—Tu la violaste, maldito enfermo!— Le recordó Jughead, enojado, dando unos pasos más cerca de él. —¡Tu no eres el padre de Ethan porque padre es el que se sacrifica por sus hijos, el que ama a sus hijos y el que los cuida y los cría! ¡No un maldito cobarde que abusa de las mujeres y luego solo se va!—
Brett le sonrió con esa maldad en su mirada, acercándose. —Yo le gustaba a ella, te lo aseguro. Esa noche nos encerramos en ese cuarto y quise hacerla mía. Pero ella me salió con eso de que no estaba preparada y yo... yo no la violé, ¿Sabes? Solo... solo le enseñé lo que era un hombre de verdad. Me fui porque sabía que ella se pondría de dramática. Luego vuelvo aquí y veo que tiene un hijo. Supe que era mío en cuanto lo vi. Quise tener algo con Elizabeth y tal vez conectar con mi hijo bastardo... pero la muy zorra no...
Jughead le lanzó un puñetazo, tirándolo al suelo, enojado. —¡Deja de llamarla así!— Le gritó y tomó aire para calmarse. —Betty es la mujer más fuerte y valiente que conozco. Abusaste de ella siendo muy joven, inocente. La hiciste sufrir y convertirse en madre sin querer, pero ella tuvo a ese hijo, amó a ese hijo y luchó todos los días por el. Ethan es un niño grandioso. Creo que lo único bueno que pudo salir de ti fue ese niño. ¿Y sabes que? Él es mi hijo porque así lo siento y no me importa si tiene mi sangre o no. Ethan es mío, Brett. Es tan mío como esa bebé que nació hace poco. Muérdete la lengua antes de juzgar a una madre soltera. Nadie sabe lo que hay detrás y tanto ella como yo tenemos derecho de amarnos con libertad—
Brett volvió a reír como un loco, poniéndose de pie lentamente y un poco tambaleante. —Eso... ese fue el mejor discurso que escuché en mi vida, muy conmovedor, de verdad—
—No me interesa. Ya no quiero seguir perdiendo tiempo aquí contigo imbécil. Dime dónde está Ethan ahora. ¡Ethan!— Lo llamó, desesperado.
—¡Cállate!— Exigió Brett, colocando su mano en uno de sus bolsillos.
—¡Papi!— Lo llamó Ethan, saliendo de una habitación, corriendo a sus brazos.
Jughead sonrió y sus ojos se cristalizaron de la felicidad al ver por fin al niño y saber que estaba bien, tomándolo en sus brazos y abrazándolo.
—Hola pequeño... ¿Estas bien?— Le preguntó Jughead en el abrazo, aferrándose a él.
—Te quiero papi— Contestó Ethan, aferrándose a su cuello.
—Te amo, hijo— Contestó el ojiazul, besando su cabeza mientras lo abrazaba.
Brett lo miró mal y sacó un arma de su bolsillo. —Maldito... me quitas a la madre y también al niño que ni siquiera es tuyo. ¿Sabes qué haré? Te volaré la cabeza a ti, a ese mocoso y luego iré por Elizabeth y ese bebé tuyo que tuvo—
Jughead bajó a Ethan y lo ocultó detrás de él, mirando fijamente a Brett. —Mira... conmigo desquítate lo que quieras, pero deja ir al niño, por favor—
Brett soltó una risa. —¿Por que haría eso? Debería matarlos a todos frente a ti—
Éste estaba por apretar el gatillo cuando se escucharon las sirenas de los policías. Estaban cerca, muy cerca.
Ahí el rubio apretó el gatillo con desesperación, pero el arma no tenía balas y Brett se maldijo internamente.
—¿Amenazándome con un arma sin balas? Qué inteligente de tu parte— Se burló Jughead, con una sonrisa de victoria.
Las sirenas de la policía estaban cada vez más cerca y Brett entró en desesperación. —¡Esto no termina aquí!— Amenazó.
Jughead recibió un fuerte golpe en la cabeza y lo último que vio fue a Brett fugándose y escuchar a Ethan llorar, con los policías ya en la puerta.
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El ojiazul abrió los ojos después de un buen rato sin saber de él mismo, y pudo notar que estaba en una habitación de hospital, con la cabeza queriendo explotarle.
—Papi— Lo llamó la voz de Ethan.
Jughead se sentó sobre la camilla, un poco adolorido por el golpe en la cabeza, y vio al niño ahí, parado al lado de la camilla junto a Fp.
—Este niño tiene todo el porte de un Jones, hijo. Tiene horas aquí— Avisó Fp. —¿Como te sientes?—
Jughead sonrió, mirando a su papá y también al niño. —No podría estar mejor. ¿Donde está Betty? También quiero ver a mi hija. Ethan, ven aquí—
Fp ayudó a Ethan a subir a la camilla y el pequeño se abrazó a Jughead mientras éste hacía lo mismo.
—¡Sorpresa!— Exclamó JB, entrando a la habitación con unos globos rosa.
Detrás de JB entró Alice, y más atrás entró Betty con la bebé recién nacida en sus brazos.
Jughead sonrió y su corazón una vez más se aceleró cuando Betty se le acercó con esa pequeña niña.
Betty se sentó al borde de la camilla con cuidado y dejó que Jughead viera a la bebé. —Saluda a tu hija Juggie. Quise ponerle Allison Jones Cooper, pero quería preguntarte primero. Gracias por salvar a mi niño— Besó dulcemente sus labios.
Jughead sonrió y con cuidado tomó a la bebé en sus brazos, con una sonrisa. —Allison... eres hermosa mi amor—
—Bebé— Dijo Ethan, señalando a la recién nacida.
—Tu hermanita mi vida— Le respondió Betty, sonriéndole.
—Ethan, te presento a tu hermanita, hijo— Le dijo Jughead al niño y luego miró a la bebé, y cuando la vio abrir los ojos y notó que eran idénticos a los de él, sus ojos se cristalizaron.
—Esa era la sorpresa. Tiene tus ojos— Le dijo Betty, con una sonrisa.
—Metieron a ese mal nacido a la cárcel Jughead. Gracias— Agradeció Alice, feliz.
Jughead sonrió, mirando a sus hijos, novia y familia. —Solo me falta una cosa para poder ser más feliz en este momento—
—¿Que es?— Le preguntó Betty, mirándolo con una ceja alzada.
Jughead suspiró, mirando a Betty. —Quiero adoptar a Ethan. Quiero que sea mi hijo legal— Pidió.
—¿Que? Yo pensé que ya lo era— Confesó Fp, divertido.
—Cielos Jug... también yo— Dijo JB.
Betty lo miró, con los ojos cristalizados. —¿Es... es enserio?— Preguntó.
Jughead asintió. —Solo necesito eso y por fin estaré feliz—
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