DOS

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Pasó una semana en la que Jughead no volvió a ver a la mamá del niño que conoció en estos días. Pasaba por esa heladería, pasaba por el parque, pero no la volvió a ver, ni siquiera la sombra, y eso lo decepcionó un poco.

Por eso decidió simplemente olvidarlo y seguir con su vida vacía.

Y con ese pensamiento y sensación de soledad y miseria diarios, iba caminando por las calles, como normalmente hacía cuando ya estaba demasiado aburrido.

Escuchó una voz que le resultó familiar, una voz infantil, y cuando se dio cuenta estaba pasando por unos juegos infantiles de un centro comercial lleno de niños que no pasaban de algunos tres años.

Y ahí lo vio. Vio a ese pequeño niño que conoció en la heladería y éste estaba dentro de un pequeño auto de juguete que se movía, en frente del centro comercial.

Y ahí estaba Betty, tomándole fotos a su pequeño hijo con su celular y con una enorme sonrisa de orgullo. Jughead no pudo resistirse a quedarse observando tan tierna escena.

Y sin que él lo esperara, el niño lo vio y le sonrió, saludándolo.

Jughead también lo saludó con un gesto con la mano y ahí la rubia también lo vio, recogiendo las bolsas de compras que había hecho recientemente.

Ella tomó al niño, sacándolo del pequeño auto de juguete y lo tomó de la mano, con las bolsas de las compras en la otra mano para dirigirse a Jughead.

—Hola, qué gusto volver a verte, Jughead— Lo saludó la rubia, con una sonrisa.

—Joget— Habló el niño, señalándolo.

Jughead sonrió, mirando al niño. —Hola de nuevo Ethan— Miró a Betty y se aclaró la garganta. —También es un gusto volver a verte Betty. Incluso pensé que esto no pasaría—

Betty lo miró, alzando una ceja. —¿Por que?—

—Es que... pasó una semana y no volví a ver ni sus sombras— Respondió, divertido.

Betty soltó una pequeña risa. —Entiendo. Estaba algo ocupada con el trabajo—

—Joget— Lo volvió a llamar el pequeño rubio, acercándose y tomándole la mano.

—¿Que sucede amigo?— Le preguntó Jughead, agachándose hasta quedar a su altura.

—Jugar— Pidió, aplaudiendo.

—Déjalo amor— Lo regañó Betty, tomándolo de la mano y alejándolo de Jughead. —Lo siento. Parece que le caes bien. Eso es raro. Por lo general a mi hijo no le agradan mucho las personas—

—¿De verdad? Entonces... supongo que soy privilegiado— Contestó Jughead, divertido.

Betty soltó una pequeña risa y bajó la mirada. —Bueno... ya me voy a casa. Fue un placer, Jug—Se despidió.

Ethan miró a su madre y luego a Jughead, sabiendo que ya se iban. —No... Joget— Dijo, amenazando con llorar.

—Ethan, deja a Jughead en paz— Le pidió Betty. —Vámonos bebé—

—Espera— La detuvo Jughead, tomando las bolsas que la rubia traía en mano. —¿Vas lejos? Déjame ayudarte—

—Oh no, está bien. No es necesario— Le respondió.

—Pero quiero hacerlo, enserio. Llevas al niño tranquila y yo te llevo estas bolsas. ¿Si?— Insistió.

—¡Si!— Exclamó el menor, feliz.

—¿Ves? Ethan está de acuerdo. Betty por favor...— Suplicó Jughead.

Betty suspiró y asintió. —Está bien—

Un Tesoro Inesperado •Bughead• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora