¿Esto es realmente necesario?

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Pov Callie

No pude evitar perderme entre sus pupilas, casi podía distinguir perfectamente mi rostro reflejado entre aquel azul claro de sus ojos que brillaban como un faro.
Me sentía en el cielo, sus brazos rodeandome con extrema delicadeza, como si fuera la cosa más frágil del universo. Y si, me sentía frágil y pequeña a su lado.
Definitivamente era la criatura más perfectamente imperfecta que podría haber conocido, su boca en una mueca de confusión, el pliegue hacía los costados de sus ojos denotaban los años y la experiencia, que incluso así la hacían verse tan hermosa, que ni siquiera tenía explicación lógica posible.
El tenerla tan cerca de mi estaba volviendome completamente loca, y es que quería morir justo allí, entre sus brazos.
No sé como, ni en qué momento ella se acerco más de lo normal, fijo su mirada intensa en mis ojos y luego bajo hacia mis labios, suspiré estaba poniendome ansiosa, en un momento me agarra de la cara y me besa, SI ARIZONA ME BESA, un beso que me dejó de rodillas, tan suave e intenso, me apretó más así ella y yo respondí a ese beso.
Habrá durado sin mentir unos minutos hasta que decidió alejarse y nos quedamos observando sin decir una sola palabra, estaba tan sorprendida que estaba sin habla. Ella al darse cuenta de toda la situación y lo que había ocurrido, decidió romper con aquella magia que nos envolvía a ambas.
Me soltó de inmediato e hizo un paso hacia atrás mientras permanecía cabizbaja, me tomo un par de segundos caer a la realidad, ya que con ella tan cerca y ese beso tan dulce, tan hermoso, me sentía volar literalmente.
Las dos permanecimos en silencio, yo no quería arruinarlo y que ella salga corriendo como siempre, y creo que ella no se animaba a romper el silencio, no podíamos romper aquel silencio, que a la vez decía más que mil palabras.

Arizona: lo siento (alcanzo a decir sin poder mirarme a la cara, no alcance a responderle, ya que justo en ese instante apareció Penny detrás de mí)
Penny: aquí estabas Calliope, estaba buscándote (dijo sonriendo, aunque extrañada por la situación)
Callie: estaba hablando con mi secretaria (dije sin sacarle la vista a Arizona)
Penny: oh, lo siento, no quise interrumpir Srta (la miro)
Arizona: Robbins (dijo observandola con una dura expresión en su rostro)
Penny: Srta Robbins, disculpe (dijo tratando de sonar amable)
Arizona: no se preocupe (sonrió falsamente) con permiso (me miró completamente sería unos segundos y luego se fue continuando con su camino)
Penny: ¿todo bien? (Pregunto al ver mi cara)
Callie: si (dije sonriendo levemente, no quería tener que dar explicaciones)
Penny: ¿que te paso en la rodilla? Tienes sangre ¿Te lastimaste? (Pregunto al ver la pequeña herida en mi rodilla)
Callie: nada grave, solo un accidente (dije)
Penny: hay que desinfectarla, si quieres nos volvemos al campus (dijo)
Callie: no hace falta, es una herida superficial (dije restándole importancia)
Penny: de igual manera hay que desinfectarla, en serio, no me cuesta nada (insistió)
Callie: prefiero ir cuando terminemos con la actividad, en serio, no pasa nada (dije)
Penny: ¿Segura? (Pregunto no muy convencida)
Callie: segura, ¿Vamos? (Dije invitandola a seguir, no quería hablar más)

Hable solo un momento con Penny y continúe buscando aquella maldita pista que tanto me estaba costando encontrar.
Hasta que por fin la encontré bajo una gigante roca que había en la base de unos de los cerros. La tomé y la lleve dónde mi grupo.
Luego de eso seguimos jugando, ya ni siquiera podía concentrarme en el juego, mi mente se encontraba con Arizona y el beso, estaba volviendome loca, ya no la entiendo, pero necesitaba tenerla cerca, sentirla, hablar con ella, todo aquello se había convertido en una necesidad.
Trate de despejar mi mente por un momento y continúe con la búsqueda, por algunas horas más, ya habíamos encontrado todas las pistas, aunque salimos segundas. El grupo de la inepta de Leah ganó.
Desde allí podía ver a Arizona sonriendo sutilmente por el triunfo, mientras Leah se acercaba sonriendo a abrazarla y a darle un beso en la mejilla como aquella vez. Justo en ese maldito momento la sangre comenzó a hervirme por dentro, trague saliva, respire profundo y mire hacia otro lugar, antes de eso Arizona me miró mientras correspondía el abrazo a Leah y sonrió. Claramente disfrutaba de verme en aquella situación, muriéndome de los celos, no podía negar que la odió en estos momentos.
Trate de relajarme y me puse a conversar con Amelia y Cristina, luego de un rato nos premiaron por tener el segundo puesto, con un estúpido trofeo y una noche libre para hacer lo que quisiéramos, siempre y cuando estuviera dentro de las reglas establecidas.

Luego de descansar fuimos a almorzar, ella estaba allí junto a Miranda y otras profesoras hablando de quién sabe que, por qué no podía dejar de mirarla dios, soy tan patética, ella estaba ignorandome por completo, quien te entiende Arizona Robbins.
Termino el almuerzo y nos tomamos un descanso en la habitación, aquella larga búsqueda del tesoro nos había agotado de verdad.
Mientras hablábamos de tonterías y reíamos sin parar de hicieron las 3:30pm y yo ya no quería estar allí acostada.

Callie: oigan, creo que iré al gimnasio un momento, necesito descargar energía ¿Alguna quiere acompañarme? (Dije levantandome de la cama)
Mer: paso estoy agotada (río en doble sentido)
Amelia: yo si estoy cansada de verdad (fulminó a Mer)
Cristina: hoy estoy perezosa (dijo tapándose)
Callie: ok no se preocupen (dije riendo)

Me coloque una calza, me recogí el cabello con una colita y despidiéndome de las chicas me fui.
Llegué al gimnasio, bastante grande y lujoso para ser de un campamento, pensé.
Me dirigí a unas de las cintas, deje mi botella de agua a un costado y comencé a entrenar, la verdad es que me hacía falta concentrar la cabeza en otra cosa y esto de quemar energía estaba resultando.
Aumente la velocidad y ya podía sentir como un ardor me quemaba y recorría mis piernas, al parecer los músculos estaban siendo bien trabajados.
Unas gotas de sudor recorrían por el costado de mi cara, por lo que tome la toalla y me seque, en cuanto termino de secarme veo a una rubia vestida deportiva del otro lado del gimnasio, en la parte de máquinas para fortalecer brazos.

Y si, para mí desgracia era Arizona, rayos vine para distraerme y ¿También tengo que encontrarte aquí?.
No pude evitar observarla, creo que jamás pude apreciar su figura tan detenidamente como ahora. Ni tampoco tan bien como ahora, ya que siempre tenía el uniforme y estos días de campamento ha vestido de jogging y remeras tipo normal.
Pero esta vez tiene un par de calzas bien ajustadas a sus muslos y una remera del mismo material pegada a su pecho, lo cual me está haciendo alucinar.
Encima de todo, acompañan sus movimientos de cuerpo mientras ejercita sus brazos muy concentrada, sin saber que hay una maldita acosadora observandola desde el otro lado con deseos tan profundos que moriría si lo supiese.

Ya, cálmate..

Aunque hablando en serio, DIOS ¿Esto es realmente necesario?

Cuando Amarte no sea PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora