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Bueno... aquí termina esta actualización, no se pueden quejar fueron muchos capítulos; pero no se preocupen la otra semana terminaremos esta hermosa historia.  Espero que les esté gustando. Les mando un fuerte abrazo.


CAPÍTULO 20

«Voy a ser un manto de amor que te caliente».

Lady Eloise, de los campos de narcisos


Pov. Peeta

Abrí los ojos lentamente, estirándome mientras lo ocurrido la noche anterior volvía a mí con una oleada de euforia, casi como un sueño. Katniss viniendo a mi habitación, la forma en la que se me aceleró el corazón al ver que se detenía en la puerta, las palabras que me había dicho, las que estaba esperando oír.

«Te deseo».

Kat estaba sentada en el borde de la cama, mirando fijamente la luz del amanecer que asomaba apenas por debajo de las persianas. Recorrí con los ojos las suaves líneas femeninas de su espalda, la forma en la que la cintura se curvaba y se ampliaba para dar paso a las redondas caderas, y sentí de nuevo una vibración en mi interior, a pesar de que nos habíamos pasado la mayor parte de la noche haciendo el amor.

—No te vayas —le pedí con la voz ronca por el sueño.

Se dio la vuelta, con una mirada tierna y vulnerable, con los labios hinchados por todas las formas en las que había usado la boca la noche anterior. Parecía maleable, ¡Oh, Dios!, tan maleable... Y había tenido razón cuando lo pensé: era todavía más guapa iluminada por la primera luz de la mañana, en especial después de haber sido amada durante toda la noche.

—Está saliendo el sol —dijo en voz baja, pasándose el pelo por encima del hombro—. No quiero que te pierdas el amanecer porque esté yo aquí.

Sonreí.

—Sube las persianas. Podemos verlo desde la cama exactamente igual que desde la terraza.

Miró la ventana antes de volverse hacia mí de nuevo. Luego se puso en pie, subió las persianas para mostrar la vista del amanecer, que apenas asomaba por encima del bosque, detrás de la casa. La habitación se inundó de un dorado y pálido brillo que hacía que su piel pareciera iridiscente. Volvió conmigo y se deslizó debajo de las sábanas. Sonrió mientras separaba los muslos debajo de mí, creando una cuna perfecta para mis caderas. Y me aceptó en su cuerpo una vez más mientras la salida del sol nos ofrecía un nuevo día.

Por fin sabía lo que era amar a una mujer en cuerpo, corazón y alma.

* * *

Durante el fin de semana nos dedicamos a explorar nuestros cuerpos, a aprender todo lo que proporcionaba placer al otro. No me saciaba de ella; me satisfacía, y, sin embargo, la deseaba constantemente. El sábado no salimos de la cama salvo para comer y ducharnos, pero el domingo dimos un paseo con objeto de que Katniss pudiera ejercitar un poco la pierna, así como sentir la libertad y el placer que suponía andar sin muletas. Le quedaba por el momento una ligera cojera, pero el médico le había dicho que disminuiría con el tiempo.

Nos dimos la mano mientras paseábamos por debajo de un puente cubierto diferente al que habíamos visitado el fin de semana anterior, y tiré de ella hacia mí al tiempo que me apoyaba en la madera vieja para besarla. Ella se rio y me devolvió el beso. Me sentía como si el mundo se hubiera detenido y solo existiéramos nosotros.

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