— Es un maldito HdP. — En su mente solo podía imaginarse destirpando a su primo Yang. Había traicionado no solo su confianza, sino todo un legado de más de 40 años. Ambos habían crecido en la casa Xiao bajo las mismas reglas y educación... Sin embargo, Yang no había aprendido nada sobre lealtad.
Zhan se mudó a una de las casas que tenía cerca de la playa. Necesitaba pensar. Pensar en como ajustar cuentas con Xiao Yang...
Jamás pensó que su ambición sobrepasara cualquier tipo de respeto.
—¿ Jefe? — Jackson tuvo una idea al ver al pelinegro tan enojado y estresado. — ¿Le traigo unas chicas... Unos donceles? Para que libere el estrés... Digo... Mientras... — El cuchillo que atravesó la pared justo rozando el oído de Jackson lo hizo callar.
— ¿A ti te parece que estamos jugando? — Jackson no se atrevió a decir nada más. — No estamos en unas putas vacaciones. Esto es una maldita ruleta rusa... Trae unos donceles si quieres una maldita carnicería humana. En estos momentos solo quiero matar. Matar a Xiao Yang.
— Si señor.
— Lárgate! No quiero ver tu cara de idiota. Aún no se me olvida que estabas supervisando la operación del barco.
— Sí señor. — Asintió.
El sitio era tranquilo. Silencioso... Con la vista del mar, Zhan lentamente se fue quedando dormido con el revolver en su mano. Cerró los ojos después de varios días... No sentía que se pudiera confiar en ese momento.
***
— ¿Dónde está mi mamá?
— Cálmate belleza. — Yixuan le entregó un plato de comida, ya que habían viajado por más de un día en camioneta y en avioneta. A ambos los habían sedado para que no dieran problemas.
— ¿Dónde está mi mamá?
— Come primero.
— Una mierda voy a comer.— El doncel estrelló el plato contra el piso. — ¿La mataron? ¿Me mataron a mi mamá?
Sin pensarlo dos veces y a pesar de que en fuerza, Yixuan se veía más prometedor. De forma inesperada, Yibo atrapó su cuello y lo apretó... Lo apretó tan fuerte, que se le hizo difícil respirar y fue entonces que se sacudió haciéndolo caer.
— Te dije que te calmes por una vez. Tu mamá no está muerta, pero si sigues probando mi maldita paciencia lo estará.
— ¿Dónde está? Estás mintiendo.
— No estoy... Esta con Wenhan. Tú mamá se desmayó, está con Wenhan. Los estoy cuidando.
— ¿Cómo se supone que voy a creer eso?
Yibo empezó a gritar.
— Mamá... Auxilio... Saquenme de aquí.
— Callate! Callate! ¿Quién carajos crees que te va a escuchar? Estamos en un área reservada de los Xiao. Solo te haces insoportable...
En seguida sonó un estruendo en la puerta.
— ¿Cuál es el maldito escándalo?
— Belleza... Belleza...— Yixuan le abrazó asustado intentando que se callara. Murmuró. — No le dije al jefe que los traje aún... Quédate callado.—
— Yixuan... ¿Qué demonios estás haciendo? Abre la maldita puerta.
Enseguida, Yibo contuvo su respiración...
Despues de abrir la puerta de un azoton, Wang Yibo se encontró con un hombre alto, con un cuerpo delgado pero musculoso... No se parecía en nada a Yang. Su presencia era más imponente y también mucho más fría.
Los ojos oscuros se encontraron con los suyos. La expresión en el rostro del pelinegro era horrible, oscura, tenia ojeras... Yibo que había estado dispuesto a golpear al tipo, se balanceo dando un paso hacia atrás.
— ¿Esta perra es la que interrumpió mi siesta?
Yibo no se mordió la lengua. Le importaba muy poco. — Quiero ver a mi mamá. — Las órbitas de los ojos del castaño se abrieron aún mas... — Así que este es el famoso Wang Yibo. El juguete de Yang.
— Yo no soy juguete de nadie. — Gruñó el doncel... Aún siendo sostenido por Yixuan, para que no fuera a cometer una brutalidad.
— Que molesto... — Miro a Yixuan e ignoró a Yibo. El rubio llevaba la misma ropa de antes... Solo que Yixuan le había cubierto con una camisa. — Ponle una cinta en la boca.— Frunció su ceño. — No lo quiero escuchar.
Se volvió hacia la puerta para volver a su habitación.
— Jefe... — Otro guardaespaldas... Miró a Wang Yibo con hambre.
— ¿Qué mierda quieres?
— ¿Podemos jugar con la perra de Yang?— ¿Te gusta? — Sonrió con un gesto hosco.
— Oh Jefe. Es una belleza... Mire esas piernas. Yang escupira sangre si se entera que tomamos su regalo.
Zhan soltó una carcajada.
Miró al doncel de arriba abajo... Sus piernas largas y los huesos de su pelvis resaltando en el encaje, además de los botones erguidos sobresaliendo en la camisa.
Entre los varios guardaespaldas que se reian y que a excepción de Jackson y Sehun no se atrevieron a mirar a Yibo. Ninguno alcanzó a ver los rápidos movimientos del pelinegro.
Un disparo... — ¿Quién más quiere jugar?
Por supuesto ninguno se atrevió a hablar... Algunos incluso ni se inmutaron por estar salpicados.
— Jackson limpia este reguero.
Yibo miró su ropa salpicada con asco. Después miró a Zhan de forma indescriptible... había escuchado pero no había visto sobre como estas personas podían matar a sangre fría. Sin arrepentimientos.
— Dale otra camisa. Y... — Miró a Yibo de forma penetrante. — Espero que ahora si me dejen dormir.
El silencio ensordecedor en la habitación en toda la casa, solo se escuchaban los pasos de Zhan. Los guardaespaldas salieron evitando cualquier tipo de contacto visual con el seductor doncel.