labios y de súbito me percato de las ojeras debajo de sus ojos y de su expresión cansada.
Niego con la cabeza con el ceño totalmente fruncido.
Christopher: Tú no estás bien Blake.
Él suspira y le da un largo sorbo a su taza de café.
Blake: Últimamente he estado teniendo pesadillas muy frecuentes que me impiden dormir, así que para distraerme limpié este sitio.
Le observo detenidamente.
Christopher: ¿Cuánto has dormido hoy?
Él cierra los ojos con fuerza en una expresión reconcentrada.
Blake: No estoy muy seguro... Puede que tres.. o tal vez cuatro horas. Aunque no han sido horas de sueño muy agradables.
Niego con la cabeza y le observo con compasión.
Christopher: Deberías pedirle a nuestro médico, Diego, que te prepare somníferos para las noches. No es sano dormir tan pocas horas, créeme, te lo digo por experiencia propia. Si quieres te lo presento y...
Blake: No hace falta Alteza, pero gracias. Ya sé preparar somníferos yo mismo, no es muy complicado.
Enarco una ceja con curiosidad.
Christopher: ¿De veras? ¿Eres bueno con las plantas?
Él se encoge de hombros y le da otro largo sorbo al café.
Blake: Tampoco soy un experto, pero sí tengo ciertos conocimientos sobre plantas. Era algo que nos enseñaban a todos los guerreros en la Guarida.
Christopher: Creía que sólo os enseñaban a pelear.
Blake: Bueno, la mayor parte de nuestra instrucción consistía en la lucha por supuesto, pero también teníamos otras materias igual de importantes que la lucha.
Christopher: ¿Y qué tienen que ver las plantas en la instrucción como guerrero?
Blake bebe de su café y sonríe con desgana.
Blake: Bueno, es necesario tener un buen conocimiento sobre plantas para saber, por ejemplo, diferenciar las plantas venenosas de las normales.
Le dedico una mirada cargada de curiosidad mientras él sigue bebiendo.
Christopher: ¿Y para qué les sirve eso a los guerreros?
Blake: Imaginad que estáis en un terreno desconocido con el fin de espiar a vuestro enemigo y tenéis que pasar varios días fuera. Es necesario que tengáis él suficiente conocimiento necesario para saber que setas son venenosas y cuáles no, o para saber que bayas son comestibles y cuáles no debéis ingerir.
Asiento comprensivamente.
Christopher: Entiendo... ¿Únicamente para eso?
Blake: No, para más cosas. También nos enseñaban como preparar venenos efectivos, o remedios por si nos heríamos o enfermábamos.
Una pequeña chispa de esperanza se enciende en mi corazón al oírle decir esas palabras.
Christopher: Increíble... Entonces, ¿eres capaz de curar cualquier herida o enfermedad?
Trato de que mi voz suene curiosa para conseguir el máximo de información posible sin demasiadas preguntas por su parte. Blake me dedica una mirada que no soy capaz de descifrar y luego le da un gran sorbo a su café.
Blake: No, cualquiera no. Puedo curar varias heridas y enfermedades leves y medias con relativa facilidad, pero no todas.
La chispa de esperanza se apaga y me sumo en un silencio melancólico.
Christopher: Oh...
Me centro de nuevo en mi bollo y me doy cuenta de que este vuelve a estar entero, como si nunca le hubiera dado esos dos mordiscos que le di. No me extraña en absoluto.
Comienzo a engullir el dulce de nuevo mientras siento la mirada de Blake clavada en mí.
Blake: Vos tampoco estáis bien, ¿cierto?
Evito su profunda mirada.
Christopher: Que dices hombre, yo estoy perfectamente.
Siento su mirada atravesándome.
Blake: No quiero meterme en vuestros asuntos personales, pero si necesitáis algo, sabed que podéis contar conmigo Alteza.
Asiento, con un peso invisible oprimiéndome el pecho.
Christopher: Lo tendré en cuenta, gracias Blake.

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