Eres el Paraíso

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Pov Callie

Arizona quedó perpleja ante aquellas palabras con tanta sinceridad. Y no, no podía evitar lo que sentía por ella, no podía siquiera mentirle o tratar de fingir, y ella lo sabía.
Pero al mismo tiempo, odiaba que esto estuviera pasándome ¿acaso mi corazón no tenía tan solo una pizca de dignidad? al parecer no, ya que como fuera siempre terminaba a sus pies, derritiéndome ante su descarada palabrería.

Segundos después caí en la cuenta de lo que mis labios estaban diciendo, y ciertamente me arrepentí. Bajé la mirada y me retracte.

Callie: yo no es lo que quise decir, yo solo (suspiré, me sentía frustrada y enojada conmigo misma, solo quería irme de ahí) lo siento, yo debo irme (dije mientras tomaba los libros)
Arizona: espera Calliope, no te vayas (dijo tratando de detenerme, pero sorprendentemente no lo hice).
Callie: que tenga buenos días Srta Robbins (dije mientras me iba de allí, tratando de recordarme que era lo mejor).

Aguanta corazón, aguanta. Tienes que ser duro está vez, si no quieres salir lastimado...

El almuerzo acá de terminar y creo que fue uno de los momentos más incómodos de mí puta vida. Arizona por un lado sentada en el comedor con sus compañeras de siempre, no dejó de observarme ni por un momento. Su mirada era firme y sería, intimidante. Pero de esa mirada fue la que me enamoré por completo. Tal como era. Fría y profunda.
Y Penny por otro lado sentada en la mesa de la otra punta del comedor junto a otras profesoras, que no paraba de dedicarme sonrisas y miradas insinuantes.
Definitivamente no sabía que hacer, solo deseaba que el almuerzo finalizará pronto.

El día viernes por fin llegó, mañana podría volver a ver a mamá y descansar de la dura jornada de toda la semana. Desde que mi tía decidió dejarnos ir a casa los fines de semana, cada jueves tenemos clases a las 8pm, así llegaríamos a nuestros hogares antes de la cena. Eso era genial.

Ya me encontraba en mi casa, estaba con mi madre y todo iba muy bien, ya que habíamos decidido preparar la cena juntas para ella, mi tía y yo. Aunque todo por el momento iba bien, notaba a mí tía algo tensa, y eso me tenía intranquila, pero trate de no darle importancia.

Lucia: y cuéntame, ¿cómo te ha ido está semana? (Pregunto mientras picaba algo de cebolla)
Callie: bien mamá, mucho trabajo pero bien, la verdad es que parece de exagerar pero una semana se hace eterna, quisiera verte más seguido (dije lamentandome)
Lucia: lo sé mi amor, también a mí me gustaría, pero verás que conforme el tiempo vaya pasando te darás cuenta que fue una buena elección (finalizó sonriendo)
Callie: eso espero (dije no muy animada, mientras se me venía Arizona a la cabeza, todo lo que había ocurrido, luego Penny y la cabeza me iba a estallar, se hizo notorio en mi expresión)
Lucia: ¿te encuentras bien? (Pregunto mi madre observándome)
Callie: si mamá, estoy bien (dije suspirando)

Este no es el momento indicado para hablarle sobre Arizona a mí madre, tampoco sobre Penny.
Terminamos de preparar la comida y cenamos las tres en un ambiente muy cálido. Platicamos, bromeamos, de todo un poco. Aún así sentía que mi tía algo quería decirme y no lo hacía.
La cena termino en paz, y tomamos un café. De pronto sonó el celular de mi madre, claramente era papá que quería hablar con ella. Yo les dí intimidad y seguí tomando mi café, cuando sentí la inquebrantable mirada de mi tía sobre mí. Por dios, casi escupo el café de los nervios.

Callie: ¿tía que pasa? (Pregunte complemente nerviosa)
Catherine: ahora que tú madre se ha ido ¿puedo hablar contigo un momento? (Dijo apoyando la fina taza de porcelana sobre el platillo suavemente)
Callie: si si ¿sobre qué? (Pregunté confundida y a la vez me la veía venir)

Me miró fijo y serio y se predispuso a hablar.

Catherine: ¿tienes alguna clase de problema, con la srta Robbins? (Pregunto sin dejar de observarme)

Cuando Amarte no sea PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora