Medicinal Love [ Jeon JungKook +18 ]. FINALIZADA.

VEINTITRÉS

— Que bueno es verte un poco mejor, JungKook. — Sebin me habla haciéndome abrir mis ojos lentamente.

Mi visión se encuentra con su sonrisa y siento una calma que comienza a crecer en mi interior, intento copiar su acción, pero no tengo fuerzas, me siento tan débil que hasta mantenerme despierto me parece un desafío.

— Hola Sebin. — Murmuro apenas y carraspeo por sentir mi voz ronca.—¿Que haces aquí?

— He venido de acompañante de Luhan. — Me responde y frunzo mi ceño.

— Hola JungKook, aquí estoy. — Él me saluda y yo debo de girar mi rostro hacia el otro lado. Allí me encuentro con la misma sonrisa que Sebin me dio. — Debo colocarte Vitamina, así comienzas a recomponerte.

— Gracias, Luhan.— Yo miro la jeringa y puedo notar el líquido espeso.

Mis ojos se abren un poco más y trago con fuerzas, mi canalización se encuentra en mi mano y cuando él está a punto de introducir la aguja en el conducto, suelto un quejido parecido al de un bebé.

—¿Que sucede?— Pregunta preocupado.

—¿Es espesa?— Y aunque no quiero parecerlo, realmente odio colocarme inyecciones.

Menos mal y me habían hecho la decena de estudios mientras estaba inconsciente.

— Un poco, sí. — Luhan hace una mueca y cuando está nuevamente hago otro puchero y suelto un quejido aún peor. — JungKook, sé que no eres amante de las agujas y mucho menos las inyecciones, pero debo de colocarte esto.

Sé que es para mi bien, por lo que con mi mirada aún en la estúpida jeringa, a ciegas busco la mano de Sebin, la cual me toma entregándome un calor que necesito y ella puede darme.

— JungKook, mírame a mí. — Me llama y me pide al mismo tiempo. — Venga, déjame ver esa mirada de Bambi.

¿Que? Yo no tengo ojos de Bambi.

— Yo no tengo mirada de Bambi. — Rápidamente volteo a ella y puedo notar su sonrisa pícara.

Y allí me doy cuenta que lo hizo especialmente para que Luhan me inyectara, porque vamos, si seguía así, sería capaz de llorarle porque no lo hiciera.

— Maldición. — Mascullo entre dientes cuando siento como el líquido espeso comienza a correr por mis venas.

Me duele y sede a tal punto de necesitar rascarme el brazo con fuerzas, frunzo mi ceño y arrugo mi nariz. No sé cuánto tiempo duró, pero sentí ver las estrellas.

—¿Dolió?

Aunque quiera hablar, unas náuseas horribles me atacan y quiero llorar de la impotencia, y nuevamente ese mareo insoportable me hace cerrar mis ojos con fuerza.

¿De verdad debo estar pasando todo esto?

—¿Tienes náuseas?— Asiento a la pregunta de Luhan. — Sebin, ¿Puedes traer una cubeta? Por si quiere vomitar.

Y aunque no quiero, ella se suelta de mi para ir hasta el baño de la habitación y buscarme dicha cubeta. Me la extiende, pero me niego, no siento la necesidad de vomitar por el momento, solo quiero dejar de sentirme así y el camino es largo.