C3/T2: Entrenamiento

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Pov Luna

Al día siguiente, unos golpes en mi puerta, me hacen despertarme.
Miro a mi alrededor desorientada, antes de recordar todo lo ocurrido ayer.
Luna: Adelante...
La puerta se abre, y Blake asoma la cabeza.
Cuando me ve sentada en la cama bostezando, abre mucho los ojos.
Blake: ¿¡Todavía sigues durmiendo!? ¿No has visto la hora?
Niego con la cabeza restregandome el ojo derecho con la mano.
Luna: Pues no. ¿Por qué? ¿Qué hora es?
Blake: ¡Tardísimo!
Blake señala el reloj que hay al lado de la cama, encima de la mesita de noche.
Me giro a mirarlo.
Luna: ¡Pero si son las 9:00!
Blake: ¡Exactamente! ¡Es muy tarde!
Le miro con cara de "¿bromeas?".
El niega con la cabeza, se acerca a la cama y me destapa completamente. Después se acerca a las cortinas y las descorre totalmente, dejando entrar la luz del sol.
Gruño y me pongo la almohada en la cabeza para tapar la luz.
Él me la quita de un tirón.
Blake: ¡Arriba!
Suspiro y me incorporo, sentándome en la cama.
Luna: Venga ya, no es tan tarde...
Blake: ¡Sí que lo es! Aquí nos levantamos a las 7:00, así que vete acostumbrando.
Abro mucho los ojos y la boca.
Luna: ¿¡A las 7:00!?
Una voz proveniente de la puerta nos hace girarnos a mi primo y a mí.
Dante: Así es.
Mi padre suelta una pequeña risita y se acerca, sentándose a mi lado en la cama.
Dante: Me suponía que te despertarías tarde. Cuando era más joven a mí tampoco había quien me sacara de la cama.
Enrojezco hasta las orejas.
Una voz en la puerta protesta.
?: Por supuesto que la había, yo te sacaba a patadas.
Me giro, encontrándome con el hombre de anoche que se parece tanto a mi padre.
Blake esboza una pequeña sonrisa.
Blake: Padre.
Abro la boca formando una "o", pero ningún sonido sale de mis labios.
El hombre le sonríe afectuosamente a Blake.
?: Ya me preguntaba donde te habías metido.
Blake se ruboriza y sonríe ampliamente. Parece que se lleva bien con su padre.
Después, el que deduzco que resulta ser mi tío, se gira hacia mí y me mira con una pequeña sonrisa.
No sé porque, pero siento que en el fondo ese hombre no es una mala persona.
Dante: Bueno hija, como ya habrás deducido, este tu tío, Armín.
Siento una extraña simpatía por él, así que le sonrío.
Entonces vuelvo al presente, y recuerdo que me acabo de levantar, voy en camisón y hay tres hombres en mi habitación.
Me rasco la cabeza nerviosa.
Mi padre me mira, se levanta y señala el armario.
Dante: Cambiate, Blake te esperará fuera.
Asiento y los tres salen de la habitación.
Suspiro aliviada.
Luna: *Que vergüenza...*
Me levanto de la cama y me dirijo hacia el armario.
Al abrirlo me sorprendo de la cantidad de ropa que hay.
Luna: *Digno de una princesa... O de la hija del Líder de los Cazadores.*
Inspecciono entre toda aquella ropa, hasta que encuentro un conjunto que me llama la atención.

Me lo pongo, me peino haciéndome una coleta alta y salgo de la habitación

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Me lo pongo, me peino haciéndome una coleta alta y salgo de la habitación.
Fuera se encuentra Blake esperándome.
Blake: ¡Por fin!
Se gira y se me queda mirando.
Luna: ¿Qué?
Él sonríe y se encoge de hombros sin darle importancia.
Blake: Nada, simplemente que sin camisón estas guapa.
Se ríe alegremente del chiste y yo frunzo el ceño, mientras mi cara adquiere el color de un tomate.
Blake para de reír y me da un bollo de chocolate.
Blake: Perdona.
Le quito el bollo de las manos rápidamente.
Luna: Bueno, te perdono.
Él me mira, mira el bollo y luego vuelve a mirarme, y finalmente se echa a reír de nuevo.
Blake: Así que eres una golosa, ¿eh? Ya sé cómo hacer que me perdones por todo...
Vuelvo a ponerme roja.
Él echa a andar con una sonrisa en los labios.
Blake: Ven sígueme. Conozco un sitio tranquilo donde podrás comerte tus dulces sin que te molesten.
Esboza una sonrisa burlona y yo le sigo de mala gana.
Llegamos al jardín y Blake me guió hasta un sitio un poco alejado, al que la gente no se acercaba.
Nos sentamos en el césped y él se sacó una bolsita del bolsillo que contenía varios dulces.
Blake: Toma, coge los que quieras.
No hace falta que me lo diga dos veces.
Mientras comemos, se acercan a nosotros un grupo de Cazadores, encabezados por un chico, que apenas rozará los veinticinco años.
Es un chico musculoso, con un pelo del color del fuego y unos ojos de un naranja apagado, que desprende un aura de superioridad que me resultó de lo más molesta.

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