LXX.

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Las alarmas se dispararon. Y con ello, paredes metálicas de grandes alturas se elevaron del suelo encerrando a la U.A en una especie de jaula.

El sistema que funcionaba para ataques del exterior había sido usado en contra de la U.A dejando encerrados a todos con el enemigo.

- ¡Resguarden a los heridos!-

Con un grito de Aizawa, el caos intento ser controlado.

Por toda la U.A, pilas de humo ascendían hacia el cielo. Pequeños incendios comenzaron derrumbando paredes y columnas. Era casi, como ver a la antigua Troya caer.

Los gritos de guerra y dolor se podían escuchar por todo el establecimiento.

Con todo un ejercito de Nomus invadiendo, los estudiantes, para proteger sus vidas y las de sus compañeros, se vieron obligados a pelear. Estudiantes del curso de héroes, estudiantes de cursos generales, hasta los estudiantes de cursos de apoyo.

Aizawa ni siquiera podía llorar, ni siquiera podía tomarse el tiempo para colapsar ante la muerte de sus alumnos.

Aoyama, Koda, Mineta, Ojiro, y Sero.

Aquellos cinco se hallaban muertos, y sus cuerpos hechos cenizas en aquel horno ardiente que antes era su dormitorio.

El profesor de la U.A volteó a ver al resto de sus estudiantes.

Asui, Momo, y Tokoyami se encontraban inconscientes fuera de juego. Siendo la vicepresidenta de la clase la más herida presentando quemaduras en todo su cuerpo que iban de segundo a tercer grado.

El resto solo exhibía heridas menores siendo capaces de moverse sin ningún problema.

Sin embargo, la carga emocional que mostraban era tema aparte.

Y el más afectado...

- (Iida...)- pensó Aizawa viendo al presidente de la clase de rodillas.

Entendía muy bien aquella expresión. Era la misma cara de derrota absoluta cuando se entero que uno de sus mejores amigos, Shirakumo, había muerto.

Deku dejó de sostener las manos de Uraraka poniéndose de pie con otra expresión en su rostro.

- Hay que ir ayudar a los demás- exclamo Izuku viendo a lo lejos el fuego ganando terreno.

- Pero...- mencionó Uraraka insegura.

Midoriya limpió sus propias lágrimas, y de forma tenue con las yemas de sus dedos, también seco las lágrimas de Uraraka.

- Luego lloraremos- musitó Izuku llamando la atención de todos-. Luego nos abrazaremos, luego lloraremos, luego compartiremos el dolor. Pero ahora, necesitamos ser héroes. Hay heridos que proteger y salvar. Por favor...- expresó con un tono de voz desgarrador que contenía todo el dolor que quería expresar.

- Hay que ser hombres- exclamo Kirishima chocando puños observando a sus compañeros heridos.

Aizawa procesaba otro dilema. ¿Los dejaba ir? Podría quedarse con todos ellos en ese lugar resistiendo cualquier ataque enemigo hasta que la ayuda llegará, o hasta que todo terminara. ¿Y si los dejaba ir y otro de ellos moría? No podría soportar otra muerte en su conciencia.

- Los celulares no funcionan. No podemos contactar con el exterior. Alguien...- expresó Jiro conteniendo la última palabra-. Alguien debe estar interfiriendo...-

- (Ese hijo de puta)- pensó Bakugo apretando sus puños.

No hacía falta decir de quien se trataba. Todos ya se habían dado cuenta que Denki era un traidor y desde el principio había estado con la Liga de Villanos.

Rey Mono.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora