Después de casi 15 años de la victoria de los Cazadores en la Guerra de Lobos y Cazadores, Luna encuentra por casualidad, a los Lobos supervivientes y se una a su manada.
Ella sabe que es la Elegida. Pero, ¿será capaz de aceptar el destino que eso...
Al día siguiente, unos golpes en mi puerta, me hacen despertarme. Miro a mi alrededor desorientada, antes de recordar todo lo ocurrido ayer. Luna: Adelante... La puerta se abre, y Blake asoma la cabeza. Cuando me ve sentada en la cama bostezando, abre mucho los ojos. Blake: ¿¡Todavía sigues durmiendo!? ¿No has visto la hora? Niego con la cabeza restregandome el ojo derecho con la mano. Luna: Pues no. ¿Por qué? ¿Qué hora es? Blake: ¡Tardísimo! Blake señala el reloj que hay al lado de la cama, encima de la mesita de noche. Me giro a mirarlo. Luna: ¡Pero si son las 9:00! Blake: ¡Exactamente! ¡Es muy tarde! Le miro con cara de "¿bromeas?". El niega con la cabeza, se acerca a la cama y me destapa completamente. Después se acerca a las cortinas y las descorre totalmente, dejando entrar la luz del sol. Gruño y me pongo la almohada en la cabeza para tapar la luz. Él me la quita de un tirón. Blake: ¡Arriba! Suspiro y me incorporo, sentándome en la cama. Luna: Venga ya, no es tan tarde... Blake: ¡Sí que lo es! Aquí nos levantamos a las 7:00, así que vete acostumbrando. Abro mucho los ojos y la boca. Luna: ¿¡A las 7:00!? Una voz proveniente de la puerta nos hace girarnos a mi primo y a mí. Dante: Así es. Mi padre suelta una pequeña risita y se acerca, sentándose a mi lado en la cama. Dante: Me suponía que te despertarías tarde. Cuando era más joven a mí tampoco había quien me sacara de la cama. Enrojezco hasta las orejas. Una voz en la puerta protesta. ?: Por supuesto que la había, yo te sacaba a patadas. Me giro, encontrándome con el hombre de anoche que se parece tanto a mi padre. Blake esboza una pequeña sonrisa. Blake: Padre. Abro la boca formando una "o", pero ningún sonido sale de mis labios. El hombre le sonríe afectuosamente a Blake. ?: Ya me preguntaba donde te habías metido. Blake se ruboriza y sonríe ampliamente. Parece que se lleva bien con su padre. Después, el que deduzco que resulta ser mi tío, se gira hacia mí y me mira con una pequeña sonrisa. No sé porque, pero siento que en el fondo ese hombre no es una mala persona. Dante: Bueno hija, como ya habrás deducido, este tu tío, Armín. Siento una extraña simpatía por él, así que le sonrío. Entonces vuelvo al presente, y recuerdo que me acabo de levantar, voy en camisón y hay tres hombres en mi habitación. Me rasco la cabeza nerviosa. Mi padre me mira, se levanta y señala el armario. Dante: Cambiate, Blake te esperará fuera. Asiento y los tres salen de la habitación. Suspiro aliviada. Luna: *Que vergüenza...* Me levanto de la cama y me dirijo hacia el armario. Al abrirlo me sorprendo de la cantidad de ropa que hay. Luna: *Digno de una princesa... O de la hija del Líder de los Cazadores.* Inspecciono entre toda aquella ropa, hasta que encuentro un conjunto que me llama la atención.
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Me lo pongo, me peino haciéndome una coleta alta y salgo de la habitación. Fuera se encuentra Blake esperándome. Blake: ¡Por fin! Se gira y se me queda mirando. Luna: ¿Qué? Él sonríe y se encoge de hombros sin darle importancia. Blake: Nada, simplemente que sin camisón estas guapa. Se ríe alegremente del chiste y yo frunzo el ceño, mientras mi cara adquiere el color de un tomate. Blake para de reír y me da un bollo de chocolate. Blake: Perdona. Le quito el bollo de las manos rápidamente. Luna: Bueno, te perdono. Él me mira, mira el bollo y luego vuelve a mirarme, y finalmente se echa a reír de nuevo. Blake: Así que eres una golosa, ¿eh? Ya sé cómo hacer que me perdones por todo... Vuelvo a ponerme roja. Él echa a andar con una sonrisa en los labios. Blake: Ven sígueme. Conozco un sitio tranquilo donde podrás comerte tus dulces sin que te molesten. Esboza una sonrisa burlona y yo le sigo de mala gana. Llegamos al jardín y Blake me guió hasta un sitio un poco alejado, al que la gente no se acercaba. Nos sentamos en el césped y él se sacó una bolsita del bolsillo que contenía varios dulces. Blake: Toma, coge los que quieras. No hace falta que me lo diga dos veces. Mientras comemos, se acercan a nosotros un grupo de Cazadores, encabezados por un chico, que apenas rozará los veinticinco años. Es un chico musculoso, con un pelo del color del fuego y unos ojos de un naranja apagado, que desprende un aura de superioridad que me resultó de lo más molesta.