VEINTISEIS

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Jamás creyó que estar parada frente a la puerta número 13 le causaría un tal apretón en su estómago. Se siente nerviosa, casi que puede hasta saborear ese gustito de siempre y quiere chillar.





No sabe si quiere chillar del miedo o emoción o misma incertidumbre.




Aún con la pequeña bandeja en sus manos temblorosas, goma una profunda respiración y se dice que debe ser el momento.





— Tú puedes, Sebin.— Se regaña a si misma.—¿Desde cuándo eres más estúpida de lo habitual?




Mirando hacia todos lados, puede notar como la encargada de llevar los Desayunos pasa por las habitaciones ya, por lo que debía de apresurarse y entrar.





Así que con mucho esfuerzo, abre la puerta con lentitud y allí se encuentra poco a poco dentro de la habitación que está ocupando Jeon JungKook.




Sí, logró volver a Sala común y fue derivado a esta a las siete de la mañana.




Su respiración se ve afectada, quiere llorar y sus lágrimas no quieren reprimirse, pero toma una profunda respiración y la expulsa lentamente. Con decisión, comienza a caminar hasta la mesa que tiene posicionada al lado de la cama, allí deja dicha bandeja y se permite disfrutar de la imagen que tiene frente suyo.






JungKook tiene sus ojos cerrados, respira tranquilamente y su tez estaba tomando color poco a poco. Ella se atreve a acercarse lo suficiente como para dejar un casto beso en su cabeza.






Debía de colocarle otra dosis de una extraña inyección que no escuchó muy bien su nombre, o si lo hizo, pero la emoción de saber que estaría en sala común por lo que le queda de guardia, pudo más con ella.




Limpiando con algodón una de las vías del catéter venoso periférico, coloca la jeringa y cuando está a punto de inyectar la sustancia intravenosa, una voz llama a por ella.








—¿Ni siquiera unos buenos días?— La voz ronca de JungKook llama su atención y la hace pegar un saltito en su lugar.— Al menos dime, « Voy a darte otra dosis de la porquería que te hace doler el brazo por cinco minutos, JungKook».






Sebin puede notar sus ojitos abiertos, sus preciosos ojitos de Bambi brillan y él tiene una sonrisa a medias y no deja de mirarle.





Un nudo en su garganta se vuelve a formar y ella quiere decir algo, pero se encuentra muda.





—¿Va a doler mucho?— Él pregunta con un puchero de por medio. — Porque si duele, lloro.





— Solo un pequeño ardor, Doctor Jeon.— Sebin decide jugar un poco para distraerlo. —¿Sabe? Se ve muy reluciente.





— Me va a doler. — Afirma más para si mismo. — Me va a doler.





— Míreme a mi, Doctor Jeon.— Le pide sonriendo con amabilidad. Sus ojos brillan, le encanta.—¿Sabe? Sus ojitos de Bambi son los más lindos que he visto en toda mi vida.





—¡Yo no tengo ojitos de Bambi!— Chilla mirando la aguja. — Me va a doler. Me va a doler, Sebin, no, no, no, no.







Y a pesar de estar quejándose, Sebin le coloca el inyectable y él hace un puchero nuevamente dejando ver como una lágrima traicionera cae por su mejilla.





Medicinal Love [ Jeon JungKook +18 ]. FINALIZADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora