Ahora entendía muchas cosas. Había conseguido un par de trabajos mejores hace unos días y después le habían descartado sin razón aparente, pero todo había comenzado después de ese día que estaban amenazando a los dueños del negocio al lado de la panadería donde todo el mundo sabía que se vendía droga al menudeo. Ese día había visto a Xiao Yang, pero a pesar de ser la misma persona... Se veía tan diferente a lo que fue cinco años atrás cuando el se moría porque lo escogiera.
Poco a poco... Yang le había acorralado y solo hasta ahora se podía dar cuenta... Todas sus puertas se estaban cerrando. Su madre seguía trabajando de sol a sol.
5 días. Tenía que irse antes de que la dichosa fiesta sucediera... ¿Pero para donde?
No tenían familia en otro lado. Siempre habían sido su madre y el.
El aceptó el trato, pero sabía que ese mundo era fácil entrar, pero no de salir. El no quería nada de eso ya.
Yibo contó las horas durante los siguientes días.
— Belleza! — Wenhan llegó un día antes muy temprano.
— ¿Qué haces aquí? ¿No te bastó con que aceptara ya?
— Lo siento. Chicas adelante. —
Yibo vio cómo tres mujeres con maletines grandes entraban a su casa. — ¿Qué es todo esto?
— Hay que arreglarte para el patrón. Eres su regalo.
Yibo torció el gesto, pero tenía que disimular su fastidio. — Claro.
En las siguientes horas se tuvo que someter a que le peinaran el cabello, le hicieran mascarillas, lo depilaran y otras tantas cosas más.
Se hacía tarde y Wenhan no se iba... Pronto iba a llegar su mamá...
Dicho y hecho.
— ¿Yibo? ¿De dónde sacaste dinero para todo esto?
Wenhan rodeó a la mujer. — Mamá Wang. No sé preocupe. Es un regalo de mi parte... Nuestro didi ha estado tan estresado.
La mujer miró a su hijo muy poco convencida.
Yibo asintió y ella se fue a preparar la cena, preocupada... Esperaba que Wenhan se fuera para hablar.
Se quedo dormida y cuando despertó fue porque en medio de la noche... Yibo empezó a susurrar cosas que ella no entendía. Tenía sus maletas ya hechas cuando la mujer se levantó asustada.
— Shhh...
— A-Yi! ¿Qué sucede? ¿Qué es esto? ¿Por qué Wenhan viene tan seguido? ¿Tu también estas en malos pasos?
— Shh... nos tenemos que ir.
—¿Para donde? ¿Por qué?
— Yo te lo contaré. Te contaré cuando estemos a salvo... ¿Está bien?
— Hijo... ¿Qué hiciste?
— Nada mamá. — Yibo trató de calmar a su madre. La señora Wang estaba muy nerviosa. — No he hecho nada. Pero... Tenemos que irnos ahora.
Al ver la determinación de su hijo. La seriedad de sus palabras, la mujer se puso de pie y se vistió con lo primero que encontró... No entendía lo que estaba sucediendo, pero tenía la sensación de que estaba haciendo lo correcto o tal vez no.
Ambos se escabulleron en la oscuridad caminando entre los arboles de su patio trasero y pronto llegaron a la montaña que rodeaba el pueblo para emprender camino hacia la ciudad. Pasaron solo unos pocos minutos en los que se habían adentrado en un camino polvoriento cuando el rubio tuvo la sensación de que alguien lo seguía. Miró hacia atrás, pero no pudo ver a nadie.
Su pecho estaba agitado. Sería tan fácil desaparecerlos en medio de la nada. Al final nadie preguntaría por ellos.
Estaba empezando a amanecer.
Empezó a respirar de manera agitada, pero cinco horas después llego al pueblo siguiente. Sediento y agotado, a pesar de que trabajaba de pie, no era lo mismo caminar a sol y frío con sus zapatos gastados.
En Changsta, Wenhan estaba que se moría...
Wang Yibo no estaba se había ido. Eso solo podía significar una cosa. Su sentencia de muerte.
— ¿Dónde está? — Yang apretó el cuello del rubio... Faltaban pocas horas para la fiesta y no estaba listo lo que había dispuesto. Lo levantó del piso.
— No lo sé. El dijo que vendría.
— ¿Y tu como un idiota le creíste? ¿Quién te dijo que podías quitarle los ojos de encima? ¿Sabes qué pasa si no tengo a Wang Yibo hoy?
Wenhan negó asustando. Si que lo podía sentir...
— Te mueres. ¿Por donde debería empezar? ¿Tal vez arruinando tu maldita cara?
— Jefe... Lo tengo... Lo tengo... Por favor, dejelo ir. Si no es mucho pedir.— Yixuan interrumpió.
— ¿Qué tienes?
— A Wang Yibo. Lo tengo listo para usted.
❤️💚
Había sido un camino largo... Yibo lo sabía, pero aún no estaban lo suficientemente lejos de Yang y su gente.
— Mnnn...
— Mnnnn... — Su madre trató de gritar cuando los interceptaron.
— Tranquilo bebé. — El corazón de Yibo se agitó. Su boca estaba sellada por una mano y su cuerpo presionado contra el de un hombre más grande que el. — Shhh... Te tengo. — Dijo Yixuan.
En seguida se arrepintio. — Ahss mierda! Carajo!
— Quitame tus malditas manos de encima.
Yibo había pateado sus testiculos y en seguida corrió armandose de dos piedras en la mano.
Yixuan escupió enojado aún con dolor. — Está bien. Tu lo quisiste de esa manera. — Sacó su revolver y apunto a Yifei en la sien.
Wang Yibo contuvo su ira.
— Huye mi amor. Vete... — Dijo la señora Wang. — No te preocupes por mi. He vivido suficiente... No dejes que te atrapen. — No sabía cual era la situación, pero a los ojos de Yifei... Cualquier cosa era mejor que involucrarse con los Xiao. No tenía idea si su hijo había hecho algo... Pero si en sus manos estaba, no dejaría que lo alcanzarán.
El rubio sonrió con lágrimas en los ojos y dejó que sus rodillas se doblaran. Bajo la mirada tragandose su orgullo. — Me rindo... Hagan lo que quieran...
— Bien... Bebé... — Yixuan acarició su mejilla. Y peinó su cabello de lado. — Al patrón le gusta así.
A sabiendas de que no lo matarían ni lo golpearian por lo menos hasta que Yang obtuviera lo que quería... El doncel escupió al guardaespaldas mientras contenía su enojo en una mirada felina. — No me toques. Le diré a tu patrón que quisiste abusar de mi y por eso huí.
Yixuan contrajo su mano. Yang estaba tan enceguecido por la belleza, que tal vez no podría contra sus celos y su obsesión. Así que escasamente sosteniendo su arma... se los llevó con el.