«Sé valiente. Incluso con las palabras».
Pov. Peeta
Oí la pickup de Haymitch antes de verla, y salí del garaje quitándome los guantes, con el corazón rebotando en el interior del pecho. «Oh, Dios..., por favor, que venga ella con él». Entrecerré los ojos cuando el vehículo se acercó y vi el contorno de dos cabezas detrás del parabrisas. Solté un suspiro de alivio.
Cuando la camioneta se detuvo, observé saltar a Haymitch, que me saludó con un leve gesto de cabeza y una sonrisa, antes de ayudar a Kat. Ella salió de la pickup y me miró con nerviosismo mientras se apoyaba en las muletas.
Haymitch se dirigió entonces al lugar detrás del volante, despidiéndose de nosotros dos con la mano.
—Gracias, Haymitch —dije, con la esperanza de que entendiera la sinceridad de mis palabras.
Asintió y se metió en la casa.
—Hola —dije al tiempo que me volvía hacia Kat, que estaba quieta en el camino con los ojos llenos de incertidumbre mientras se mordía el labio, por lo que me dieron ganas de besarla y consolarla a la vez.
—Hola.
Señalé con la cabeza el balancín del porche.
—¿Te sientas ahí conmigo?
—Sí —repuso, mirando por encima del hombro.
La ayudé a subir los dos escalones, a pesar de que ya era muy hábil con las muletas, y a sentarse en el columpio. Fue un momento extraño e incómodo. El porche estaba en sombra, y la menta que crecía en el lateral de la casa perfumaba el aire.
Me sentía como un adolescente en su primera cita con una chica que no sabía si ella realmente quería salir con él, como un hombre que quería disculparse y que no sabía por dónde empezar. Supuse que lo mejor era ir directo al grano.
—Dios, lo siento, Kat.
Ella me miró y giró su cuerpo un poco de forma que quedamos uno frente al otro.
—No tienes que pedirme perdón por nada.
—Sí, no te he mantenido a salvo.
—No tienes ningún tipo de responsabilidad por ello. —Bajó la vista—. Lo cierto es que provoqué a Dominic. Lo animé a hacer lo que hizo. —Sus ojos estaban llenos de culpabilidad y dolor, lo que hizo que se me encogiera el corazón, aunque no pude negar el feroz ramalazo de celos que me atravesó, una corriente caliente e incómoda. Me puso nervioso, con ganas de golpear algo de nuevo. O más bien a alguien. Mi hermano había besado a Katniss antes que yo.
—¿Querías besarlo?
—No.
Me apresé el labio inferior entre los dientes mientras la miraba, preguntándome por qué entonces se lo había permitido, antes de llegar a la conclusión de que incluso podría no saberlo.
—Creo que quizá deberíamos culpar de todo a Dominic y dejarlo estar. ¿Te parece?
Esbozó una pequeña sonrisa, pero negó con la cabeza.
—No quiero que interponerme entre tu hermano y tú. No estaría bien.
Miré más allá de ella, clavando los ojos en los árboles por encima de su hombro, con el sol en lo alto del cielo, mientras recordaba cómo se me habían retorcido las entrañas cuando vi a Dominic apretando a Kat contra la pared en el pasillo, con la cara inclinada sobre la suya.

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Hope...
RomanceHope Si, la esperanza es lo último que muere. Pero si ya está muerta ¿es posible que renzaca como el fénix?