"Me ha reconocido"

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Pov Callie

Al verla allí palidecí, las piernas comenzaron a temblarme, el corazón comenzó a palpitarme a mil y la respiración comenzaba a escasear en mí garganta.

Cristina: Callie, hey, ¿Estás bien? (Pregunto al verme tan perturbada)
Callie: yo... (Titubié, no pude terminar de hablar, solo salí huyendo del lugar)

Simplemente necesitaba correr y escapar de allí.

Fui al lugar de siempre, ya se había convertido casi en una ceremonia. Me senté sobre el tronco del roble bajo aquel sauce y precisamente lloré... lloré sin parar.

Las chicas se preocuparon mucho por mí estado y de inmediato le avisaron a Arizona, ya que además de ella era la única persona del colegio más cercana a mí.
Al finalizar la reunión corrieron tras de Arizona.

Amelia: srta Robbins, disculpe, necesitamos hablar con usted (dijo)
Arizona: sí claro, discúlpame un momento (dijo dirigiéndose a una profesora con la que hablaba) díganme, ¿qué ocurre? se ven preocupadas (dijo observandolas)
Cristina: lo estamos, se trata de Callie (continúo)
Arizona: ¿Qué sucede con Callie? (De inmediato su rostro se inundó de preocupación)
Mer: estamos en medio de la reunión y de repente se puso pálida y comenzó a temblar. Le preguntamos que le sucedía pero solo salió corriendo y no sabemos dónde esté en este momento, de verdad nos preocupa que le haya pasado algo malo, por eso es que acudimos a usted (finalizó)
Arizona: bien, yo... Creo saber dónde está, ustedes no se preocupen, estará bien, vuelvan a sus actividades tranquilas (termino de decir, mientras se dirigía a la puerta trasera del colegio, hacia donde estaba la salida al parque)

Caminó varios metros hasta el fondo del gran parque, abrió las ramas caídas del sauce y allí me encontró. Sentada sobre el tronco con la cabeza gacha, tapándome la cara y llorando. ¿Por qué siempre debía verme en ese estado? Lo odio.

Arizona: Callie, ¿estás bien? (Oí desde mi lugar, apenas escuché su voz sentí paz)
Callie: no me veas así, no otra vez (dije entre sollozos mientras trataba de evitar que me mirase a la cara)
Arizona: no hagas eso, está bien (dijo quitando las manos de mí rostro) cálmate y cuéntame qué te ha ocurrido, ¿por qué estás así? (Pregunto observandome dulce)
Callie: ni siquiera sé cómo decirlo (dije sollozando)
Arizona: tal como hablaste conmigo la semana pasada, así es como debes hacerlo. Dijiste que confiabas en mí¿lo recuerdas? (Dijo)
Callie: si, lo sé (dije observandola con la mirada cristalina)
Arizona: entonces bien, ¿qué ha sucedido? Tus amigas están muy preocupadas por ti, me dijieron que te descompusiste en la reunión y luego saliste corriendo, pero viéndote así no creo que sea una simple descompostura (dijo observandome)
Callie: no estoy descompuesta, sucede que (suspiré profundo) está aquí (dije casi en un susurro)
Arizona: ¿Qué? ¿Quién está aquí? (Pregunto sin entender)
Callie: Erika, mi psicóloga, está aquí en el colegio (dije con la voz temblorosa)
Arizona: ¿Cómo dices? (Dijo sorprendida)
Callie: como oyes, acabo de verla en la reunión, es parte del nuevo equipo de psicólogos y psicopedagogos del instituto (dije)
Arizona: mierda (dijo sin poder evitar la grosería)
Callie: no puedo, no puedo estar allí adentro con ella aquí, moriré, no volveré a entrar jamás (dije alterada)
Arizona: tranquila, no digas eso. Solo... ignórala ¿Está bien? (Dijo calmada)
Callie: ¿Ignorarla? Como si eso resultara ser fácil, ¡No puedo! Tendré que verla todos los días, no podré soportarlo, ¡no podré! (Cada vez me alteraba aún más)
Arizona: cálmate (dijo levantando un poco la voz para hacerme entrar en razón) claro que podrás hacerlo, haz de cuenta que no existe y todo pasará ¿Está bien? sé que es difícil para ti, pero yo no voy a dejarte sola Calliope (eran de esos momentos en los que me transmitía tanto cariño y ternura y yo los aprovechaba al máximo)
Callie: está bien... trataré de hacerlo, puedo hacerlo (dije tratando de convencerme a mí misma de ello)
Arizona: claro que puedes. Además... Han pasado tres años desde ese entonces, quizás no te reconozca, eras más chica y supongo que has crecido lo suficiente (dijo convencida)
Callie: tal vez, aunque dudo que no puedas reconocer a alguien en tan solo tres años (contesté dudosa)
Arizona: tú solo debes calmarte, no estás sola (volvió a repetir)

Yo solo sonreí bastante más aliviada sabiendo que tenía su apoyo, e instantáneamente me lancé a sus brazos y la abracé.

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Cristina: ¿De verdad estás mejor? Nos preocupamos (dijo)
Callie: les prometo que estoy mejor, solo... fue una baja de presión, no es nada grave (mentí)
Mer: entonces ¿por qué saliste corriendo? (Pregunto)
Callie: prometo contarles luego, no quiero hablar de eso ahora (dije evadiendo el tema)
Amelia: está bien, nos alegra que estés bien y no haya sido nada grave (dijo sonriendo)
Callie: gracias Ami (sonreí)
Cristina: en realidad... es por las srta Robbins que está mejor, quien sabe qué haya pasado en el parque (dijo riendo fuerte)
Callie: no seas tonta (dije golpeándole en el brazo, mientras reí)

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La tarde ya transcurrido muy normal a pesar del episodio de hace unas horas. No voy a negar que aún me siento algo nerviosa de saber que Erika se encuentra en el colegio, pero es verdad... quizás Arizona tenga razón y con suerte no me reconozca, y si no es así... deberé ignorarla aunque me cueste.

Voy distraída camino hacia secretaria en busca de un papel que necesito para rendir unos exámenes, cuando piso uno de los cordones desatados de mis zapatos y tropiezo cayendo con todos los libros al suelo, haciendo un desastre con ellos.
Mi cara se volvió fuego, en este preciso momento estaba muriendo de la vergüenza de pensar que alguien me haya visto caer así.

Eres una imbécil...

Me puse a recoger los papeles sueltos desparramados por el suelo y los libros que se encontraban todos mezclados. Cuando voy a levantar una hoja que se hallaba más apartada del resto, alguien la recoge por mí.
Me levanto del suelo, alzo la mirada y era Erika quien se encontraba parada frente a mí.
Otra vez la sensación de debilidad se apodera de todo mi cuerpo.

Erika: ¿Callie Torres? (Dijo observandome de arriba a abajo como si fuera una prenda de vestir en una vidriera)

Las piernas me temblaban, no sabía qué carajos decir.

¡Me cago en tu puta madre! Me ha reconocido...

Cuando Amarte no sea PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora