Después de casi 15 años de la victoria de los Cazadores en la Guerra de Lobos y Cazadores, Luna encuentra por casualidad, a los Lobos supervivientes y se una a su manada.
Ella sabe que es la Elegida. Pero, ¿será capaz de aceptar el destino que eso...
Me levanté temprano como todos lo días. Bostezo y me froto el ojo derecho con mi mano mientras me levanto de la cama. Abro el armario y cojo un conjunto de mi ropa para entrenar.
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Me visto y arreglo mi habitación antes de salir en dirección a la habitación de al lado. Cuando entro, me encuentro a mi prima dormida tranquilamente. Blake: Increíble... Suspiro mientras me dirijo a las cortinas negando con la cabeza. Las descorro de un tirón, permitiendo que la luz entre por la ventana. Luna gruñe y se tapa la cara con la almohada. Blake: No tienes remedio... Me llega su voz amortiguada de debajo de la almohada. Luna: Solo cinco minutitos más... Le arrebato la almohada de la cara. Ella vuelve a gruñir con desagrado y se tapa con la sabana. Ante tal gesto, la destapo completamente. Ella se encoge y esconde su cara entre sus brazos. Blake: ¡Oh, venga Luna! ¡Levantate de una vez! Mi prima no mueve ni un músculo. Blake: Si vuelvo a llegar tarde al entrenamiento por tu culpa, le diré a Héctor que estás interesada en él. Ante estas palabras, su efecto fue levantarse tan rápido que se cayó de la cama. Me eché a reír. Ella me lanzó una mirada mortífera desde el suelo, y luego hizo un puchero con sus labios. Luna: No tiene ninguna gracia. Siempre me haces lo mismo. Me encojo de hombros. Blake: Y tú siempre caes con lo mismo. Señala el armario. Luna: Venga estilista, escoge atuendo. Sonrío y abro su armario. Siempre soy yo quien acaba eligiéndole la ropa. Luna dice que tengo buen gusto y que por eso prefiere que se la escoja yo. Sinceramente, creo que no es más que una excusa para poder dormir un poco más. Rebusco con rapidez en su armario hasta sacar un vestido. Blake: Toma. Pelo negro, ojos azules oscuro.
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Ella sonríe y coge el vestido. Me hace una señal con el dedo de que me dé la vuelta. Obedezco y escucho como se quita el camisón y se pone el vestido. Luna: Vale, ya. Me giro a mirarla y veo como se sienta en el tocador a peinarse. Cuando termina cierra los ojos, y su cabello cambia de color hasta volverse negro como el ala de un cuervo. Cuando abre sus ojos, estos se han vuelto azules oscuro, como el cielo al anochecer.
