— Te dije que no me toques. Yixuan...
— ¿Tu eres el hijo de Zhou Yuan?
Yixuan bajo la mirada un poco avergonzado.
— Si señora.
— ¿Cómo puedes hacernos esto? Mi mamá cargó a tu mamá?
Yixuan subió el volumen de la música., el mundo en el que vivía no consideraba los lazos de sangre importantes... Mucho menos, los conocidos.... Además su objetivo era no sólo ganarse la confianza de Yang, sino salvar el rostro de Wenhan.
— Mamá no pierdas tu tiempo. Todas estas personas son unos animales. No son hijos de nadie. Solo les importa el maldito dinero.
La camioneta se detuvo en seco, haciendo que los dos se balancearan hacia adelante. —Sé a que estás jugando Wang. Es cierto... No puedo tocarte un cabello, pero a tu mamá si y no te va a gustar. Bájense y caminen.
Yibo apretó su mandibula indeciso si bajar.
Que camines. Empujó a la señora con el arma y Yibo casi se le lanzaba encima hasta que Sehun disparó al cielo.
La mirada del hombre era fea... Bastante oscura. Yibo no pensó para quedarse inmovil y rodear a su mamá.
— Caminen! La fiesta ya va a empezar.
Los ojos de Xiao Yang se iluminaron cuando vio la cabellera rubia bajando de la camioneta.
Una sonrisa de lado a lado. Se puso de pie...Emocionado. — Yibo didi... Finalmente. ¿Por qué están tan sobresaltados todos?— Se mordió los labios mirándolo de arriba a abajo y sonrió de nuevo.
— ¿Yang? — La madre de Yibo reconoció la persona que les había hecho eso. Lo conocía... Lo había cargado cuando era solo un bebé.
— Señora Wang. — Xiao Yang se inclinó en forma que era evidente que le estaba pidiendo la bendición a la señora Wang y cualquiera diría que le debía respeto. Sin embargo, lo que consiguió fue una sonora cachetada. El hombre tuvo que contener el impulso de asesinar, no queria que su "regalo" se pusiera más reacio y se pusiera a llorar... chasqueó su lengua y apretó su puño.
— Señora Wang. La única razón por la que sigue viva es su hijo... Espero que no vuelva a tentar la suerte. Esta es mi fiesta y no quiero que me la arruine.
— Eso fue por tu mamá.
El iba a responder algo pero Yibo abrazó a la mujer. Debía causar una buena impresión... No quería disgustarlo, al menos por ahora.
— Gatito... Estás precioso. — Quiso alcanzar la mejilla pero Yibo se removió.
— Ponlos cómodos. — Le ordenó a Yixuan, recordandole la caja.
Mientras llevaban a Yibo a las habitaciones a arreglarse y lavarse intimimamente como antesala a lo que vendría. Yang se carcajeo y liberó a un lastimado Wenhan. — Wang Yibo ha llegado.
Yixuan respiró aliviado. Yang, personalmente lo desató y se lo lanzó a Wenhan como un trapo. — ¿Ese era el premio que querías?
En vez de alegrarse, Wenhan se lamentó. Estaba vivo... Pero esta vida que llevaba era una mierda. Siempre pendiendo de un hilo.
El se recompuso y Yixuan asintió sosteniendolo.
— Wenhan. Haz que empiece la fiesta. Le dio una nalgada que lo hizo estremecerse por los castigos que había recibido y Yixuan rechinó los dientes. Sabía que Yang lo estaba provocando un poco.
— Sí señor.
Anuncio completamente satisfecho.
— Está fiesta es especial. Mi invitado especial ha llegado y ahora si.... A lo que vinimos. — Destapó una primer botella de trago esparciendola sobre las chicas en bikini y los donceles exhibiendo sus preciosos traseros. Yang bebía de la boca de uno y de otro...Solo un poco. Quería estar en sus cabales cuando Wang Yibo apareciera por esa puerta.
El olor a sexo se tomó el aire cuando Yang ordenó que varias chicas y donceles calentaran el ambiente entre ellos, pero su respiración solo fue robada cuando Wang Yibo apareció en la puerta de la mansión... desfiló por la piscina con el short ceñido negro... Una cola esponjosa. Y sus orejas de gato y un collar envolviendo su cuello.
Tuvo que contener el impulso para no arrancarle la ropa ahí mismo...
La expresión de Wang Yibo a pesar de su obediencia era oscura además de su mirada afilada... respiraba disgusto y rabia.
— Una maldita belleza.
— Date la vuelta. Despacio.
Casi podía salivar.
Yibo no se movió. — ¿Dónde está mi mamá?
— Está ocupada... Date la vuelta mi gatito.
Yibo se mordió la lengua. — Yo no soy un gato. — Escupió furioso. — Tampoco tengo dueño.
Yang sonrió de manera perversa y después lo miro devorandolo.
— Sí quieres verla de nuevo... Date la maldita vuelta y comienza a bailar para mi. No acabes con mi paciencia.Yibo cerró los ojos con fuerza como si esperara que algo pasará, que algo lo salvara de esa humillación y comenzó a moverse. Yang estaba feliz...
Nada podía sacarlo de su ensoñación.
Excepto...
— Jefe. — Murmuró uno de los guardaespaldas al oido de Yang.
— Xiao Zhan ya volvió.