«Somos un equipo. Si te haces daño, me duele».
Bala, el caballero de los gorriones
Pov. Katniss
Pasaron varias semanas sin que tuviéramos ninguna noticia más de la policía. Entendía que habían interrogado a Peeta porque estaban cumpliendo con su trabajo, pero la forma en que lo habían hecho, y que hubiera salido a colación La perla de platino, me había sorprendido y avergonzado.
Habían mirado a Peeta como si fuera un pervertido, cuando nada podía estar más alejado de la realidad. Incluso yo misma había reconocido que él no encajaba en ese lugar en el mismo segundo en que lo vi allí.
Los detectives habían retorcido la realidad de una manera que no correspondía con Peeta. Que lo hacía irreconocible. Eso me llenaba de ira, y sentía la ardiente necesidad de defenderlo. Sin embargo, no tenía manera de hacerlo.
Él lo era todo para mí. Si hubiera podido, me habría metido debajo de su piel para vivir allí. Me sentía completa cuando estaba enterrado en mi interior, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos por el placer. Ninguna otra mujer había visto esa expresión en su rostro. Era mía y solo mía. El sol salía y se ponía en sus ojos; estaba tan profundamente enamorada que quería pasarme el resto de mi vida despertando entre sus brazos. Era el único lugar en el que me había sentido completamente en paz.
Peeta poseía todo lo que le daba tranquilidad y alegría: su trabajo, el sol, el viento y las gotas de lluvia en la ventana. Pero yo no precisaba nada de eso, porque Peeta ya me lo daba: solo lo necesitaba a él, y nada más.
Me pidió que me quedara en su casa, y así lo hice. Supuse que tendría que volver a mi apartamento en algún momento, pero nuestra relación era tan nueva y maravillosa que no quería pasar un segundo alejada de él. Por suerte para mí, no tenía que hacerlo, ya que también trabajábamos juntos.
Llevaba el teléfono inalámbrico encima todo el rato, y respondía las llamadas desde su estudio, donde lo miraba trabajar. Si el ruido lo distraía o molestaba a su concentración, nunca dijo nada. Estaba trabajando en otra talla, esta vez arquitectónica, para una biblioteca en Alemania; había dicho que era una especie de adorno para la parte frontal de la estructura. Era una pieza preciosa, con intrincadas hojas de acanto, flores y mariposas. Si entrecerraba los ojos, me daba la impresión de que esas mariposas empezarían a mover las alas en cualquier momento, volviendo a la vida, de lo reales que parecían.
A veces estaba en las oficinas con Dominic, y aunque lo evitaba todo lo que podía, su comportamiento seguía siendo frío. No me hacía el menor caso, pero en ocasiones me sentía expuesta y sin defensa. Era como si el amor que experimentaba por Peeta hubiera dejado a la vista alguna de las partes más tiernas de mí, y me notaba exhibida, desnuda de una forma que no había previsto nunca. O quizá sí..., quizá esa era la razón por la que me había resistido con todas mis fuerzas al amor. Pero ahora... Ahora era como las obras de arte que creaba Peeta: cada uno de mis bordes afilados había sido limado para destapar mi interior, por lo que las partes que antes tenía ocultas tras una dura capa de piedra resultaban vulnerables y sensibles. No dejaba de ser una ironía que me hubiera ganado la vida desnudándome durante tanto tiempo y, sin embargo, nunca me hubiera sentido más desnuda que ahora, totalmente vestida. Llegué a pensar que una mirada penetrante podría hacerme sangrar.
Una vez había sido indiferente al desprecio, pero de repente el que me mostraba Dominic hacía que me dolieran todas las heridas profundas que había sufrido, y no tenía ninguna armadura para protegerme de los recuerdos. Me había quedado totalmente expuesta. Cuando Dominic me miraba como si fuera basura, todo lo que me habían llamado cuando era stripper resonaban en mi mente: «puta de mierda, puta barata, furcia...». Y eso me llevaba también a lugares profundos de mi mente en los que llevaba años sin entrar, vivencias dolorosas y oscuras que no quería revivir de nuevo.

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Hope...
RomansaHope Si, la esperanza es lo último que muere. Pero si ya está muerta ¿es posible que renzaca como el fénix?